El proceso de la desaceleración en la economía de la China ocasiona una serie de variantes en las transacciones comerciales de varios de sus proveedores de materias primas y, se entiende que tal situación tiene un mayor efecto en países que, como el nuestro, le venden materias primas y excepto el estaño que va en lingotes, el resto son concentrados brutos y sin valor agregado, por tanto la disminución en los volúmenes de compra y venta, significó para el país un registro negativo de 311 millones de dólares con respecto al 2011.
Un interesante informe sobre el tema elaborado por técnicos del Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE), señala y con mucho acierto, que la desaceleración de la China no es un factor que incida en la reducción de los procesos de prospección y exploración minera en nuestro territorio.
El ejecutivo del IBCE menciona otras causas preponderantes que postergan los proyectos exploratorios de la minería boliviana, haciendo que se retrase la búsqueda de nuevos yacimientos mineros en Bolivia.
Se dice claramente que no se puede atribuir la tardanza en ejecutar planes de exploración minera al descenso en la demanda china de nuestros concentrados, lo que reduce nuestros ingresos pero no es el motivo concreto para que se maneje esa carta como pretexto para "dejar en suspenso" las exploraciones mineras. Según el IBCE las causas son otras.
Por ejemplo y es algo en lo que coinciden también los expertos e industriales de la minería privada, lo que falta es una verdadera política minera, que tenga un adecuado respaldo de una legislación clara, competitiva y atractiva para las inversiones y que éstas además sean debidamente garantizadas por normas específicas que sean respetadas y cumplidas en su máxima instancia.
La parte de competitividad tiene que ver también con una adecuada política tributaria que esté acorde con los sistemas que se aplican especialmente en los países vecinos, donde los factores de atractivo e incentivo captan la atención de las empresas mineras más grandes que no sólo ponen capitales sino que también proveen equipo moderno y transfieren tecnología de punta, aspectos que justamente son los que tienen limitantes muy marcadas en nuestro país.
Rescatando apreciaciones sobre el tema minero, se mencionan otras condiciones particulares, tal el caso de la incertidumbre en torno a la concesión de áreas de exploración y explotación minera, el caso de los avasallamientos y la falta de reposición de minas tomadas a los legítimos concesionarios, es una de las cargas que pesan a la hora de impulsar el mercado minero nacional.
Volviendo al informe del IBCE, sus expertos advierten que "el exportar sin valor agregado reduce las posibilidades de ingresos mayores porque sólo se limita la materia prima como tal". Se añade también que "si los precios de venta de minerales a China siguen bajando, ello podría tener una mayor influencia negativa sobre la producción, máxime si la tendencia de la demanda fuera a la baja".
Se recomiendan algunos aspectos importantes para enfrentar la crisis por los bajos precios, lo inmediato debe ser mejorar las condiciones de competitividad del sector y las posibilidades de inversión con reglas claras y con seguridad jurídica a favor del inversionista nacional o extranjero. Algo más, el IBCE sugiere "impulsar la demanda doméstica de materias primas para generar manufacturas, lo que implica un proceso de industrialización, algo que en Bolivia es un capítulo pendiente por el entorno y la legislación vigente para los inversionistas".
Ahora bien, en este delicado asunto hay que convenir en que se producen algunos hechos que complican la situación de la minería en general, pues parecería que de momento todo depende de los precios internacionales, incluyendo la desaceleración de la economía china, pero sin reconocer que para contrarrestar efectos negativos, no hay ningún programa de prevención, en realidad nunca existió, pese a que múltiples recomendaciones y cantidad de sugerencias se perdieron en la burocracia del Ministerio de Minería y Metalurgia, pues los anteriores ejecutivos no dieron importancia a la creación de un fondo minero impulsado en los altos precios que estuvieron vigentes por buen tiempo, para promover incentivos al sector en periodos de crisis como el que se vive actualmente. Imprevisión y política sectaria se mezclaron en los lineamientos de un organismo que debería ser eminentemente técnico especialmente la Comibol. El reciente cambio de personal en la estatal minera ratifica las constantes críticas a gestiones de inoperancia e irresponsabilidad en el manejo de la minería boliviana.
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