La mayor preocupación del tiempo presente es no saber con certidumbre cuánto más se extenderá el ciclo de precios bajos que en realidad dependen de algunas circunstancias exógenas marcadas por la presión internacional que se produce en las grandes potencias y cuyo principal protagonista es la China, considerada la segunda economía mundial.
Hay quien recuerda una predicción bíblica señalando que tras siete años de bonanza llegarán otros tantos de desgracia, aunque lo esperado no sea realmente tan trágico, pero que debe llamar la atención, no solo a creyentes, sino más bien a los profesionales que hacen seguimiento de estos ciclos en los que muchas veces no se toman previsiones y sucede lo que estamos confrontando actualmente, no hay un respaldo apropiado - se entiende financiero- para contrarrestar los efectos negativos entre los precios por el suelo y los costos por las nubes, lo que causa una brecha profunda difícil de "rellenarla".
IMPREVISIONES
En la materia no hay muchas contradicciones, al contrario son más las coincidencias que apuntan a reconocer que existieron fallas garrafales en las anteriores autoridades que no tomaron ni la más mínima previsión estando en sus manos hacerlo, en función de salvaguardar la corriente productiva minera en los tiempos malos que de todas maneras tenían que llegar.
En minería no hubo ni un mínimo programa, para no hablar de medianos o grandes proyectos dirigidos a establecer, alimentar y fomentar por ejemplo un "fondo de previsiones", tomando así sea como referencia la existencia hace años del Banco Minero de Bolivia, que en muchas circunstancias de crisis permitió a un sector de la minería salvar la penosa contingencia del juego negativo de precios.
En cambio en los países productores y en menor escala en el nuestro, se dio un fenómeno registrado por los expertos develando que en el tiempo de los buenos precios se hicieron fuertes inversiones de parte de las utilidades para exploración en busca de más yacimientos que permitan seguir en el negocio de obtener buenas utilidades. Pueda que no sean las mejores dadas las condiciones actuales, pero por lo menos el negocio continuará y puede tender a mejoras paulatinas, si el efecto competitivo entre los grandes productores así lo permite.
Se recuerda que en un buen tiempo el barril de petróleo llegó hasta los 150 dólares, tres veces de lo que actualmente se cotiza, lo que abrió un espacio de "estocamiento estratégico", para salvar los tiempos de limitaciones y lo que sucede ahora es justamente el movimiento de reservas y el uso de recursos económicos para manejar displicentemente los extremos de la oferta y la demanda, en función a los precios que manejan los "operadores" de los hilos financieros del sistema.
"NI UN QUINTO DE AHORRO"
Cuando se habla del tiempo de bonanza con buenos precios, la referencia retrocede casi una década y por lo mismo es penoso saber que en ese largo periodo no se hubiera ahorrado, "ni un quinto" en la expresión más apropiada de los entendidos, pero tampoco se sabe concretamente dónde fueron los recursos que en buenos años generó la minería nacional, hablando de la estatal y la del sistema cooperativo que también se nutrió de buenos ingresos.
No hay que olvidar tampoco que hablando de la buena minería, solo para ver lo que más brillaba, el caso del oro cuando la onza troy sobrepasó los 1.500 dólares y aunque no fue un tiempo prolongado, pero sobre los 1.000 dólares ya dejó muy buenas utilidades, aunque no siempre en la misma proporción las regalías, porque se comprobó más adelante que el oro boliviano se comercializó de contrabando en países vecinos e incluso en Estados Unidos.
El pecado de orden superior fue permitir irregularidades, no denunciarlas y cortarlas de raíz, hubo permisibilidad para irregularidades y de manera general lo que no se hizo es tomar medidas de previsión, para recuperar algunos ingresos que sean parte del "Fondo de Previsión Minera", que ni siquiera encendió el "foquito" de algunas de las burocráticas autoridades de la minería, algunas que en la actualidad fungen de analistas y otras de asesores, inclusive en la misma estatal minera, cuando en sus gestiones no pudieron conducir el carro metalero de la minería nacional.
Ahora bien, el proceso ya golpeó a la minería en general, a unos sectores con mayor dureza que a otros, obligando a estudiar medidas de contingencia para evitar el colapso de algunos centros mineros, caso de Huanuni y otras minas menores, entre las que se incluyen las cooperativas. En ambos casos se acudió al Gobierno para comprometer su ayuda, fideicomisos de por medio, medidas de emergencia y planes alternativos para mejorar los volúmenes de producción, como un paliativo (remedio temporal) a la dura crisis de precios para exportar.
PLANES E INVERSIONES
Varios planes se mencionaron, así como se habló de fuertes inversiones, que en su momento se concretarán para desarrollar intensivos trabajos de prospección y exploración minera, en busca de nuevos yacimientos que reemplacen a los casi agotados centros mineros de la República.
Hay otros proyectos, no precisamente "en carpeta" aunque su desarrollo todavía es incipiente, con algunos inconvenientes, como el caso del Mutún, considerado un importante reservorio de hierro, con proyección de su masiva industrialización y sin embargo, confrontando problemas tan peculiares, como tener a su personal impago y sin avanzar en su gigante proyección siderúrgica.
El litio, otro gigante reservorio reconocido mundialmente en el que ya se han hecho fuertes inversiones, pero continúan algunas etapas de "investigación" en pos de la "fórmula maravillosa" que determine su masiva industrialización. La competencia en países vecinos (Chile y Argentina) ya saltó varias etapas y ahora compiten por los mercados para los productos del litio.
Normas son las que faltan el país, reglamento de la Ley Minera, definición de la escala tributaria del sector y un conjunto de medidas que inviten a las inversiones garantizando seguridad jurídica y un régimen tributario de incentivo, mas no de castigo. Detalles que permitirán mantener activa a nuestra castigada minería.
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