La Feria Internacional de la Minería, Energía y Medio Ambiente que impulsó la Universidad Técnica de Oruro (UTO) y se concretó a través del denominado Campo Ferial "3 de julio", terminó con el reconocimiento a los participantes, generando una "intención de negocios" de 40 millones de dólares y reavivando el interés colectivo en buscar alternativas prácticas para mantener vigente la minería nacional.
Sin tapujos, como señalan algunos observadores y reconocen implícitamente los organizadores, existieron algunos detalles que restaron brillo al evento, empezando por la falta de adecuada promoción, un "joven equipo" se hizo cargo de la organización y le faltó experiencia, lo planificado no se cumplió al cien por ciento, e inclusive un participante en la feria, lamentó que en el segundo día de la muestra, empresarios panameños no pudieron establecer contacto con ejecutivos de la Fimen, porque simplemente no se encontraban en el campo ferial.
No hay duda que llevar adelante una feria internacional de minería, además de un simposio y extender la muestra a rubros de energía y medio ambiente, es tarea de expertos y de una serie de funcionarios conocedores de este tipo de actividades, es natural faltó orientación y especificidad de funciones.
Por lo que se sabe se trata del segundo evento de ésta naturaleza que organizó la UTO, el primero se cumplió hace años y su proceso fue una prueba de fuego para impulsar luego lo que se constituyó en la Expoteco. En el ínterin una empresa privada, especializada en la organización de ferias, desarrolló cuatro de estas y la que debía cumplirse este año se trasladó a La Paz, al no haberse logrado un acuerdo satisfactorio de orden económico.
Ese hecho motivó la organización de la Feria minera en Oruro, pues no se podía pensar en liquidar una activa promoción de la minería en el distrito eminentemente minero e impulsor de éstas actividades. Así se perfiló la nueva versión de la feria y se le quiso dar una connotación internacional, aspecto que seguramente tendrá mayor aceptación en próximos años.
Lo que sucedió en la reciente muestra, que no tuvo plena respuesta de la comunidad, no sólo por tratarse de un evento especializado, sino más bien por no promoverse los objetivos de la expo como un medio de mostrar cosas nuevas e interesantes a una población deseosa de saber más, en este caso sobre minería, la cantidad de asistentes no cubrió expectativas deseadas y habrá que saber exactamente , cuánta gente visitó la feria minera, cuántos fueron en realidad los participantes, cuál fue la inversión y qué tanto la recuperación de fondos.
Una feria, una exposición es absolutamente un negocio y hay que administrarlo en ese sentido, pues lo que se espera es mejorar condiciones de productividad con mejores elementos para ese fin, materiales principalmente, pero que sean de conocimiento anticipado de profesionales de las ramas que se exponen.
En el caso de Oruro una feria minera debe ser fortalecida, ampliada, debidamente respaldada financieramente, para alcanzar metas y auto sostenimiento. Se trata de mostrar la importancia, el valor y la perspectiva de la producción minera.
Algo importante es devolverle sentido a una entidad gestora de ferias, como una verdadera empresa, como parte de la diversificación del crecimiento universitario, pero con criterios más definidos y adecuadamente planificados. Se trata de Oruro, su prestigio y el de su Universidad.
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