El litio, el "oro blanco" como lo denominan algunos empresarios mineros del exterior, abrió los ojos de muchos inversionistas, especialmente asiáticos que tienen cierta experiencia en la industrialización de la materia prima para fabricar las ahora muy requeridas "baterías de litio" para energizar la nueva generación de automóviles.
Algo irrebatible es que el salar de Uyuni –sin contar Coipasa- es el desierto salino más grande del mundo con una extensión mayor a los 10 mil kilómetros cuadrados, lo que se convierte en el mayor "señuelo" para los inversionistas que desean "asegurar" una provisión regular de materia prima para producir las baterías de litio y otra serie de productos requeridos por la nueva tecnología
LA CHINA
Una de las ofertas que se aproximaría más que otras a las proyecciones del Gobierno, en el cumplimiento de ciertas condiciones para convertirse en socio estratégico en el proyecto del litio, sería la China que por su experiencia en la fase industrial respondería plenamente al plan oficial que establece una primera fase a cargo del Estado boliviano para la obtención de carbonato de litio en una planta instalada en el salar de Uyuni, la misma que será ampliada en la medida en que se requiera esa materia para encarar la industrialización de la misma para la producción de las baterías de litio.
Sin especificar cuáles son las bondades de la oferta china, en niveles de gobierno, simplemente se señala que es la más completa en cuanto a los fines de la futura producción de baterías y los montos de inversión.
OTRAS PROPUESTAS
En lo que va del tiempo de resurgimiento del proyecto litio, mucho agua corrió bajo el puente, según el dicho popular y eso significa que son varias las ofertas que han llegado al país al Ministerio de Minería y Metalurgia (MMM), aunque otros interesados optaron por enviar directamente misiones de sus técnicos a Bolivia para observar directamente el yacimiento, evaluarlo y hacer su oferta.
El caso de Japón que seguramente está al igual que China o muy próximo a esa oferta considerando que su mayor interés es impulsar la industria de baterías para los automóviles que fabrica y que son de marcas mundiales.
Ya se explicó que Finlandia estaría también en la competencia, dadas las características de su gigante empresa productora de teléfonos celulares de la marca Nokia, que igualmente tienen interés en asociarse con el Gobierno boliviano para el emprendimiento de la industrialización de baterías y pilas.
También está en la carrera la empresa surcoreana Korea Resources (Kores) que en el presente mes de mayo tendrá una delegación de observación y diálogo que intentará alcanzar su objetivo de incluirse entre los futuros socios del megaproyecto de explotación e industrialización del litio en Bolivia.
En todo caso fuera de las consideradas "ofertas más serias" hay otras que no deberían ser descartadas y que por ciertas características de operabilidad, tecnología reconocida, calidad de producto, experiencia técnico química y otros valores pueden servir de referente a la hora de tomar decisiones, es el caso de la Bolloré de Francia, Brasil en nuestro continente, Irán que inclusive como Venezuela avanzaron en cierto tipo de "acuerdos de buenas intenciones" a no dudarlo con fines también de sumarse a los grandes y experimentados países e industrias inversionistas.
El esquema inicialmente planteado – salvo variantes recientes – señala que el Estado boliviano correría con la responsabilidad financiera y técnica de las dos primeras fases de la explotación del litio en el salar de Uyuni, una primera a través de una planta piloto para la obtención de carbonato de litio; una segunda fase consistiría en la producción de litio metálico que se aproxima más a la producción de materia prima para la fabricación de las baterías, que sería la tercera fase en la que necesariamente debe incluirse un socio que tenga la capacidad suficiente de inversión y tecnología adecuada para desarrollar la fase de producción masiva de las baterías.
No se descarta que tras el cumplimiento de esas etapas pueda ampliarse el proyecto –como lo manifestó el Presidente– a la fabricación de automóviles con tecnología extranjera, posiblemente del Japón, pero con marca y sello boliviano. Un proyecto de envergadura y por supuesto con perspectiva de una masiva contratación de gente, lo que significaría generar miles de empleos.
Queda un tanto en suspenso la proyección que debe cumplirse en el salar de Coipasa con importantes reservas de litio, y de acuerdo a las primeras estimaciones con una variante excelente de una posible obtención de otros productos requeridos mundialmente y que son derivados del carbonato de litio. Igualmente se entiende que para esa parte de industrialización también existen potenciales inversionistas interesados provenientes de países asiáticos y que igualmente están interesados en invertir y transferir sus experiencias y tecnología.
Agencia Uru – apoyo agencias
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