Aunque todo lo que se dice y se hace hasta el momento en relación al proyecto del litio en nuestro país, muestra indecisiones, parece que marca avances sustanciales en su difícil implementación pero hay otros factores que mantienen la incertidumbre ciudadana frente a emprendimientos que hacen países vecinos en la misma materia con mayor decisión e inclusive con algunas desventajas en materia de orden financiero que en el caso boliviano no sería –inicialmente– ninguna traba para que el megaproyecto comience a funcionar.
Ya en el mes de abril se informó sobre el agresivo programa de exploración y explotación de litio en la provincia argentina de Jujuy, con una inversión muy próxima a los 400 millones de dólares que comprometió invertir la firma canadiense Lithium Americas Corp. (LAC)
La localización del proyecto, como informáramos en pasadas ediciones de Perspectiva Minera, tiene localización en el "reducido" salar de Cauchari, donde la LAC explotará durante 20 años litio metálico y carbonato de litio. La proyección de la firma canadiense es alcanzar 40.000 toneladas anualmente de las reservas del salar de Jujuy que permitirán producir un millón de toneladas de litio metálico y más de cinco millones de toneladas de carbonato de litio.
Lo importante es que la Lithium Américas Corp. no pierde tiempo y ese proyecto está ya en marcha sin mayores condiciones que el acuerdo con el Gobierno argentino que obtendrá importantes utilidades por el uso del estratégico mineral que será extraído por dos décadas, en función del acuerdo inicial.
Cuando los expertos hacen los análisis de las perspectivas de los requerimientos mundiales del litio definen ciertos parámetros de inversión, la importancia de las reservas de los yacimientos, pero además la capacidad de operaciones para cubrir la demanda del producto y en esa alternativa se reitera que Chile ostenta el primer lugar como país productor de litio, Argentina con el emprendimiento en el salar de Cauchari y el de Olaroz, donde existen reservas probadas que la canadiense LAC no desaprovechará.
A propósito de la apreciación de los expertos internacionales con Chile y Argentina en los lugares de privilegio en –entiéndase bien- producción de litio no se puede entender que Bolivia, poseedora del yacimiento más grande del mundo en litio con una reserva del 52 por ciento de las reservas del planeta, esté fuera de ese pequeño ranking de producción.
El asunto es simple, tenemos una gran reserva pero es tan incipiente el proceso de su explotación que no se sabe qué tiempo más tendremos que esperar lo bolivianos para que nuestra mayor riqueza mineralógica nos coloque en el nivel competitivo en producción y aprovechamiento del litio, mientras que países vecinos avanzan sin demora en la carrera de proveer del estratégico "oro blanco" a las grandes industrias del mundo.
La preocupación por la demora no se relaciona con el peligro de no tener más adelante un mercado para vender litio, claro que no, en tanto no se cambie la "matriz" energética en el mundo, como ya sucede con experimentos especiales para sustituir precisamente el litio y aprovechar otros medios de energía. Esa es la apreciación de expertos chinos cuando se refieren a la oportunidad de aprovechar las ventajas de una demanda mundial de alta capacidad y no ponerse en el riesgo de producir mucho litio, cuando haya sido sustituido.
Cauchari en la Argentina, el tema de Zacatecas en México y otro proyecto europeo, son realmente factores de alta competitividad. El riesgo está en la demora de producir litio metálico y carbonato de litio.
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