El Cerro Rico de Potosí, que fue el soporte de la colonia española en América, todavía contiene tanta plata como la que se ha explotado de forma frenética y sin parar durante 464 años.
Hablar de una riqueza semejante aún por extraer después de casi cinco siglos parece una hipérbole propia de una ciudad de leyenda como Potosí, donde sus escritores y pintores de la época colonial describían al Cerro como un regalo de Dios para los hombres.
Sin embargo no es una exageración porque ingenieros bolivianos que estudian cómo equilibrar la explotación con la preservación de la forma cónica de la montaña, establecieron que el Cerro posee casi 1.220 millones de toneladas de minerales, principalmente de plata.
"Hay tanta plata como la que ya ha salido", dijo Corsino Morales, ingeniero del Servicio Nacional de Geología y Técnico de Minas de Potosí, que destaca la cifra del tamaño de la riqueza calculada en la superficie y en el interior de la magnifica mina.
Paradójicamente, la plata que salió de Potosí al mundo no cambió sustancialmente la vida de la mayoría de los habitantes de esta región donde es visible la pobreza, pero donde el turismo también puede ayudar a aliviarla si la montaña se mantiene como un atractivo mundial.
La explotación del Cerro comenzó en 1545, durante la colonia española. Desde entonces no se detuvo nunca y actualmente unos diez mil mineros entran a diario al subsuelo para abrir socavones con dinamita y extraer al menos 2.000 toneladas diarias de tierra con minerales.
La cima del famoso Cerro tiene una altitud de 4.702 metros sobre el nivel del mar.
La cúspide es el lugar más rico del gigantesco yacimiento pero la explotación en ese sector está prohibida para evitar que el Cerro quede descabezado y pierda la forma cónica que aún puede divisarse a la distancia, desde la Capital potosina.
LOS RIESGOS
Los ingenieros entrevistados han establecido que hay hundimientos y fracturas en algunos sectores que deben someterse a una preservación, si bien han asegurado que no hay peligro de desplome como temen dirigentes regionales y expertos en patrimonio.
Y es que la mina es una gigantesca roca solida que podría sufrir un derrumbe sólo si hay un terremoto, aunque tiene perforaciones y galerías que en línea se extenderían a lo largo de 90 kilómetros, según una reciente medición que investigó el deterioro de la estructura de la mina.
Morales, quien coordinó ese estudio, cree que esta cifra puede subir a 160 kilómetros, que es la distancia existente entre Potosí y Sucre; aunque Arancibia cree posible más de 500 kilómetros de cuevas.
Hablar de una riqueza semejante aún por extraer después de casi cinco siglos parece una hipérbole propia de una ciudad de leyenda como Potosí, donde sus escritores y pintores de la época colonial describían al Cerro como un regalo de Dios para los hombres.
Sin embargo no es una exageración porque ingenieros bolivianos que estudian cómo equilibrar la explotación con la preservación de la forma cónica de la montaña, establecieron que el Cerro posee casi 1.220 millones de toneladas de minerales, principalmente de plata.
"Hay tanta plata como la que ya ha salido", dijo Corsino Morales, ingeniero del Servicio Nacional de Geología y Técnico de Minas de Potosí, que destaca la cifra del tamaño de la riqueza calculada en la superficie y en el interior de la magnifica mina.
Paradójicamente, la plata que salió de Potosí al mundo no cambió sustancialmente la vida de la mayoría de los habitantes de esta región donde es visible la pobreza, pero donde el turismo también puede ayudar a aliviarla si la montaña se mantiene como un atractivo mundial.
La explotación del Cerro comenzó en 1545, durante la colonia española. Desde entonces no se detuvo nunca y actualmente unos diez mil mineros entran a diario al subsuelo para abrir socavones con dinamita y extraer al menos 2.000 toneladas diarias de tierra con minerales.
La cima del famoso Cerro tiene una altitud de 4.702 metros sobre el nivel del mar.
La cúspide es el lugar más rico del gigantesco yacimiento pero la explotación en ese sector está prohibida para evitar que el Cerro quede descabezado y pierda la forma cónica que aún puede divisarse a la distancia, desde la Capital potosina.
LOS RIESGOS
Los ingenieros entrevistados han establecido que hay hundimientos y fracturas en algunos sectores que deben someterse a una preservación, si bien han asegurado que no hay peligro de desplome como temen dirigentes regionales y expertos en patrimonio.
Y es que la mina es una gigantesca roca solida que podría sufrir un derrumbe sólo si hay un terremoto, aunque tiene perforaciones y galerías que en línea se extenderían a lo largo de 90 kilómetros, según una reciente medición que investigó el deterioro de la estructura de la mina.
Morales, quien coordinó ese estudio, cree que esta cifra puede subir a 160 kilómetros, que es la distancia existente entre Potosí y Sucre; aunque Arancibia cree posible más de 500 kilómetros de cuevas.
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