Los efectos del descenso en las exportaciones de nuestros minerales se sentirán en los próximos meses, una vez que desde el Tesoro General de la Nación se recorten las asignaciones que corresponden a los distritos al haber disminuido las divisas, lo que también tendrá impacto en la rebaja de ingresos departamentales que las prefecturas perciben vía regalías. Lo oficialmente reconocido es que se desplomaron las exportaciones mineras, lo que significa una pérdida mayor a 230 millones de dólares.
Hay detalles diferentes en lo que atañe específicamente a las cifras que se manejan en los informes del ministerio de minería, pues según publicaciones del día 27 de agosto, se indica que “en el primer semestre de este año las ventas descendieron en más de 25 % en comparación con el mismo periodo del 2008. La pérdida fue de 251,38 millones de dólares”. El informe añade que “de enero a junio 2008 las exportaciones mineras sumaron 998,61 millones de dólares, en tanto que en los primeros seis meses del 2009 llegaron tan solo a 747,23 millones, la causa fue la caída de precios promedio”. Otro dato señala que las regalías mineras descendieron en 43% que corresponde a 22,69 millones de dólares.
Otro registro periodístico atribuido al boletín estadístico del ministerio de minería y publicado el día 29 de agosto señala “que el valor de producción de minerales bajó en más de 236,93 millones de dólares. En el primer semestre de este año llegó a tan sólo 831,16 millones, 22% menos que el mismo periodo del 2008, que superó 1.068 millones, en cuanto a regalías mineras entre enero y junio 2009 la pérdida sumó 22.69 millones”, esta última cifra coincide con la primera publicación, pero como se puede observar en los otros detalles hay variantes que dejan dudas sobre las cantidades y montos reales.
Lo único evidente empero es que las exportaciones de minerales disminuyeron y por lógica consecuencia bajó la recuperación económica a favor del TGN a nivel nacional y por regalías en los departamentos productores.
Los expertos en minería señalan que el problema de precios de los minerales en los grandes mercados internacionales es cíclico, de periodos cortos o prolongados, en función al movimiento, uso e industrialización de las materias primas que se transforman en una variedad de productos en los países productores donde establecen de manera muy concreta las fases de las variables de comercialización de materias primas, por tanto con la consecuencia lógica de afectación a las economías “subdesarrolladas” como la nuestra.
Frente a estas circunstancias, de ciclos perjudiciales, se hace necesario implementar un sistema financiero “solidario” que permita compensar a los productores los altibajos en los precios de venta de concentrados, aspecto que evitaría el colapso de varias minas en tiempos de precios bajos, permitiendo una competencia de equilibrio que mantendría la actividad productiva minera sin poner en riesgo las fuentes de empleo. Dirigentes de la minería chica, principalmente, también los mineros medianos insisten en plantear la reposición del Banco Minero de Bolivia como ente financiero en periodos de crisis y como impulsor de grandes operaciones en tiempos de precios altos. La minería necesita de un sistema de créditos operables fácilmente y con intereses blandos para garantizar el trabajo productivo en cualquier circunstancia.
Hay detalles diferentes en lo que atañe específicamente a las cifras que se manejan en los informes del ministerio de minería, pues según publicaciones del día 27 de agosto, se indica que “en el primer semestre de este año las ventas descendieron en más de 25 % en comparación con el mismo periodo del 2008. La pérdida fue de 251,38 millones de dólares”. El informe añade que “de enero a junio 2008 las exportaciones mineras sumaron 998,61 millones de dólares, en tanto que en los primeros seis meses del 2009 llegaron tan solo a 747,23 millones, la causa fue la caída de precios promedio”. Otro dato señala que las regalías mineras descendieron en 43% que corresponde a 22,69 millones de dólares.
Otro registro periodístico atribuido al boletín estadístico del ministerio de minería y publicado el día 29 de agosto señala “que el valor de producción de minerales bajó en más de 236,93 millones de dólares. En el primer semestre de este año llegó a tan sólo 831,16 millones, 22% menos que el mismo periodo del 2008, que superó 1.068 millones, en cuanto a regalías mineras entre enero y junio 2009 la pérdida sumó 22.69 millones”, esta última cifra coincide con la primera publicación, pero como se puede observar en los otros detalles hay variantes que dejan dudas sobre las cantidades y montos reales.
Lo único evidente empero es que las exportaciones de minerales disminuyeron y por lógica consecuencia bajó la recuperación económica a favor del TGN a nivel nacional y por regalías en los departamentos productores.
Los expertos en minería señalan que el problema de precios de los minerales en los grandes mercados internacionales es cíclico, de periodos cortos o prolongados, en función al movimiento, uso e industrialización de las materias primas que se transforman en una variedad de productos en los países productores donde establecen de manera muy concreta las fases de las variables de comercialización de materias primas, por tanto con la consecuencia lógica de afectación a las economías “subdesarrolladas” como la nuestra.
Frente a estas circunstancias, de ciclos perjudiciales, se hace necesario implementar un sistema financiero “solidario” que permita compensar a los productores los altibajos en los precios de venta de concentrados, aspecto que evitaría el colapso de varias minas en tiempos de precios bajos, permitiendo una competencia de equilibrio que mantendría la actividad productiva minera sin poner en riesgo las fuentes de empleo. Dirigentes de la minería chica, principalmente, también los mineros medianos insisten en plantear la reposición del Banco Minero de Bolivia como ente financiero en periodos de crisis y como impulsor de grandes operaciones en tiempos de precios altos. La minería necesita de un sistema de créditos operables fácilmente y con intereses blandos para garantizar el trabajo productivo en cualquier circunstancia.
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