Un informe de la Fundación Milenio de meses atrás, no precisamente el último, refiere que la participación de la industria extractiva (minería e hidrocarburos) tuvo una significativa participación en el valor total de las exportaciones del año 2008, marcando un 72.4%. Se traduce el informe en el registro total de exportaciones que llegó a 6 mil 836.5 millones de $us, de los que hidrocarburos y minería anotaron 4 mil 950,1 millones.
Hay interesantes referencias que comúnmente no se toman en cuenta en los análisis que se efectúan para fines de observar la evolución financiera nacional, por ejemplo se insinúa que “el modelo económico neoliberal” vigente en el país desde la dictación del famoso D.S. 21060, es el que ha permitido –en su tiempo– inversiones de magnitud como las que se concretaron en Potosí con los proyectos mineros de San Cristóbal y San Bartolomé por lo menos el primero que demoró más de 10 años para entrar en su fase productiva que en el momento presente ha permitido un repunte interesante en el Producto Interno Bruto (PIB) regional, demostrando que las exportaciones mineras son altamente redituables para la economía nacional.
Por supuesto que las exportaciones de gas han tenido también su parte de influencia en el crecimiento económico nacional correspondiente a la gestión pasada. La venta al Brasil y lo que se exportó a la Argentina tiene su porcentaje favorable con una posición ratificatoria de que los recursos naturales son la base de la economía boliviana. Sin embargo hay algo que debe aclararse y es que la capacidad productiva del sector se ha mantenido estática, tanto así que no se han producido nuevas perforaciones de pozos lo que es preocupante, considerando los compromisos de exportación de gas que en lugar de subir se han estancado y en algunos casos como Brasil están disminuyendo.
Una perspectiva menos halagüeña que la del año pasado se prevé para el resto de la gestión presente, según las previsiones del Fondo Monetario Internacional (FMI) que espera una tercera ola de la crisis financiera mundial que por supuesto tendrá efectos en países de economía restringida como el nuestro. Se habla de otro descenso en los precios de minerales e hidrocarburos, aunque para el último cuatrimestre se espera un repunte en ciertos precios de minerales y posiblemente en acuerdos para mejorar índices de producción gasífera, con lo que se enfrentarían las variables financieras del sistema que para nosotros seguirá siendo, aunque así no lo reconozcan, el de tipo neoliberal.
Varios otros proyectos están en marcha, pero todo dependerá de las políticas que en nivel oficial se instrumenten para atraer primero y garantizar luego las necesarias inversiones que pueden movilizar proyectos de la minería y de los hidrocarburos. (Agencia Uru)
Hay interesantes referencias que comúnmente no se toman en cuenta en los análisis que se efectúan para fines de observar la evolución financiera nacional, por ejemplo se insinúa que “el modelo económico neoliberal” vigente en el país desde la dictación del famoso D.S. 21060, es el que ha permitido –en su tiempo– inversiones de magnitud como las que se concretaron en Potosí con los proyectos mineros de San Cristóbal y San Bartolomé por lo menos el primero que demoró más de 10 años para entrar en su fase productiva que en el momento presente ha permitido un repunte interesante en el Producto Interno Bruto (PIB) regional, demostrando que las exportaciones mineras son altamente redituables para la economía nacional.
Por supuesto que las exportaciones de gas han tenido también su parte de influencia en el crecimiento económico nacional correspondiente a la gestión pasada. La venta al Brasil y lo que se exportó a la Argentina tiene su porcentaje favorable con una posición ratificatoria de que los recursos naturales son la base de la economía boliviana. Sin embargo hay algo que debe aclararse y es que la capacidad productiva del sector se ha mantenido estática, tanto así que no se han producido nuevas perforaciones de pozos lo que es preocupante, considerando los compromisos de exportación de gas que en lugar de subir se han estancado y en algunos casos como Brasil están disminuyendo.
Una perspectiva menos halagüeña que la del año pasado se prevé para el resto de la gestión presente, según las previsiones del Fondo Monetario Internacional (FMI) que espera una tercera ola de la crisis financiera mundial que por supuesto tendrá efectos en países de economía restringida como el nuestro. Se habla de otro descenso en los precios de minerales e hidrocarburos, aunque para el último cuatrimestre se espera un repunte en ciertos precios de minerales y posiblemente en acuerdos para mejorar índices de producción gasífera, con lo que se enfrentarían las variables financieras del sistema que para nosotros seguirá siendo, aunque así no lo reconozcan, el de tipo neoliberal.
Varios otros proyectos están en marcha, pero todo dependerá de las políticas que en nivel oficial se instrumenten para atraer primero y garantizar luego las necesarias inversiones que pueden movilizar proyectos de la minería y de los hidrocarburos. (Agencia Uru)
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