Actualmente no faltan noticias, comentarios y variedad de análisis en torno a los “grandes” proyectos mineros del país lo que ha creado una lógica expectativa en la ciudadanía en general, pero particularmente entre los vecinos de las zonas aledañas a los próximos centros de “producción intensiva” caso del Mutún en el oriente o el litio en el occidente.
Todavía no se ha recuperado plenamente la cotización internacional de los minerales, fenómeno que se presenta paulatinamente y sin embargo se habla de una inmediata reactivación de labores en varias minas que aún están cerradas, pero que podrían salir adelante si realmente cambian los precios.
En el caso del gigante proyecto del Mutún ya se dieron por descontadas las operaciones de la empresa hindú Jindal Steel y resulta que recién el Gobierno dispuso la transferencia oficial de las tierras que necesitan los inversionistas para el desarrollo del proyecto, pero la gente de la zona está pendiente de una política abierta de contratación de personas, que dicho sea de paso no tienen la menor idea del trabajo minero, pero que sí pueden adiestrarse en tan pesadas tareas aprovechando la demanda laboral que se presentará luego. El problema se complicará un poquito para la ciudad más próxima porque además ya se observa la migración de gente del occidente hacia Puerto Suárez.
Al otro lado del país sucede otro tanto, aunque no se detectó migración por ejemplo desde el valle o el oriente, pero sí hay esperanza en que para la futura explotación del litio en los Salares de Uyuni y Coipasa se necesitará de una importante fuerza laboral particularmente de las zonas de Potosí y Oruro.
El proyecto de San Cristóbal ahora con empresarios japoneses que definieron su estrategia para mover el colosal proyecto minero que sólo con su producción sobrepasa el 40 por ciento de las exportaciones de minerales del país, además de que la “Sumitomo” ha puesto también sus ojos en las salmueras de Uyuni, que ya están muy próximas a su actual centro de operaciones mineras y que de concretarse en otra fase de inversión activará miles de empleos seguros.
No hay que dejar de lado el proyecto de los coreanos en la Mina de Coro Coro, donde se explota cobre y que en función a su crecimiento demandará mayor cantidad de mano de obra, lo que abre perspectivas interesantes en materia de empleo, tomando en cuenta que también se pondrá un marcha un ambicioso proyecto biohidrometalúrgico que permitirá obtener cobre de alta pureza y por supuesto con ampliación de su planilla laboral.
No cabe duda que se perfilan mejores tiempos para la economía nacional, en base al desarrollo de esos “grandes” proyectos los que deben implementarse convenientemente para garantizar fuentes de empleo, pero sobre todo retorno de utilidades para cubrir inversiones y contribuir de manera directa al desarrollo de las regiones mineras y del país en su conjunto.
Todavía no se ha recuperado plenamente la cotización internacional de los minerales, fenómeno que se presenta paulatinamente y sin embargo se habla de una inmediata reactivación de labores en varias minas que aún están cerradas, pero que podrían salir adelante si realmente cambian los precios.
En el caso del gigante proyecto del Mutún ya se dieron por descontadas las operaciones de la empresa hindú Jindal Steel y resulta que recién el Gobierno dispuso la transferencia oficial de las tierras que necesitan los inversionistas para el desarrollo del proyecto, pero la gente de la zona está pendiente de una política abierta de contratación de personas, que dicho sea de paso no tienen la menor idea del trabajo minero, pero que sí pueden adiestrarse en tan pesadas tareas aprovechando la demanda laboral que se presentará luego. El problema se complicará un poquito para la ciudad más próxima porque además ya se observa la migración de gente del occidente hacia Puerto Suárez.
Al otro lado del país sucede otro tanto, aunque no se detectó migración por ejemplo desde el valle o el oriente, pero sí hay esperanza en que para la futura explotación del litio en los Salares de Uyuni y Coipasa se necesitará de una importante fuerza laboral particularmente de las zonas de Potosí y Oruro.
El proyecto de San Cristóbal ahora con empresarios japoneses que definieron su estrategia para mover el colosal proyecto minero que sólo con su producción sobrepasa el 40 por ciento de las exportaciones de minerales del país, además de que la “Sumitomo” ha puesto también sus ojos en las salmueras de Uyuni, que ya están muy próximas a su actual centro de operaciones mineras y que de concretarse en otra fase de inversión activará miles de empleos seguros.
No hay que dejar de lado el proyecto de los coreanos en la Mina de Coro Coro, donde se explota cobre y que en función a su crecimiento demandará mayor cantidad de mano de obra, lo que abre perspectivas interesantes en materia de empleo, tomando en cuenta que también se pondrá un marcha un ambicioso proyecto biohidrometalúrgico que permitirá obtener cobre de alta pureza y por supuesto con ampliación de su planilla laboral.
No cabe duda que se perfilan mejores tiempos para la economía nacional, en base al desarrollo de esos “grandes” proyectos los que deben implementarse convenientemente para garantizar fuentes de empleo, pero sobre todo retorno de utilidades para cubrir inversiones y contribuir de manera directa al desarrollo de las regiones mineras y del país en su conjunto.
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