Puede resultar “machacona” la insistencia en exigir una reactivación minera en vista de que hasta el presente no se ha producido una variante sustancial en el manejo del sistema productivo de los minerales, especialmente en la zona occidental del país, donde nos ubicamos junto a Potosí y parte de La Paz como los distritos que viven de la minería y pese a las restricciones evidentes en el Poder Ejecutivo seguimos siendo sostén de la economía nacional.
En el Gobierno, ni duda cabe, saben perfectamente que Oruro y Potosí viven de los ingresos que produce la minería, vía impuestos y regalías, pero además asegurando un importante sostenimiento de miles de fuentes de empleo lo que significa quitarle al poder ejecutivo una fuerte carga de problemas sociales por reclamos justificados cuando no hay trabajo. Frente a esa realidad no se debe postergar planes pragmáticos de incentivo a la minería, de manera que muchos interesados puedan buscar en Bolivia y en la zona occidental un motivo seguro para sus inversiones, lo que se convertirá en una espiral de desarrollo colectivo por las condiciones excepcionales que ofrece la minería en su generalidad.
Es cierto que también tenemos otros rubros alternativos de producción, pero los mismos no han sido desarrollados en la magnitud que se quisiera para convertirse en sustitutos de la minería. La agricultura es incipiente, la ganadería crece intensivamente, especialmente de los camélidos, pero tampoco tiene el apoyo suficiente como para reemplazar los ingresos que produce la minería.
Hay otras opciones sustitutivas pero planificadas para el futuro inmediato, caso del turismo que está comenzando a interesar a potenciales viajeros de Europa y de los Estados Unidos, empero la infraestructura del sistema es todavía insuficiente en aquellos centros de atracción ubicados en el área rural.
Hay alternativas interesantes, pero se necesita una buena fuente de ingresos económicos que muy bien manejados pueden permitirnos fortalecer todas esas iniciativas que sin embargo no serán cristalizarlas si antes no aseguramos una verdadera
reactivación de la minería, que es la fuente más segura para generar el financiamiento necesario que impulse el desarrollo armónico departamental y de la zona occidental en conjunto.
Por esa circunstancia válida en la expectativa de los orureños es reiterativo el planteamiento de exigir la aplicación de la tan mentada y al mismo tiempo postergada reactivación de la minería nacional.
En el Gobierno, ni duda cabe, saben perfectamente que Oruro y Potosí viven de los ingresos que produce la minería, vía impuestos y regalías, pero además asegurando un importante sostenimiento de miles de fuentes de empleo lo que significa quitarle al poder ejecutivo una fuerte carga de problemas sociales por reclamos justificados cuando no hay trabajo. Frente a esa realidad no se debe postergar planes pragmáticos de incentivo a la minería, de manera que muchos interesados puedan buscar en Bolivia y en la zona occidental un motivo seguro para sus inversiones, lo que se convertirá en una espiral de desarrollo colectivo por las condiciones excepcionales que ofrece la minería en su generalidad.
Es cierto que también tenemos otros rubros alternativos de producción, pero los mismos no han sido desarrollados en la magnitud que se quisiera para convertirse en sustitutos de la minería. La agricultura es incipiente, la ganadería crece intensivamente, especialmente de los camélidos, pero tampoco tiene el apoyo suficiente como para reemplazar los ingresos que produce la minería.
Hay otras opciones sustitutivas pero planificadas para el futuro inmediato, caso del turismo que está comenzando a interesar a potenciales viajeros de Europa y de los Estados Unidos, empero la infraestructura del sistema es todavía insuficiente en aquellos centros de atracción ubicados en el área rural.
Hay alternativas interesantes, pero se necesita una buena fuente de ingresos económicos que muy bien manejados pueden permitirnos fortalecer todas esas iniciativas que sin embargo no serán cristalizarlas si antes no aseguramos una verdadera
reactivación de la minería, que es la fuente más segura para generar el financiamiento necesario que impulse el desarrollo armónico departamental y de la zona occidental en conjunto.
Por esa circunstancia válida en la expectativa de los orureños es reiterativo el planteamiento de exigir la aplicación de la tan mentada y al mismo tiempo postergada reactivación de la minería nacional.
No hay comentarios:
Publicar un comentario