El año que ya se acabó, en un periodo de nueve meses, ha sido excelente para las exportaciones de nuestros minerales al mantenerse una escala de precios que avizoraba un largo tiempo de jolgorio, según algunos “entendidos” con prolongación de hasta 10 ó 15 años. Los sueños fueron bellos.
La realidad se ocupó de despertar a los industriales mineros cuando comenzó el descenso de las cotizaciones y que todavía se pensaba como un proceso pasajero que no tendría mayores efectos en nuestras aspiraciones productivas, pese a que de manera generalizada el sector minero en conjunto exigía una política minera definida desde el Ministerio del ramo, que todavía no se da.
Entre aquellas expectativas se produjeron algunos hechos connotativos como la nacionalización de la empresa fundidora de Vinto en Oruro y la política de apertura laboral en Huanuni, que de casi mil subió a poco menos de cinco mil trabajadores, todos asalariados…era todavía un buen tiempo.
No faltaron las triquiñuelas ambientalistas, que para justificar la vigencia de ciertas Ong,s le dieron con todo a la minería privada, especialmente la mediana con el rótulo de “defensa del medio ambiente”, algunas de esas acciones fueron respondidas vehemente por trabajadores mineros ante la perspectiva de quedarse sin fuentes de empleo que, naturalmente, no reemplazarían los defensores del medio ambiente.
Los avasallamientos de propiedades mineras marcaron otro estigma de la política partidista que permite ilegalidades para sostener un supuesto conjunto de medidas sociales, cuando en realidad lo que hace es frenar el desarrollo, más grave aún, mostrando la cara de inseguridad que le resta seriedad al país.
Perspectiva Minera en sus últimos números rescató el pensamiento y algunos comentarios de entendidos en la actividad minera, expertos que visualizan un futuro de complicaciones (en minería) si no se aprueban medidas de incentivo, adecuadas regulaciones tributarias, pero por sobre todas las cosas, seguridad jurídica y la creación real de un banco de fomento a la minería. No se trata de planteamientos exagerados o difíciles de ser atendidos, son nada más que el soporte estratégico para dinamizar la actividad minera que merece particular dedicación desde el Poder Ejecutivo para que continúe generando la mayor cantidad de divisas para el TGN.
Lo incomprensible empero sigue siendo la lentitud de las autoridades del Ministerio de Minería y Metalurgia en la estructuración y aplicación de un proyecto de actividades mineras, que se cumpla desde la fase de exploración, pasando por la prospección, explotación y la exportación de nuestras materias primas, mejor si fuera con valor agregado para elevar los volúmenes de venta y la obtención similar de utilidades que hagan posible la vigencia de inversiones y su crecimiento constante y garantizado. De esa manera aseguraríamos las políticas mineras que siguen siendo inseguras en su desarrollo.
La realidad se ocupó de despertar a los industriales mineros cuando comenzó el descenso de las cotizaciones y que todavía se pensaba como un proceso pasajero que no tendría mayores efectos en nuestras aspiraciones productivas, pese a que de manera generalizada el sector minero en conjunto exigía una política minera definida desde el Ministerio del ramo, que todavía no se da.
Entre aquellas expectativas se produjeron algunos hechos connotativos como la nacionalización de la empresa fundidora de Vinto en Oruro y la política de apertura laboral en Huanuni, que de casi mil subió a poco menos de cinco mil trabajadores, todos asalariados…era todavía un buen tiempo.
No faltaron las triquiñuelas ambientalistas, que para justificar la vigencia de ciertas Ong,s le dieron con todo a la minería privada, especialmente la mediana con el rótulo de “defensa del medio ambiente”, algunas de esas acciones fueron respondidas vehemente por trabajadores mineros ante la perspectiva de quedarse sin fuentes de empleo que, naturalmente, no reemplazarían los defensores del medio ambiente.
Los avasallamientos de propiedades mineras marcaron otro estigma de la política partidista que permite ilegalidades para sostener un supuesto conjunto de medidas sociales, cuando en realidad lo que hace es frenar el desarrollo, más grave aún, mostrando la cara de inseguridad que le resta seriedad al país.
Perspectiva Minera en sus últimos números rescató el pensamiento y algunos comentarios de entendidos en la actividad minera, expertos que visualizan un futuro de complicaciones (en minería) si no se aprueban medidas de incentivo, adecuadas regulaciones tributarias, pero por sobre todas las cosas, seguridad jurídica y la creación real de un banco de fomento a la minería. No se trata de planteamientos exagerados o difíciles de ser atendidos, son nada más que el soporte estratégico para dinamizar la actividad minera que merece particular dedicación desde el Poder Ejecutivo para que continúe generando la mayor cantidad de divisas para el TGN.
Lo incomprensible empero sigue siendo la lentitud de las autoridades del Ministerio de Minería y Metalurgia en la estructuración y aplicación de un proyecto de actividades mineras, que se cumpla desde la fase de exploración, pasando por la prospección, explotación y la exportación de nuestras materias primas, mejor si fuera con valor agregado para elevar los volúmenes de venta y la obtención similar de utilidades que hagan posible la vigencia de inversiones y su crecimiento constante y garantizado. De esa manera aseguraríamos las políticas mineras que siguen siendo inseguras en su desarrollo.
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