Frente a la crisis de la minería, ante la posibilidad de que el registro de precios bajos persista un buen tiempo, las autoridades de Gobierno adoptaron algunas medidas paliativas, como la creación de un fondo de soporte para los mineros del zinc y posiblemente habrá otro para los que explotan estaño, sin embargo una medida interesante esbozada en el Ministerio de Trabajo apunta a la elaboración de una estrategia de emergencia que dispone para los mineros cesantes un cambio de rubro, que puede ser temporal o permanente.
De qué trata este asunto, veamos. Ante el inminente despido de trabajadores mineros, especialmente en las empresas privadas pero también con efecto en las cooperativas y aún en las minas que opera Comibol, el Gobierno delinea una estrategia de emergencia de “reconversión” de la mano de obras (de los mineros) hacia otros rubros.
Se amplía la explicación cuando el Ministro de Trabajo confirma la aplicación del plan que “consistirá en conectar a los mineros con la fuerza productiva necesaria, ya que el empleo no puede ser pagano de la crisis”, por tanto dice “se capacitará a los mineros, harán pasantías y se incorporarán a otros rubros”.
Cuando en el ministerio se habla de “otros rubros” parecería sencillo transferir a los mineros a rubros como la construcción, trabajos en las carreteras o en algún sistema productivo tomando en cuenta que en los planes oficiales se consigna la construcción de viviendas sociales, mejoramiento de caminos y el impulso a la microempresa, puede ser una sugerencia atinada, sin embargo por lo que se observa un alto porcentaje de “trabajadores mineros desocupados” son aquellos comunarios de varias poblaciones donde existen concesiones mineras y que al darse cuenta de las limitaciones de extracción y los bajos precios de minerales han optado por regresar a sus habituales ocupaciones que son las de agricultura y ganadería.
La referencia tiene directa relación con el avasallamiento de las minas, bajo el argumento del respeto a las “tierras originarias”, lamentablemente ocasionando un gran perjuicio a empresarios mineros que con las bajas cotizaciones en los minerales están obligados a salvar sus inversiones, con ingenio y sacrificio, ésta última alternativa que no corresponde a los “mineros ocasionales” que de la manera más sencilla dejan sus puestos en las minas avasalladas y hasta que hayan mejores condiciones seguirán siendo agroganaderos.
La propuesta de cambio de rubro en casos de emergencia debería darse también en la instancia empresarial, de manera que en el caso de productores mineros “quebrados” por los vaivenes en precios y por avasallamientos, puedan tener alguna opción de reconversión de su negocio para subsistir en tanto pasen los malos tiempos de la minería o definitivamente, recibir un apoyo extraordinario desde las arcas del Estado, para enfrentar la situación sin dejar la minería, pero haciéndola competitiva en los peores momentos. Es cuestión de dar vigencia a organismos financieros, como el requerido Banco Minero.
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