Como estamos refiriendo algunos hechos en materia minera, lo de explosivas en la consideración de algunas propuestas oficiales no está muy lejos de la realidad si consideramos que por efecto de la nueva Constitución Política del Estado se habla de los derechos que tienen las comunidades y los pueblos originarios en el tema de tierra y territorio, no precisamente en lo concerniente a “suelo y subsuelo” para aclarar las áreas de explotación de los recursos naturales, que según los comunarios son de su pertenencia, por lo que inclusive han propuesto una mayor participación del Estado en los negocios mineros, lo que significa una alternativa que riñe abiertamente con cualquier forma de transacción entre Estado y empresarios, lo que no sucede en ningún otro país del mundo dedicado a la minería y el caso de nuestro vecinos.
En las condiciones actuales si bien se perfilan algunos proyectos estatales como altamente productivos, el caso de Huanuni, a mediano plazo podría ser la fundición de Vinto o el complejo de Karachipampa, en la actualidad lo que significa el Mutún con algunas dudas y más adelante se anotan los programas del litio, tanto en el salar de Uyuni en Potosí como el de Coipasa en Oruro, son los emprendimientos del Estado, agregando Coro Coro en riesgo compartido con la coreana Kores. Más adelante no se habla de más proyectos “grandes”.
En la minería privada, asociada a grandes inversionistas extranjeros, se cuentan los tres más grandes emprendimientos que se desarrollan en Potosí y que están rindiendo satisfactoriamente, pese a la controversial situación de los factores legales, la adecuación a la nueva Constitución y las posibilidades - nunca ausentes - de avasallamiento de comunarios o medidas directas que sean aplicadas por D.S. en la visión de adecuar toda actividad al nuevo molde que rige la política del Estado nacional.
Hay que analizar lo bueno de las opciones y descartar lo malo. Por una parte la posibilidad de que por fin y en la presente gestión se de prioridad a los sectores productivos y muy particularmente a la minería, para dar por sentada la prioridad de movilizar recursos financieros y humanos en un rubro de alto rendimiento a la espera concreta de mayores inversiones para fomentar la actividad minera en los sectores mediano y chico, como base de un futuro de buenas utilidades.
Hay que pisar en tierra firme y dejar de lado esa corriente de grandes anuncios cuando todavía las cosas no están seguras, ejemplo del Mutún que avanza pero a paso lento. En el tema del litio vale la pena sopesar lo que dicen los expertos, de tal suerte que no caigamos en errores de apreciación creyendo que somos los únicos con las reservas más grandes, cuando todavía no se ha calificado definitivamente el potencial que tiene México y las políticas de alta competitividad que favorecerán a grandes inversionistas. Cautela, mucha visión y oportuna decisión deben ser factores para encarar la producción minera de nuestro país.
En las condiciones actuales si bien se perfilan algunos proyectos estatales como altamente productivos, el caso de Huanuni, a mediano plazo podría ser la fundición de Vinto o el complejo de Karachipampa, en la actualidad lo que significa el Mutún con algunas dudas y más adelante se anotan los programas del litio, tanto en el salar de Uyuni en Potosí como el de Coipasa en Oruro, son los emprendimientos del Estado, agregando Coro Coro en riesgo compartido con la coreana Kores. Más adelante no se habla de más proyectos “grandes”.
En la minería privada, asociada a grandes inversionistas extranjeros, se cuentan los tres más grandes emprendimientos que se desarrollan en Potosí y que están rindiendo satisfactoriamente, pese a la controversial situación de los factores legales, la adecuación a la nueva Constitución y las posibilidades - nunca ausentes - de avasallamiento de comunarios o medidas directas que sean aplicadas por D.S. en la visión de adecuar toda actividad al nuevo molde que rige la política del Estado nacional.
Hay que analizar lo bueno de las opciones y descartar lo malo. Por una parte la posibilidad de que por fin y en la presente gestión se de prioridad a los sectores productivos y muy particularmente a la minería, para dar por sentada la prioridad de movilizar recursos financieros y humanos en un rubro de alto rendimiento a la espera concreta de mayores inversiones para fomentar la actividad minera en los sectores mediano y chico, como base de un futuro de buenas utilidades.
Hay que pisar en tierra firme y dejar de lado esa corriente de grandes anuncios cuando todavía las cosas no están seguras, ejemplo del Mutún que avanza pero a paso lento. En el tema del litio vale la pena sopesar lo que dicen los expertos, de tal suerte que no caigamos en errores de apreciación creyendo que somos los únicos con las reservas más grandes, cuando todavía no se ha calificado definitivamente el potencial que tiene México y las políticas de alta competitividad que favorecerán a grandes inversionistas. Cautela, mucha visión y oportuna decisión deben ser factores para encarar la producción minera de nuestro país.
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