Como quiera que todavía no podemos asegurar el potencial del litio que se obtenga en las salmueras de Uyuni y de Coipasa respectivamente persistirá una duda para los potenciales compradores de materia prima para fabricar las baterías que darán energía a los nuevos vehículos sin combustibles.
Luego de la operación inicial de obtener carbonato de litio en la planta piloto de Uyuni y seguramente otros derivados en la planta de Coipasa se podrá evaluar la capacidad de producción que tenga nuestro país para responder la demanda externa que ya se hace visible en ciertas empresas, como Tocata de Japón que prefirió asegurar su aprovisionamiento de litio en la Argentina.
El Director Nacional de Recursos Evaporíticos al asegurar que la producción de carbonato de litio corresponderá exclusivamente a una operación estatal, sin hablar empero de las necesidades financieras para tal propósito, señaló que “la mayor reserva de litio en el mundo se encuentra en el Salar de Uyuni con un volumen de 18 millones de toneladas”.
Otros datos en versión de la misma autoridad se refieren a la decisión oficial de “encarar el proyecto de industrializar este mineral (el litio) como parte de un proyecto público sin capital privado”. Qué tal? Una posición que adelanta una estrategia nacional que se supone debería ser cuidadosamente analizada antes de su lanzamiento público como elemento que no le hace ningún bien a la seguridad del proyecto boliviano para explotar sus salmueras.
“El dato que se manejaba a nivel mundial era que Bolivia tenía 9 millones de toneladas de litio metálico equivalente en el Salar de Uyuni” agregando que “después de los primeros estudios y los trabajos de exploración que hemos realizado el 2009 podemos asegurar que esa cifra fácilmente se ha duplicado” según afirma la autoridad de Recursos Evaporíticos del país, aunque reconoce también que “todavía no se ha concluido la tarea de prospección en todo el salar, labor que se prolongará la presente gestión 2010 y posiblemente el 2011”
El criterio conocido y quizás algún otro de optimistas funcionarios no puede ser la garantía para emitir mayores apreciaciones como esa de que “no nos interesa que países como Japón estén firmando acuerdos con Argentina y Chile”, porque “Bolivia tiene espaldas anchas para pelear en las ligas mayores mundiales” la comercialización del litio.
Sin embargo la cautela nos enseña que no hay que apresurarse en temas tan delicados como la explotación y tratamiento de los yacimientos de litio que se esconden en las costras de las salmueras y que para ser efectivamente usados necesitarán de varios procesos, todos de millonaria inversión que de momento no se consignan en el presupuesto nacional, pese a los 5 millones de dólares que se anuncian como inversión directa del Estado Boliviano.
Lo importante es que no perdamos la esperanza en el potencial de nuestros recursos naturales y sus cuantiosas reservas, pero debemos ser también lo suficientemente francos para señalar las preocupaciones que nos atormentan cuando se habla mucho y a la hora de la verdad las cosas no siempre son como las describen optimistas funcionarios; sólo como referencia el caso del Mutún se habló tanto de la capacidad productiva que tendría y sin embargo todavía deberán solucionarse pequeñas trabas, pero al fin detalles que interfieren los planes cantados. Hay que obrar con mayor responsabilidad.
Luego de la operación inicial de obtener carbonato de litio en la planta piloto de Uyuni y seguramente otros derivados en la planta de Coipasa se podrá evaluar la capacidad de producción que tenga nuestro país para responder la demanda externa que ya se hace visible en ciertas empresas, como Tocata de Japón que prefirió asegurar su aprovisionamiento de litio en la Argentina.
El Director Nacional de Recursos Evaporíticos al asegurar que la producción de carbonato de litio corresponderá exclusivamente a una operación estatal, sin hablar empero de las necesidades financieras para tal propósito, señaló que “la mayor reserva de litio en el mundo se encuentra en el Salar de Uyuni con un volumen de 18 millones de toneladas”.
Otros datos en versión de la misma autoridad se refieren a la decisión oficial de “encarar el proyecto de industrializar este mineral (el litio) como parte de un proyecto público sin capital privado”. Qué tal? Una posición que adelanta una estrategia nacional que se supone debería ser cuidadosamente analizada antes de su lanzamiento público como elemento que no le hace ningún bien a la seguridad del proyecto boliviano para explotar sus salmueras.
“El dato que se manejaba a nivel mundial era que Bolivia tenía 9 millones de toneladas de litio metálico equivalente en el Salar de Uyuni” agregando que “después de los primeros estudios y los trabajos de exploración que hemos realizado el 2009 podemos asegurar que esa cifra fácilmente se ha duplicado” según afirma la autoridad de Recursos Evaporíticos del país, aunque reconoce también que “todavía no se ha concluido la tarea de prospección en todo el salar, labor que se prolongará la presente gestión 2010 y posiblemente el 2011”
El criterio conocido y quizás algún otro de optimistas funcionarios no puede ser la garantía para emitir mayores apreciaciones como esa de que “no nos interesa que países como Japón estén firmando acuerdos con Argentina y Chile”, porque “Bolivia tiene espaldas anchas para pelear en las ligas mayores mundiales” la comercialización del litio.
Sin embargo la cautela nos enseña que no hay que apresurarse en temas tan delicados como la explotación y tratamiento de los yacimientos de litio que se esconden en las costras de las salmueras y que para ser efectivamente usados necesitarán de varios procesos, todos de millonaria inversión que de momento no se consignan en el presupuesto nacional, pese a los 5 millones de dólares que se anuncian como inversión directa del Estado Boliviano.
Lo importante es que no perdamos la esperanza en el potencial de nuestros recursos naturales y sus cuantiosas reservas, pero debemos ser también lo suficientemente francos para señalar las preocupaciones que nos atormentan cuando se habla mucho y a la hora de la verdad las cosas no siempre son como las describen optimistas funcionarios; sólo como referencia el caso del Mutún se habló tanto de la capacidad productiva que tendría y sin embargo todavía deberán solucionarse pequeñas trabas, pero al fin detalles que interfieren los planes cantados. Hay que obrar con mayor responsabilidad.
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