Luego que se cumplió el “Primer Foro Internacional para la Industrialización del Litio” y otros recursos evaporíticos Bolivia concitó la atención de los entendidos en la explotación y el uso de este recurso energético que debe ser explotado para la provisión de la materia prima que permite la fabricación de baterías de litio que serán utilizadas muy pronto en la energía de nuevos vehículos que ya no usarán combustibles contaminantes.
Sólo saber que la mayor reserva de litio se encuentra yaciente en los salares de Bolivia ha convertido a este elemento en la “vedette” de la gran minería y de muchas industrias internacionales, que se apresuraron en hacer conocer sus ofertas para la explotación de la millonaria riqueza calculada en más de 100 millones de toneladas de litio.
El interés profesional de expertos mundiales se ha concentrado inicialmente en el Salar de Uyuni, ubicado en la localidad de Río Grande al noroeste del Departamento de Potosí. Hay que agregar que otro importante salar se halla en la proximidad del anterior, pero en la jurisdicción del Departamento de Oruro, propiamente en Coipasa, siendo parte de la estratégica reserva mundial.
En los planes iniciales de producción se menciona la puesta en marcha hasta fin de año de una pequeña planta piloto para la obtención de carbonato de litio, pero la producción a escala industrial se iniciará en el año 2013 añadiendo otros productos complementarios como el cloruro y el sulfato de potasio, ácido bórico y cloruro de magnesio que tendrán también interesante mercado.
Para el país, la explotación del litio se convierte en el proyecto más importante del presente y el futuro nacional. En cifras –no definitivas– alentadoras en la perspectiva de la industrialización de las materias primas del salar, se prevé la obtención de por lo menos 500 millones de dólares anuales.
Una distribución de los montos en función a las previsiones de producción anticipa en el marco teórico la obtención de 30 mil toneladas anuales de carbonato de litio, lo que significará facturar por lo menos 150 millones de dólares, otro beneficio será el que se logre por la comercialización de 800 mil toneladas de cloruro y sulfato de potasio que redituarán más de 320 millones de dólares, en tanto que por 20 mil toneladas de ácido bórico se recuperarán cerca de 15 millones de dólares cada año. La cifra está bordeando de manera muy concreta los 500 millones de dólares anualmente, cifra que servirá –según las previsiones actuales– para fortalecer el crecimiento de la industria del litio.
Otra fase en la cadena productiva del litio es propiamente la industrialización de esa materia prima en modernas factorías que serán implementadas desde el 2013, en un cronograma que no será alterado y permitirá “colocar” a Bolivia entre las cuatro o cinco fábricas más grandes del mundo. El proyecto está en marcha, su desarrollo es responsabilidad gubernamental.
Sólo saber que la mayor reserva de litio se encuentra yaciente en los salares de Bolivia ha convertido a este elemento en la “vedette” de la gran minería y de muchas industrias internacionales, que se apresuraron en hacer conocer sus ofertas para la explotación de la millonaria riqueza calculada en más de 100 millones de toneladas de litio.
El interés profesional de expertos mundiales se ha concentrado inicialmente en el Salar de Uyuni, ubicado en la localidad de Río Grande al noroeste del Departamento de Potosí. Hay que agregar que otro importante salar se halla en la proximidad del anterior, pero en la jurisdicción del Departamento de Oruro, propiamente en Coipasa, siendo parte de la estratégica reserva mundial.
En los planes iniciales de producción se menciona la puesta en marcha hasta fin de año de una pequeña planta piloto para la obtención de carbonato de litio, pero la producción a escala industrial se iniciará en el año 2013 añadiendo otros productos complementarios como el cloruro y el sulfato de potasio, ácido bórico y cloruro de magnesio que tendrán también interesante mercado.
Para el país, la explotación del litio se convierte en el proyecto más importante del presente y el futuro nacional. En cifras –no definitivas– alentadoras en la perspectiva de la industrialización de las materias primas del salar, se prevé la obtención de por lo menos 500 millones de dólares anuales.
Una distribución de los montos en función a las previsiones de producción anticipa en el marco teórico la obtención de 30 mil toneladas anuales de carbonato de litio, lo que significará facturar por lo menos 150 millones de dólares, otro beneficio será el que se logre por la comercialización de 800 mil toneladas de cloruro y sulfato de potasio que redituarán más de 320 millones de dólares, en tanto que por 20 mil toneladas de ácido bórico se recuperarán cerca de 15 millones de dólares cada año. La cifra está bordeando de manera muy concreta los 500 millones de dólares anualmente, cifra que servirá –según las previsiones actuales– para fortalecer el crecimiento de la industria del litio.
Otra fase en la cadena productiva del litio es propiamente la industrialización de esa materia prima en modernas factorías que serán implementadas desde el 2013, en un cronograma que no será alterado y permitirá “colocar” a Bolivia entre las cuatro o cinco fábricas más grandes del mundo. El proyecto está en marcha, su desarrollo es responsabilidad gubernamental.
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