El gobierno nacional tiene proyectado el desarrollo de la industria metalúrgica y la siderurgia para convertir nuestros concentrados minerales en metálicos que servirán a su vez para la creación de varias industrias en las que esa materia prima permitirá la fabricación de una serie de productos como alambres, tuberías, planchas metálicas y de acero, latones, soldaduras, grifería, chapas, repuestos automotores y como hecho especialmente deseado las baterías de litio para nuevos motorizados, aparte de una serie de artículos propios del rubro de construcción y ferretería, pero también pinturas, cerámica y otros derivados del tratamiento de nuestros concentrados en plantas, laboratorios o fundiciones.
Cuando se habla de tan ambicioso proyecto parecería una utopía, sin embargo por el análisis del potencial minero con que contamos y la posibilidad de su transformación de simples concentrados a materia prima metálica, abre una verdadera opción que puede convertirse en realidad si se definen con mucha claridad las inmediatas políticas para la minería nacional, pasando del mero anuncio a la acción práctica que garantice primero que nada inversiones, sean estas nacionales o extranjeras, único modo de alcanzar ese objetivo de que nuestros minerales básicos tengan el valor agregado que los hagan valiosos y costosos y que al ser industrializados nos reditúen excelentes utilidades.
Se perfila una primera etapa de cuatro años para convertir los concentrados en metálicos y en otros cuatro encarar la fase de industrialización masiva de todos los minerales que se producen en el país usando la “materia prima” resultante de la primera conversión que nos proporcionará hierro metálico (acero), cobre metálico (cátodos), estaño, zinc y bismuto metálicos, además de carbonato de litio, cloruro de potasio y ácido bórico entre otros metálicos listos para convertirse en artefactos y materiales de uso en el mercado interno y para la exportación.
Los bolivianos estamos --por fin-- frente al gran desafío de competir en las mejores condiciones con los países vecinos y los otros que están pendientes de nuestros avances en materia de minería y metalurgia.
Lo que no pasa desapercibido para el ciudadano común es que la minería seguirá siendo la base de nuestra economía, asegurando miles de empleos y perspectivas crecientes en este importante rubro social, lo que significa asegurar el desarrollo sostenible del país. (Agencia URU)
Cuando se habla de tan ambicioso proyecto parecería una utopía, sin embargo por el análisis del potencial minero con que contamos y la posibilidad de su transformación de simples concentrados a materia prima metálica, abre una verdadera opción que puede convertirse en realidad si se definen con mucha claridad las inmediatas políticas para la minería nacional, pasando del mero anuncio a la acción práctica que garantice primero que nada inversiones, sean estas nacionales o extranjeras, único modo de alcanzar ese objetivo de que nuestros minerales básicos tengan el valor agregado que los hagan valiosos y costosos y que al ser industrializados nos reditúen excelentes utilidades.
Se perfila una primera etapa de cuatro años para convertir los concentrados en metálicos y en otros cuatro encarar la fase de industrialización masiva de todos los minerales que se producen en el país usando la “materia prima” resultante de la primera conversión que nos proporcionará hierro metálico (acero), cobre metálico (cátodos), estaño, zinc y bismuto metálicos, además de carbonato de litio, cloruro de potasio y ácido bórico entre otros metálicos listos para convertirse en artefactos y materiales de uso en el mercado interno y para la exportación.
Los bolivianos estamos --por fin-- frente al gran desafío de competir en las mejores condiciones con los países vecinos y los otros que están pendientes de nuestros avances en materia de minería y metalurgia.
Lo que no pasa desapercibido para el ciudadano común es que la minería seguirá siendo la base de nuestra economía, asegurando miles de empleos y perspectivas crecientes en este importante rubro social, lo que significa asegurar el desarrollo sostenible del país. (Agencia URU)
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