Repetidamente se ha explicado que la bonanza minera pasó su ciclo, que en este último tiempo fue ciertamente prolongado, considerando que más de tres años con buenos precios ya es un periodo en el que se pudieron tomar ciertas previsiones, que no se las instrumentó, para poder enfrentar situaciones de riesgo cuando los precios bajen y los costos operables se hagan insostenibles.
Varios titulares dirigieron el sector desde el Ministerio de Minería y Metalurgia (MMM) y fueron los presidentes que pasaron por la cabeza de la Corporación Minera de Bolivia, Comibol, en ambos casos dejando sólo buenas intenciones para "mejorar la minería", pero en los hechos prácticos, como sucede aún, sin mayor efecto de reactivar operativamente la complicada maquinaria minera, en algunos casos con engranajes de lento movimiento, debido al deterioro de ese material que todavía funciona, casi milagrosamente.
Son yacimientos agotados, equipos obsoletos, proyectos mal elaborados y una situación de permanente duda sobre el futuro de sectores importantes de la minería, el estatal, los pequeños empresarios y las cooperativas. Tres segmentos que pese a todos los apoyos que se han generado, la mayoría a presión y otros de "buena voluntad", no han logrado mayor rendimiento y al contrario, lo que sucede es que se aplican recetas con paliativos que calman los males, pero no los curan, y la minería está a punto de entrar en terapia intensiva.
Puede sonar exagerada la apreciación, pero si se hace la observación debida se cae en la cuenta de que este importante rubro productivo de materias primas para exportación, está funcionando dificultosa y penosamente, dependiendo de los soportes que anuncia el titular del MMM, pero que tardan en concretarse precisamente por las dificultades financieras que confronta la economía nacional.
Es natural que no haya recursos de "libre disponibilidad", como para ofertarlos y entregarlos, pero algo tiene que hacerse para enfrentar la crisis de los precios y compensar los costos operables, ajustando los gastos de manera extrema, para salir adelante en el sostenimiento de los centros todavía productivos.
Pero el asunto debe pasar de la teoría a la práctica, ya lo hemos dicho, significa establecer prioridades y frente a la disminución de reservas lo más importante es definir presupuestos y ejecutar proyectos de prospección y exploración minera, dando importancia de emergencia a varios planes que están demorando bastante en consolidarse como nuevas alternativas para reanimar la alicaída minería, un caso concreto es el de Mallku Khota que ya debió ser un yacimiento operable. En metalurgia Karachipampa, o se restablece su capacidad de producción o se toman medidas radicales para su futura operabilidad.
Los mineros asalariados fueron los que dieron la voz de alerta sobre la crisis que se aproximaba por la caída de los precios y fueron los que plantearon al gobierno disponer una reestructuración de la Comibol. Muchos meses han pasado de entonces y hasta ahora, la estatal minera no funciona, por lo mismo no hay proyectos concretos y las buenas intenciones se diluyen en puro entusiasmo y poco pragmatismo operativo. Faltan medidas concretas para atraer y garantizar inversiones, solución del momento para salvar la minería.
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