El tema no trata simplemente de formular planes "ambiciosos" y hasta de mencionar ciertos montos de financiamiento para triplicar las reservas de minerales en el país, el asunto es poner en práctica los enunciados y agilitar los trámites engorrosos para hacer viable el desembolso de recursos económicos.
En la medida que se pierde tiempo en este proceso de encarar programas de prospección y exploración minera, se pierde la posibilidad de renovar los agotados yacimientos tradicionales, algunos tan antiguos como la misma República y que gracias a su potencial, aún permiten obtener interesantes volúmenes de concentrados, son los casos del Cerro Rico de Potosí, el Posokoni de Huanuni y algunos distritos de menor antigüedad, como Colquiri, Corocoro y otros en los que todavía se "arañan" algunos kilos de minerales.
Preocupa saber que a través de datos satelitales se han detectado zonas mineralizadas en varios departamentos, pero que lamentablemente no se puede desarrollar programas debidamente planificados, por falta de estructuración técnica profesional y la dotación de los fondos necesarios para cumplir objetivos precisos que paulatinamente pongan en actividad nuevos centros mineros.
Resulta que los años pasados, con la bonanza de buenos precios, ninguna de las autoridades que pasaron por el Ministerio de Minería e incluso por la Comibol se preocuparon de estructurar planes de "avanzada" en exploración minera. Lo que olvidaron esos responsables de la conducción de nuestra minería es que los proyectos mineros se desarrollan en mucho tiempo, varios años y que paralelamente necesitan de mucha inversión, contante y sonante, si se quiere avanzar hacia la meta de habilitar renovados centros productivos mineros, que signifiquen fuentes de empleo seguro, regalías regionales y divisas para el Estado.
La falta de reglamentación en la Ley Minera, de acuerdo a los reclamos que se formularon no hace mucho en la Gobernación de Oruro, impide que se puedan disponer fondos programados para exploración y que son parte de un mínimo porcentaje que se destina para ese fin. Así varios proyectos están paralizados, mientras no se hace nada para subsanar ese detalle y facilitar el uso de esos pocos fondos, pero además poner en la mesa, los recursos que se ofrecen para proyectos mineros renovados.
En la Comibol, que sigue demorando en reestructurarse, debería trabajarse con mayor decisión en priorizar los proyectos de prospección y exploración minera, como una de las responsabilidades del presente, pretendidamente para recuperar el tiempo perdido en las gestiones anteriores y como parte de la nueva dinámica que se quiere aplicar en minería.
Es imperiosa la reactivación minera nacional, hecho que no se concretará con los actuales yacimientos propiamente agotados, se necesita nuevas minas con futuro sostenible, producto de un trabajo responsable de profesionales que cuanto antes se ubiquen allí donde se han marcado posibilidades de habilitar yacimientos de futura rentabilidad. Decisiones profesionales de responsabilidad y una dosis de voluntad política, son elementos ineludibles para renovar nuestra alicaída minería.
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