En la primera semana del presente mes, datos preliminares del Instituto Nacional de Estadística (INE), revelan que, la actividad minera y el movimiento de la industria manufacturera lograron elevar el índice de las exportaciones bolivianas en una proporción del 3,7 por ciento, con relación a igual periodo del año pasado 2016 cuando las ventas al exterior llegaron a 527,9 millones, mientras que en la presente gestión y comienzo de año, el registro es de 547,3 millones de dólares.
Si bien el incremento mayor al 3% no es sustancial, da una pauta positiva en torno a un movimiento de dos sectores que han sido parte de las estadísticas en forma permanente, pero disputándose del segundo puesto hacia abajo, resulta que ahora resaltan en los dos primeros lugares, inclusive por encima del gas que de manera permanente ocupó el primer puesto en las exportaciones nacionales.
El análisis coyuntural en ésta materia ha tenido y tiene variaciones importantes que se mueven en función de transacciones superiores en los mercados externos debido a una ilimitada competencia de industria y comercio de las grandes potencias, colocando a los países productores de materias primas, como el nuestro, en la realidad de sostener la economía, en función al volumen de nuestras exportaciones, caso del gas; o en la alternativa de enfrentar las crisis de precios, cuando se trata de vender nuestros concentrados de minerales.
El hecho es que en el periodo de análisis, se han tomado en cuenta algunas cifras importantes que reflejan una realidad temporal pero evidente, con la mejoría en los volúmenes de producción de algunos minerales y el incremento en la elaboración de manufacturas que llegaron a cubrir la demanda externa y aún persistirán esos requerimientos en ciertos mercados que también activan su comercio interno. Este movimiento en la venta de minerales y manufacturas se presenta frente a una disminución del rendimiento en la extracción de gas y en las dificultades para el trabajo agropecuario, debido a factores climatológicos en diferentes zonas del país
Según el INE, la minería ha logrado un repunte excepcional con crecimiento sectorial del 51,4 por ciento, frente al rubro de manufacturas que en segundo lugar alcanzó un 11,4 por ciento, poniendo a la venta especialmente productos con valor agregado, lo que elevó la recuperación de divisas. Ese ejemplo mueve al sector minero metalúrgico a incentivar acciones para ampliar el proceso de la industrialización de nuestros concentrados de minerales, tomando en cuenta que en la actualidad sólo el estaño se exporta con valor agregado y cuya calidad del 99,95 % es reconocida mundialmente. Quedan minerales como la plata y el plomo que también se fundirán y añadirán valor agregado a su costo, como otra opción más para ampliar nuestras exportaciones mineras. Todo dependerá de la pronta rehabilitación del horno Kivcet en Karachipampa.
Con determinada proyección, por lo menos dos años o más, se podrá exportar el zinc boliviano, cuyo valor en el mercado internacional sigue siendo competitivo y lo será mayormente si su exportación es resultado del proceso metalúrgico que está anunciado para su inicio en tiempo breve, aunque no definido, en lo que corresponde a la planta fundidora y refinadora que se instalará en Oruro, en los predios de la Metalúrgica de Vinto.
El detalle del INE sobre el repunte de la minería, da cuenta que el zinc, la plata y el plomo concentran el 94,75 por ciento del valor de las exportaciones de minerales (en bruto, como materia prima sin refinar) y resulta que de los tres elementos minerales, el zinc es el que registra más peso, pues sus ventas sobrepasaron el 59,30 por ciento del total de las exportaciones de la actividad minera.
En todo caso, el tema de la proyección minera nacional puede ser cuestión de tiempo, si con los ejemplos que se muestran se asume la responsabilidad de otorgar al sector minero metalúrgico, de manera general, un financiamiento de orden extraordinario, para concretar en tiempo breve la producción de lingotes de plata y plomo, en Karachipampa y sin perder tiempo emplazar la planta fundidora de zinc, aspectos que pueden devolver a la minería el sitial que le correspondía como la principal generadora de divisas, impuestos y regalías.
Fuera del detalle de exportaciones de varios minerales que se producen en las minas bolivianas, se suma al porcentaje de exportaciones mineras la venta de oro y estaño metálico, en menor proporción plata metálica, pero sobre sale un alto porcentaje de joyería de oro, especialmente con destino al mercado de Norteamérica, donde se reconoce el valor artístico de las joyas de oro elaboradas por artesanos bolivianos.
Pese a este repunte en las exportaciones bolivianas, gracias a los rubros de la minería y las manufacturas, se establece que el pasado año (2016) las exportaciones nacionales de manera general, se redujeron por segundo año consecutivo ya que el 2015 la caída fue de 32% y la del año pasado fue del 19% adicional, sumando este proceso en dos gestiones una disminución en las exportaciones nacionales del orden de los 5.700 millones de dólares.
La situación de la minería en el tiempo actual es bastante inestable, debido a las presiones del mercado internacional que establece los precios de materia prima que compra, en función a los niveles competitivos de sus programas productivos y los intereses de sus programas de exportación.
Mientras nuestra economía siga siendo dependiente de la venta de las materias primas mineras e inclusive del gas del gas (natural) que exportamos, cualquier alteración de las supereconomías tendrá efectos en nuestra economía de subsistencia.
Frente a esa situación, es importante que las autoridades de la minería nacional definan una estrategia de operabilidad práctica, no sólo teórica o discursiva, para establecer un programa que abra posibilidades de un evidente desarrollo a los proyectos de prospección y exploración minera, pero además se puedan consolidar otros emprendimientos en los que se estima la presencia de vetas o filones de minerales, para lo que se requiere tecnología y decisión de autoridades en lo que corresponde al apoyo logístico en materia de garantizar la actividad minera, que significa fuentes de empleo y recuperación de utilidades, impuestos y regalías.
El ministro de Minería, César Navarro, debe asegurar responsabilidad y eficiencia en los altos funcionarios que coadyuvan con su labor, el caso de viceministros y de manera especial del presidente de la Comibol, cuya experiencia debe ser puesta a prueba, pues se trata de alguien que fue ministro del ramo, mucho tiempo asesor de la estatal minera condiciones que obligan a desplegar un trabajo que posiblemente por ciertas causas no pudo ejecutar en esos periodos de proximidad con la actividad minera.
El presidente de la Comibol, José Pimentel, se fijó un reto al señalar que convertirá a la Comibol en una "empresa de empresas", una casa matriz que dirija las operaciones de cada una de las subsidiarias , buscando un resultado económico positivo que coincidan con los lineamientos del Gobierno nacional. Como el tema no es desconocido para el ejecutivo, se espera que su plan sea puesto en marcha en el menor tiempo posible, de eso se trata, recuperar el espacio perdido y definir para la minería un plan de acción operativamente realizable.
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