En función de inversión y organización de eventos de magnitud como una exposición minera no solo nacional sino de nivel internacional por la participación de empresarios e inversionistas de grandes consorcios de la actividad productiva de extracción de minerales, su procesamiento y las opciones de su comercialización, se requieren ciertas condiciones que hagan propicio el negocio, que entre otras cosas debería dejar réditos no sólo a los responsables del evento, sino también a la región al distrito en sí.
Cuatro años se organizó y se cumplió el evento en la ciudad de Oruro, utilizando los ambientes de la Universidad Técnica de Oruro, en los predios de Expoteco, donde comenzó la muestra modestamente y creció hasta ubicarse en dimensión internacional, provocando interés de industriales e inversionistas mineros del exterior.
Sin embargo, la quinta edición ya no se cumplirá en Oruro, el centro minero por excelencia de Bolivia, su realización ha sido programada para el mes de octubre en predios del campo ferial Chuquiago Marka de la ciudad de La Paz, distrito que, si bien en el último tiempo logró un buen ingreso de regalías por la explotación de oro y el comercio marginal del metal precioso, no es un referente expresamente minero, pero tiene la ventaja de contar con escenarios propicios para este tipo de eventos.
Era lo que se suponía en función al cambio de sede que anunció Waldo Ballivían, cruceño él, ejecutivo de Tecnoeventos, empresa encargada de la organización de varias ferias, entre estas la de minería que no podrá cumplirse en Oruro, debido a desacuerdos con responsables de la Expoteco, que por la explicación del empresario oriental, elevó de manera desmedida la factura por el alquiler de los predios de la UTO en la ciudadela universitaria.
Por lo menos esa sería la causa y razón para que Tecnoeventos, sin mayores problemas, decida cambiar la sede de la Expo Bolivia Minera, la que se desarrollará en otro escenario al que por la información previa concurrirán delegaciones especializadas de varios países, incluyendo proveedores de maquinaria, equipos y herramientas para la gran minería, lo que permitirá a muchos interesados lograr contactos que debieron darse en Oruro en un evento que de todos modos no puede desaparecer, esfumarse, eliminarse, quizá sólo postergarse.
Se considera que este año de todos modos está perdido pues dados los prolegómenos de organizar tal evento, los contactos, la promoción, asegurar la participación de interesados, demanda tiempo que ya está corriendo y que por lo mismo no da opciones de recuperarla para su realización en Oruro.
Realmente una pena, pues además de perderse la secuencia anual de una expo minera que debía seguir creciendo y en un distrito minero como el nuestro, tendrá más adelante una serie de inconvenientes para reorganizarse, seguramente bajo nuevos auspicios, otras circunstancias y otras opciones que despierten el interés de expositores para mostrar lo que tengan en una plaza minera como es Oruro.
Este hecho debe llamar la atención de varias instituciones, empezando por la UTO, que quiérase o no tiene que ver con quienes manejan la Expoteco y establecer claramente cuál fue la causa real para perder la sede de la expo minera que al cambiar de sede, deja a muchas entidades con los "crespos hechos". El asunto no es tan simple, hay una pérdida económica para la UTO, para el sector minero, la hotelería y como lo reconocen los empresarios privados, también para Oruro en su conjunto.
El hecho debe llevar al estudio de una estrategia mayor, es decir pensar en que Oruro necesita su propio campo ferial, de una buena vez, para que no solo la minería tenga su gran vitrina, sino también la agropecuaria, el turismo y la artesanía. De todo modos la expo minera, con las variantes que obligue su reorganización, ojalá de manera directa con responsabilidad del empresariado debe retomar su lugar en Oruro, la sede minera del país.
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