Una vez más se ha establecido que la falta de concentrados en una provisión normal y regular al complejo de Karachipampa impide el funcionamiento de ésta impresionante infraestructura, inútil desde hace varios años atrás y todavía sin una definición concreta de su futura operabilidad.
La planta de Karachipampa ubicada en el Departamento de Potosí, requiere un suministro importante de concentrados de plata–plomo que no se producen regularmente en los distritos mineros de la región, habiéndose mencionado la necesidad de efectuar importantes inversiones para promover actividad extractiva de la importante materia prima.
Estudios realizados sobre este tema señalan que existe producción suficiente de concentrados de plata–estaño o plata–zinc, pero lamentablemente es muy reducida la de plomo–plata que es la combinación ideal para que se ponga en marcha – de una vez–el complejo potosino, calificado por algunos técnicos como un “monumento a la instalación ordenada de una buena cantidad de fierros sin mayor utilidad práctica”.
Hay que recordar que son dos décadas que Karachipampa se muestra como parte de un inicial proceso de industrialización de concentrados, lástima que no sean precisamente los requeridos por este complejo que fue erigido como una esperanza para el avance tecnológico, pero sin medir la consecuencia de un “perfil de proyecto” que no hubiera considerado como elemento básico la cantidad de producción de su materia prima. Grueso error que sigue siendo la causa para que “los fierros ordenadamente colocados” no tengan utilidad.
Un informe de la Fundación Milenio se refiere precisamente a lo que denomina “cuello de botella” la carencia de concentrados de plomo – plata para alimentar los hornos del monumental complejo metalúrgico.
En vista del innegable fracaso, se han buscado muchas soluciones empero ninguna ha podido solucionar el “error de nacimiento” del complejo que exige un alimento específico, caso contrario no funciona. Para salvar de algún modo la aventura de sostener semejante infraestructura, las autoridades del ramo accedieron a entregar dicha planta a la empresa externa Atlas Precious Metal para que de acuerdo a su propuesta instale un complejo adicional para la refinación de zinc con una capacidad inicial de 80 mil toneladas por año. Esta empresa privada anticipó una inversión de 85 millones de dólares.
Pese al interés que se desplegó para obtener el suministro de concentrados que busca Karachipampa, lo más práctico es la sugerencia de la Atlas para que las autoridades de Comibol, exijan a los mineros de varios distritos aún en fase de operación la necesidad de trabajar en la extracción del complejo mineral que se encuentra todavía en las antiguas minas de la Comibol donde se podrían efectuar trabajos especiales dirigidos a ese objetivo.
La adjudicataria de Karachipampa, plantea que la provisión de concentrados podría darse con la producción de San Cristóbal, Bolívar, Porco, San Lorenzo y Colquiri, dejando para más adelante el rescate de los concentrados de plata-plomo que tienen San Vicente, Colquechaca, San Matías, la Solución y Pulacayo, además de otras minas del sector chico y cooperativizado que deben extremar recursos para obtener los metales necesarios y no otros que ahora no tienen demanda de emergencia.
En todo caso y en los planes del desarrollo minero metalúrgico hay necesidad de incorporar Karachipampa en los planes de orden productivo, pensando en la necesidad de industrializar el sector de la minería nacional. Si se mencionan varios distritos donde se producen los complejos de plomo-plata, corresponde una instrucción oficial para producir las cantidades requeridas, sabiendo que se trata de un comprador seguro y en gran escala.
Tal vez deba añadirse un toque profesional comprometido con los fines de alentar todo un aparato productivo, que ya no puede seguir siendo el enorme “elefante blanco” en un país que necesita de toda la estructura para encarar la transformación de la minería tradicional en un moderno sistema productivo rentable y competitivo.
La planta de Karachipampa ubicada en el Departamento de Potosí, requiere un suministro importante de concentrados de plata–plomo que no se producen regularmente en los distritos mineros de la región, habiéndose mencionado la necesidad de efectuar importantes inversiones para promover actividad extractiva de la importante materia prima.
Estudios realizados sobre este tema señalan que existe producción suficiente de concentrados de plata–estaño o plata–zinc, pero lamentablemente es muy reducida la de plomo–plata que es la combinación ideal para que se ponga en marcha – de una vez–el complejo potosino, calificado por algunos técnicos como un “monumento a la instalación ordenada de una buena cantidad de fierros sin mayor utilidad práctica”.
Hay que recordar que son dos décadas que Karachipampa se muestra como parte de un inicial proceso de industrialización de concentrados, lástima que no sean precisamente los requeridos por este complejo que fue erigido como una esperanza para el avance tecnológico, pero sin medir la consecuencia de un “perfil de proyecto” que no hubiera considerado como elemento básico la cantidad de producción de su materia prima. Grueso error que sigue siendo la causa para que “los fierros ordenadamente colocados” no tengan utilidad.
Un informe de la Fundación Milenio se refiere precisamente a lo que denomina “cuello de botella” la carencia de concentrados de plomo – plata para alimentar los hornos del monumental complejo metalúrgico.
En vista del innegable fracaso, se han buscado muchas soluciones empero ninguna ha podido solucionar el “error de nacimiento” del complejo que exige un alimento específico, caso contrario no funciona. Para salvar de algún modo la aventura de sostener semejante infraestructura, las autoridades del ramo accedieron a entregar dicha planta a la empresa externa Atlas Precious Metal para que de acuerdo a su propuesta instale un complejo adicional para la refinación de zinc con una capacidad inicial de 80 mil toneladas por año. Esta empresa privada anticipó una inversión de 85 millones de dólares.
Pese al interés que se desplegó para obtener el suministro de concentrados que busca Karachipampa, lo más práctico es la sugerencia de la Atlas para que las autoridades de Comibol, exijan a los mineros de varios distritos aún en fase de operación la necesidad de trabajar en la extracción del complejo mineral que se encuentra todavía en las antiguas minas de la Comibol donde se podrían efectuar trabajos especiales dirigidos a ese objetivo.
La adjudicataria de Karachipampa, plantea que la provisión de concentrados podría darse con la producción de San Cristóbal, Bolívar, Porco, San Lorenzo y Colquiri, dejando para más adelante el rescate de los concentrados de plata-plomo que tienen San Vicente, Colquechaca, San Matías, la Solución y Pulacayo, además de otras minas del sector chico y cooperativizado que deben extremar recursos para obtener los metales necesarios y no otros que ahora no tienen demanda de emergencia.
En todo caso y en los planes del desarrollo minero metalúrgico hay necesidad de incorporar Karachipampa en los planes de orden productivo, pensando en la necesidad de industrializar el sector de la minería nacional. Si se mencionan varios distritos donde se producen los complejos de plomo-plata, corresponde una instrucción oficial para producir las cantidades requeridas, sabiendo que se trata de un comprador seguro y en gran escala.
Tal vez deba añadirse un toque profesional comprometido con los fines de alentar todo un aparato productivo, que ya no puede seguir siendo el enorme “elefante blanco” en un país que necesita de toda la estructura para encarar la transformación de la minería tradicional en un moderno sistema productivo rentable y competitivo.
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