Si bien un experto internacional en metalurgia sugirió un urgente cambio en las políticas mineras del país, de manera que se abra el círculo tradicional de la explotación de zinc, estaño, plata y algunos otros minerales para encarar el trabajo en yacimientos de metales no aleatorios y de mayor valor en su precio, tales como el vanadio, tantalio, indio y otros que pueden ser un factor de importante crecimiento de la minería ampliada y diversificada, aún no se toman las medidas consiguientes para encarar tal transformación que podría en un tiempo no lejano constituirse en el nuevo motor del desarrollo nacional.
Don Salustio Guzmán Soliz, en una interesante explicación técnica que ofreció a través de nuestro matutino LA PATRIA, recomendó precisamente diversificar la producción de minerales en el país para competir con más ventaja en los mercados internacionales.
Otros expertos, ex ministros de minería, coinciden en la necesidad de plantear al Poder Ejecutivo “la elaboración de un paquete de disposiciones que faciliten la ampliación de operaciones mineras partiendo de los planes de exploración para definir nuevos yacimientos que permitan crear más fuentes de empleo en los distritos mineros –por excelencia– pero bajo condiciones de absoluta seguridad jurídica para evitar avasallamientos u ocupaciones en operaciones privadas”. Algunas empresas externas han hecho conocer su preocupación por las condiciones actuales que ponen en riesgo planes de explotación pudiendo inclusive ahuyentar las pocas inversiones consolidadas.
Contracción
económica
El problema de la economía mundial sufre el efecto de una aguda contracción en el manejo de capitales, lo que induce a muchas industrias a disminuir sus compras de materias primas, como el caso de concentrados de minerales por una razón concreta que a su vez es resultado de menos actividad en la industria de la construcción en los grandes países, donde también ha bajado la fabricación de un sin fin de materiales que utilizan por ejemplo zinc o estaño como base de sus aleaciones.
Hay que sumar la situación crítica de la gran industria automotriz tanto en EE.UU. como en Europa o Asia otro motivo para restar movimiento a la compra de concentrados mineros, lo que indudablemente influye en países como el nuestro que se nutre financieramente de la exportación de minerales.
Dependencia económica
Algo que no podemos evitar es la dependencia económica que tenemos de las economías potenciales, donde las variables de competencia son tan grandes que “de rebote” nos afectan con dureza, tanto así, como alguna vez referían analistas económicos al señalar que “un simple resfrío en la economía de USA, ocasiona una neumonía en Bolivia”. Así de seria es la dependencia de nuestro sistema financiero sujeto al vaivén de los precios y las operaciones bursátiles en los mercados desarrollados.
Algo importante para tomar en cuenta es que las variantes de precios en la actualidad responden al comportamiento de las grandes economías, caso de Estados Unidos, Europa y Asia por tanto la elevación registrada en el precio de algunos minerales como el zinc o el estaño, no deben tomarse en cuenta como signos de normalización o ascenso indefinido, al contrario se trata de un periodo de fluctuación que ojalá persista en el ritmo actual y no vuelva hacia atrás. Todo dependerá de las políticas financieras en las potencias en la búsqueda de reactivar cada sector que demande la compra de materias primas e insumos para mover sus grandes industrias.
Valor agregado
Las propuestas técnicas de los profesionales en minería apuntan a crear la mayor cantidad de incentivos, tributarios, financieros, y de seguridad jurídica para eliminar paulatinamente la dependencia de la comercialización de los concentrados como todavía lo hacemos, exceptuando los lingotes de estaño que produce el Complejo Metalúrgico de Vinto – Oruro, abriendo un amplio campo propicio al fortalecimiento de la metalurgia y la siderurgia como las mejores alternativas para añadir el deseado valor agregado a toda nuestra producción de minerales.
El proceso no es de aplicación inmediata pero su implementación debería comenzar cuanto antes para disminuir paulatinamente nuestra dependencia y fortalecer nuestro sistema productivo minero, sin que se sienta afectado por las fluctuaciones que ocasionan los grandes intereses financieros del mundo.
Don Salustio Guzmán Soliz, en una interesante explicación técnica que ofreció a través de nuestro matutino LA PATRIA, recomendó precisamente diversificar la producción de minerales en el país para competir con más ventaja en los mercados internacionales.
Otros expertos, ex ministros de minería, coinciden en la necesidad de plantear al Poder Ejecutivo “la elaboración de un paquete de disposiciones que faciliten la ampliación de operaciones mineras partiendo de los planes de exploración para definir nuevos yacimientos que permitan crear más fuentes de empleo en los distritos mineros –por excelencia– pero bajo condiciones de absoluta seguridad jurídica para evitar avasallamientos u ocupaciones en operaciones privadas”. Algunas empresas externas han hecho conocer su preocupación por las condiciones actuales que ponen en riesgo planes de explotación pudiendo inclusive ahuyentar las pocas inversiones consolidadas.
Contracción
económica
El problema de la economía mundial sufre el efecto de una aguda contracción en el manejo de capitales, lo que induce a muchas industrias a disminuir sus compras de materias primas, como el caso de concentrados de minerales por una razón concreta que a su vez es resultado de menos actividad en la industria de la construcción en los grandes países, donde también ha bajado la fabricación de un sin fin de materiales que utilizan por ejemplo zinc o estaño como base de sus aleaciones.
Hay que sumar la situación crítica de la gran industria automotriz tanto en EE.UU. como en Europa o Asia otro motivo para restar movimiento a la compra de concentrados mineros, lo que indudablemente influye en países como el nuestro que se nutre financieramente de la exportación de minerales.
Dependencia económica
Algo que no podemos evitar es la dependencia económica que tenemos de las economías potenciales, donde las variables de competencia son tan grandes que “de rebote” nos afectan con dureza, tanto así, como alguna vez referían analistas económicos al señalar que “un simple resfrío en la economía de USA, ocasiona una neumonía en Bolivia”. Así de seria es la dependencia de nuestro sistema financiero sujeto al vaivén de los precios y las operaciones bursátiles en los mercados desarrollados.
Algo importante para tomar en cuenta es que las variantes de precios en la actualidad responden al comportamiento de las grandes economías, caso de Estados Unidos, Europa y Asia por tanto la elevación registrada en el precio de algunos minerales como el zinc o el estaño, no deben tomarse en cuenta como signos de normalización o ascenso indefinido, al contrario se trata de un periodo de fluctuación que ojalá persista en el ritmo actual y no vuelva hacia atrás. Todo dependerá de las políticas financieras en las potencias en la búsqueda de reactivar cada sector que demande la compra de materias primas e insumos para mover sus grandes industrias.
Valor agregado
Las propuestas técnicas de los profesionales en minería apuntan a crear la mayor cantidad de incentivos, tributarios, financieros, y de seguridad jurídica para eliminar paulatinamente la dependencia de la comercialización de los concentrados como todavía lo hacemos, exceptuando los lingotes de estaño que produce el Complejo Metalúrgico de Vinto – Oruro, abriendo un amplio campo propicio al fortalecimiento de la metalurgia y la siderurgia como las mejores alternativas para añadir el deseado valor agregado a toda nuestra producción de minerales.
El proceso no es de aplicación inmediata pero su implementación debería comenzar cuanto antes para disminuir paulatinamente nuestra dependencia y fortalecer nuestro sistema productivo minero, sin que se sienta afectado por las fluctuaciones que ocasionan los grandes intereses financieros del mundo.
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