La minera canadiense Atlas Precious Metals, que tiene socios estadounidenses, invertirá 85 millones de dólares para poner en marcha un complejo metalúrgico en la zona andina de Bolivia y apunta a ingresar al salar de Uyuni para su explotación, señaló hoy a Efe la compañía.
El anuncio lo hizo el vicepresidente de la empresa en Bolivia, Luis Bottani, tras formalizar este miércoles un acuerdo con la estatal Corporación Minera de Bolivia (Comibol) para operar la metalúrgica de Karachipampa, situada en el departamento de Potosí.
Atlas entregó a Comibol “una boleta de garantía bancaria” por 850.000 dólares para hacerse cargo de esa planta, que fue construida en 1985, pero nunca entró en funcionamiento porque su capacidad de procesamiento de plata y plomo excedía la producción existente en el país de estos minerales.
La empresa, según Bottani, tiene su sede en Canadá e inversores de ese país y de Estados Unidos, pero no es estadounidense, como en un principio había informado el Gobierno boliviano.
El ejecutivo dijo que el compromiso con Comibol es invertir 85 millones de dólares en 40 meses y garantizar el inicio en 2009 de la fundición de plomo y plata en Karachipampa, construir una refinería de zinc y una planta de producción de ácido sulfúrico.
El empresario agregó que la parte más importante de todo el proyecto es la producción de ácido sulfúrico que tendrá su mercado en la industrialización de los no metálicos del salar de Uyuni, también situado en Potosí.
“Definitivamente lo fuerte del mercado para nuestro ácido sulfúrico necesariamente va ser el Salar de Uyuni con la instalación de aproximadamente de diez o doce plantas que traten el potasio, litio, sodio, magnesio y toda la riqueza que tiene el Salar”, dijo Bottani.
Uyuni es un gigante desierto blanco, con una superficie de 10.000 kilómetros cuadrados, y donde operaban empresas chilenas, a las que el Estado boliviano les rescindió concesiones.
Según el empresario, no hay otro proyecto en marcha como el que plantea Atlas para la “verdadera” industrialización de salar y de toda la producción de no metálicos existente en Potosí.
El contrato de riesgo compartido firmado con el Estado boliviano otorga una participación de 65 por ciento a Atlas y un 35 por ciento a Comibol y, según una estimación preliminar, se generarán entre 600 y 650 puestos de trabajo directos.
El anuncio lo hizo el vicepresidente de la empresa en Bolivia, Luis Bottani, tras formalizar este miércoles un acuerdo con la estatal Corporación Minera de Bolivia (Comibol) para operar la metalúrgica de Karachipampa, situada en el departamento de Potosí.
Atlas entregó a Comibol “una boleta de garantía bancaria” por 850.000 dólares para hacerse cargo de esa planta, que fue construida en 1985, pero nunca entró en funcionamiento porque su capacidad de procesamiento de plata y plomo excedía la producción existente en el país de estos minerales.
La empresa, según Bottani, tiene su sede en Canadá e inversores de ese país y de Estados Unidos, pero no es estadounidense, como en un principio había informado el Gobierno boliviano.
El ejecutivo dijo que el compromiso con Comibol es invertir 85 millones de dólares en 40 meses y garantizar el inicio en 2009 de la fundición de plomo y plata en Karachipampa, construir una refinería de zinc y una planta de producción de ácido sulfúrico.
El empresario agregó que la parte más importante de todo el proyecto es la producción de ácido sulfúrico que tendrá su mercado en la industrialización de los no metálicos del salar de Uyuni, también situado en Potosí.
“Definitivamente lo fuerte del mercado para nuestro ácido sulfúrico necesariamente va ser el Salar de Uyuni con la instalación de aproximadamente de diez o doce plantas que traten el potasio, litio, sodio, magnesio y toda la riqueza que tiene el Salar”, dijo Bottani.
Uyuni es un gigante desierto blanco, con una superficie de 10.000 kilómetros cuadrados, y donde operaban empresas chilenas, a las que el Estado boliviano les rescindió concesiones.
Según el empresario, no hay otro proyecto en marcha como el que plantea Atlas para la “verdadera” industrialización de salar y de toda la producción de no metálicos existente en Potosí.
El contrato de riesgo compartido firmado con el Estado boliviano otorga una participación de 65 por ciento a Atlas y un 35 por ciento a Comibol y, según una estimación preliminar, se generarán entre 600 y 650 puestos de trabajo directos.
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