El arzobispo de San Salvador, Fernando Sáenz Lacalle, dijo hoy que no se opone a la minería en el país, pero sí a la contaminación con cianuro y otro químicos que se utilizan en la extracción de metales preciosos.
“No hay porqué rechazar la explotación minera del país, no estamos en contra de la explotación minera, ni en concreto tampoco de la explotación del oro”, dijo el religioso en una rueda de prensa ofrecida después de oficiar la misa dominical en la Catedral de San Salvador.
“Ojalá se explote ese oro que es una gran riqueza” agregó, pero reafirmó que “no podemos estar de acuerdo en que se emplee cianuro” así como otros químicos como el mercurio y el cadmio, que son “tremendamente venenosos”.
El prelado se expresó se esta manera al comentar que esta semana presentó por escrito sus valoraciones sobre la minería a los diputados de una comisión de la Asamblea Legislativa que estudian el tema.
En El Salvador distintas organizaciones sociales mantienen una intensa campaña en contra de las intenciones de empresas, algunas extranjeras o de capital local, que realizan acciones de exploración minera principalmente en el norte y este del país.
El Gobierno ha dicho que no dará licencias de explotación hasta que se cuente con un diagnóstico sobre los efectos al medio ambiente, mismo que aún no se inicia.
Sáenz Lacalle indicó que con el uso de los químicos “se contaminan los mantos acuíferos” y que “El Salvador es un país muy pobre, densamente poblado y todas las aguas del norte por gravedad bajan hacia el sur en el subsuelo”.
Agregó que “hay manifestaciones de contaminación de las minas viejas que todavía están dañando”, haciendo referencia a reportes de prensa sobre enfermedades congénitas que se registran en algunas zonas donde operaron minas en décadas pasadas.
Sin embargo, matizó que sus recomendaciones se encaminan a que se busquen técnicas “que no exijan que el cianuro entre en el país”.
“Cianuro que entra es cianuro que no sale, cianuro que se queda y cianuro que contamina”, replicó el religioso.
Expresó que “también es lamentable pensar que (las empresas extranjeras) se lleven todo el oro y dejen en el país el tres por ciento de los beneficios, No es justo”.
Finalmente, el arzobispo manifestó que el tema está en manos de los diputados que discuten una Ley de Minería, pero “hacemos un llamamiento para que tengan la prudencia necesaria sabiendo que está en juego la salud de todo el pueblo salvadoreño”.
“No hay porqué rechazar la explotación minera del país, no estamos en contra de la explotación minera, ni en concreto tampoco de la explotación del oro”, dijo el religioso en una rueda de prensa ofrecida después de oficiar la misa dominical en la Catedral de San Salvador.
“Ojalá se explote ese oro que es una gran riqueza” agregó, pero reafirmó que “no podemos estar de acuerdo en que se emplee cianuro” así como otros químicos como el mercurio y el cadmio, que son “tremendamente venenosos”.
El prelado se expresó se esta manera al comentar que esta semana presentó por escrito sus valoraciones sobre la minería a los diputados de una comisión de la Asamblea Legislativa que estudian el tema.
En El Salvador distintas organizaciones sociales mantienen una intensa campaña en contra de las intenciones de empresas, algunas extranjeras o de capital local, que realizan acciones de exploración minera principalmente en el norte y este del país.
El Gobierno ha dicho que no dará licencias de explotación hasta que se cuente con un diagnóstico sobre los efectos al medio ambiente, mismo que aún no se inicia.
Sáenz Lacalle indicó que con el uso de los químicos “se contaminan los mantos acuíferos” y que “El Salvador es un país muy pobre, densamente poblado y todas las aguas del norte por gravedad bajan hacia el sur en el subsuelo”.
Agregó que “hay manifestaciones de contaminación de las minas viejas que todavía están dañando”, haciendo referencia a reportes de prensa sobre enfermedades congénitas que se registran en algunas zonas donde operaron minas en décadas pasadas.
Sin embargo, matizó que sus recomendaciones se encaminan a que se busquen técnicas “que no exijan que el cianuro entre en el país”.
“Cianuro que entra es cianuro que no sale, cianuro que se queda y cianuro que contamina”, replicó el religioso.
Expresó que “también es lamentable pensar que (las empresas extranjeras) se lleven todo el oro y dejen en el país el tres por ciento de los beneficios, No es justo”.
Finalmente, el arzobispo manifestó que el tema está en manos de los diputados que discuten una Ley de Minería, pero “hacemos un llamamiento para que tengan la prudencia necesaria sabiendo que está en juego la salud de todo el pueblo salvadoreño”.
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