Aunque todavía no se puede afirmar que existe un “gran repunte” de la minería, lo cierto es que los precios internacionales y en especial de algunos minerales permiten avizorar buenos tiempos en la explotación de los recursos mineros no renovables, caso del oro cuya cotización generó un boom en la actividad aurífera nacional que se la denomina “la fiebre del oro”.
Este hecho importante ha generado un inusitado interés entre cooperativistas mineros que meses atrás abandonaron sus parajes mineros para retornar, en algunos casos, a las tareas agrícolas y en otros a buscar ocupación más segura, por ejemplo en el rubro de la construcción.
Se menciona que sólo en el departamento de La Paz las cooperativas auríferas incrementaron de algo más de medio centenar a más de 150 en el último periodo, lo que representó asimismo un movimiento inusitado de gente que se incorporó a la búsqueda del oro en diversas modalidades, elevándose hasta más de siete mil trabajadores que actualmente se ubican en los conocidos “lavaderos” en el sector de Tipuani, Apolobamba y otras minas de oro.
Lo interesante es que trabajadores mineros que eran parte fundamental en la actividad de la construcción han optado paulatinamente por dejar esa labor y retornar a las actividades mineras atraídos por los buenos precios, no sólo del oro sino también de otros minerales, caso del zinc, el estaño y los complejos de plata y plomo. Eso nos hace ver que existe un verdadero repunte de la minería.
Potosí confronta un verdadero problema, pues a la recuperación de buenos precios para diversos minerales se restringen las tareas de cooperativistas en el Cerro Rico por encima de la cota 4.000, por lo menos eso se explicó como el justificativo de las medidas restrictivas a operaciones de extracción minera para evitar un “colapso” en la estructura del monumento y símbolo de la bolivianidad.
En Potosí hay más de un centenar de cooperativas y miles de socios que ahora están en la gran disyuntiva, o sumarse a la defensa cívica en torno a la estructura de la montaña de plata o salir a buscar otras ocupaciones que no sean las tradicionalmente mineras; sabiendo que el “coloso de plata” sigue guardando ingentes reservas argentíferas en su interior.
Afirmando que hay un repunte de la actividad minera, aún sin una definida política sectorial, los informes del Ministerio de Minería señalan que entre enero y junio del año en curso Bolivia exportó 1.989 Kilos Finos (KF) de oro a Europa y menos de 50 KF al continente americano.
Lo que sobresale es el detalle del mismo ministerio al referirse al tema de las regalías y establecer que durante un “periodo de análisis” el Erario Nacional recibió 3,4 millones de dólares, lo que significa el aporte de las regiones productoras para sostener la economía nacional. Oruro es el distrito que tiene mayor registro con 1.751.439 dólares; Santa Cruz con 1.612.315; La Paz con 37.885 y Potosí con 4.719 dólares. Se trata sólo de un periodo de análisis, por tanto los montos mencionados se duplicarán hacia fines de toda la gestión.
Este hecho importante ha generado un inusitado interés entre cooperativistas mineros que meses atrás abandonaron sus parajes mineros para retornar, en algunos casos, a las tareas agrícolas y en otros a buscar ocupación más segura, por ejemplo en el rubro de la construcción.
Se menciona que sólo en el departamento de La Paz las cooperativas auríferas incrementaron de algo más de medio centenar a más de 150 en el último periodo, lo que representó asimismo un movimiento inusitado de gente que se incorporó a la búsqueda del oro en diversas modalidades, elevándose hasta más de siete mil trabajadores que actualmente se ubican en los conocidos “lavaderos” en el sector de Tipuani, Apolobamba y otras minas de oro.
Lo interesante es que trabajadores mineros que eran parte fundamental en la actividad de la construcción han optado paulatinamente por dejar esa labor y retornar a las actividades mineras atraídos por los buenos precios, no sólo del oro sino también de otros minerales, caso del zinc, el estaño y los complejos de plata y plomo. Eso nos hace ver que existe un verdadero repunte de la minería.
Potosí confronta un verdadero problema, pues a la recuperación de buenos precios para diversos minerales se restringen las tareas de cooperativistas en el Cerro Rico por encima de la cota 4.000, por lo menos eso se explicó como el justificativo de las medidas restrictivas a operaciones de extracción minera para evitar un “colapso” en la estructura del monumento y símbolo de la bolivianidad.
En Potosí hay más de un centenar de cooperativas y miles de socios que ahora están en la gran disyuntiva, o sumarse a la defensa cívica en torno a la estructura de la montaña de plata o salir a buscar otras ocupaciones que no sean las tradicionalmente mineras; sabiendo que el “coloso de plata” sigue guardando ingentes reservas argentíferas en su interior.
Afirmando que hay un repunte de la actividad minera, aún sin una definida política sectorial, los informes del Ministerio de Minería señalan que entre enero y junio del año en curso Bolivia exportó 1.989 Kilos Finos (KF) de oro a Europa y menos de 50 KF al continente americano.
Lo que sobresale es el detalle del mismo ministerio al referirse al tema de las regalías y establecer que durante un “periodo de análisis” el Erario Nacional recibió 3,4 millones de dólares, lo que significa el aporte de las regiones productoras para sostener la economía nacional. Oruro es el distrito que tiene mayor registro con 1.751.439 dólares; Santa Cruz con 1.612.315; La Paz con 37.885 y Potosí con 4.719 dólares. Se trata sólo de un periodo de análisis, por tanto los montos mencionados se duplicarán hacia fines de toda la gestión.
Un punto claro de que la minería repunta pese a las limitaciones en la dotación de incentivos financieros y las garantías que le permitan incrementar las cifras.
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