domingo, 10 de enero de 2010

Invertir para explorar y explotar un paradigma de la minería moderna

La única forma de alcanzar el objetivo de una verdadera “reactivación minera” tiene que pasar necesariamente por establecer las condiciones más favorables a las inversiones de fuertes capitales que hagan posible el desarrollo de planes concretos dirigidos a explorar nuevos yacimientos, determinar su potencialidad, disponer las mejores condiciones de avanzada tecnología para la explotación de nuestros recursos mineralógicos y luego planificar su exportación pero con “valor agregado” a través de la metalurgia y siderurgia u otro tipo de industrialización de los concentrados para no seguir vendiendo tan solo “tierra mineralizada”, como señalan algunos expertos en materia minera.



La fórmula de la triple EXP es absolutamente importante para dinamizar la nueva minería, competitiva y segura como sucede en países vecinos que aún siguen captando grandes inversiones y aumentando las operaciones mineras que se consolidan paulatinamente luego de cumplirse con adecuada exploración de nuevos yacimientos y la aplicación de tecnología moderna que garantiza buena explotación, respeto al medio ambiente y seguridad laboral.



No hace mucho se trató el tema de iniciar exploraciones en las fajas fronterizas de nuestro país, especialmente en el sector occidental (vecindad con Chile y Perú) donde existirían potenciales yacimientos que de algún modo están ahora favoreciendo las iniciativas de los vecinos que logran captar millonarias inversiones para fomentar sus planes mineros, mientras en el caso nuestro todavía hay factores de incertidumbre que ahuyentan las inversiones.



Otro detalle importante que debe ser tomado en cuenta por nuestras autoridades de área (ministerio de minería y Comibol) es que debe disponerse de financiamiento especial para encarar los procesos de transformación de metales y otras materias primas de la minería boliviana, de modo tal que se modernicen nuestras fundiciones, se habilite la siderúrgica y se pongan en marcha los complejos industriales de la gran minería, ahora sólo mostrando una estructura de miles de dólares en “fierros ordenadamente colocados” pero sin uso y beneficio alguno.



La transformación de nuestras materias primas mineras significa un avance en el proceso de industrializar la minería y esto a su vez significa ingresar en la competencia abierta con otros países que a través de la minería han logrado avances sustanciales en su desarrollo general.

Se espera que en la nueva estructura económica del país, producto de la nueva Constitución, se tome en cuenta el significativo valor de la minería en su conjunto, que más allá de incrementar su rentabilidad y generar miles de empleos favorece de manera directa al Estado y a las regiones de influencia en ésta actividad.

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