Puede parecer exagerada la apreciación, pero las cifras y las previsiones de expertos sobre el futuro inmediato de la economía en la región y en nuestro país, nos hacen presumir que hay necesidad de tomar ciertos recaudos para evitar perjuicios en importantes sistemas de nuestra producción.
Los datos que maneja el Instituto Nacional de Estadística (INE) con relación al primer trimestre del año, aunque ya estamos muy cerca a la conclusión del segundo, señala que las exportaciones de productos bolivianos descendió en una proporción del 27,6 por ciento en comparación a lo que vendimos en igual periodo del año pasado.
En la presente gestión los rubros que han sentido mayormente el efecto negativo son los de hidrocarburos, la minería y las manufacturas, en los tres casos la causa del mal es y parece que seguirá siendo la caída en los precios internacionales de nuestras materias primas.
En cuanto a los hidrocarburos, pueden darse algunas condiciones favorables para contrarrestar la situación, particularmente con incremento productivo, que si bien se da de algún modo en el tiempo actual, se vislumbra la perspectiva "saludable" de reemplazar o reforzar yacimientos en explotación con nuevos pozos, como el descubierto recientemente en Yapacaní.
Las manufacturas si bien disminuyeron en la cantidad exportable, el hecho tiene relación con factores internos, la presión del contrabando, la saturación de los mercados, especialmente de ropa (textiles y otros) con productos chinos que son introducidos en grandes cantidades, además de otros factores, como la falta de incentivos y la defensa de la producción nacional.
No es la misma situación de la minería, que lamentablemente es directamente dependiente de los precios que rigen en los mercados internacionales, donde compran nuestra materia prima a precios bajos porque la misma, en mayoría sale de nuestras fronteras en bruto, sin valor agregado que pueda elevar su precio salvo el caso del estaño, cuyos lingotes de alta pureza tienen reconocida calidad y al venderse como metálico recupera un mejor precio, aunque sigue siendo materia prima para las grandes industrias externas.
El desafío del Gobierno está en dar el gran salto hacia la industrialización de nuestra minería, pero se trata de un proceso todavía complejo, debido a que no se definen las políticas adecuadas para responder a esa necesidad de eliminar la dependencia externa y manejar una producción creciente y objetiva de minerales.
Un paso ineludible y urgente es aplicar la nueva Ley de Minería, pero debidamente reglamentada, con una apropiada normativa tributaria (impositiva) que sea de incentivo y no ahuyente inversiones, pues lo que más se necesita en el momento son capitales y tecnología de punta para prospectar, explorar y definir nuevos yacimientos con perspectivas de alta rentabilidad para el Estado, inversionistas, trabajadores y la comunidad en general.
Hay que tomar en cuenta que la presión externa, el caso de China especialmente, con una economía que disminuyó su ritmo productivo, ocasiona la caída de los precios de las materias primas, fenómeno que puede persistir debido a que el país asiático ha cambiado ciertos métodos en su gigante sistema productivo que reduce la demanda de los concentrados de minerales, como los que todavía se producen y se exportan desde Bolivia.
Para tener una idea más próxima a la realidad en materia de inversiones, datos oficiales del Banco Central de Bolivia muestran que la Inversión Extranjera Directa (IED) se redujo en el último tiempo debido al pago de las acciones que compró el Gobierno a empresas transnacionales y una transportadora de electricidad.
El informe se complementa con detalles sobre la distribución que se hizo de los recursos provenientes de la IED, y que correspondieron a un 64 por ciento con destino a los hidrocarburos, un 20 por ciento benefició al sector industrial y nada más que un 10 por ciento se dispuso para el sector minero y un mínimo saldo a otros sectores.
Como se puede observar, la inversión extranjera bruta recibida en el país benefició al sector de los hidrocarburos, pero la minería continúa siendo, como dijo un analista, la cenicienta en materia de beneficios para impulsar su producción.
En el análisis del comportamiento económico internacional, se sabe que un proceso de desaceleración de la economía china es causante para la baja de cotizaciones en las materias primas, como las que producimos en el país, debido a que la creciente industria manufacturera asiática necesita cada vez menos cantidad de materias primas, como los concentrados que todavía exportamos pero en menor cantidad. El hecho se traduce en una menor cotización de nuestros concentrados, con el perjuicio directo a nuestra economía y la de algunos vecinos que también exportan commodities.
El gran problema de nuestra economía es que la misma sigue concentrando sus prioridades en la extracción de materias primas, hidrocarburos con mucha intensidad y los minerales que en este tiempo ocupan el segundo lugar en la generación de divisas para el Erario Nacional, pero que por necesidades estratégicas debe retomar su importancia de hace años, para garantizar el desarrollo del país.
El problema es que en materia de minería más de dos años se registra la tendencia de bajada en los precios internacionales, ese hecho tiene sus efectos en los volúmenes de producción que han disminuido ostensiblemente y que obligan a disponer recursos extraordinarios para compensar ese bajón y evitar el colapso en algunas minas del país-
Una solución debe atender la sugerencia de expertos en materia minera, que plantean disponer un mayor flujo de recursos estatales o provenientes de las inversiones nacional y/o externas, para competir con las que se dispone para la exploración y explotación hidrocarburífera, tomando en cuenta que el desarrollo de grandes proyectos mineros demanda tiempo y esfuerzo, que no pueden seguir postergados.
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