Dependiendo de quién lo diga, la frase puede tener mayor o menor resonancia, puede delatar situaciones muy comprometedoras o puede pasar sencillamente como un comentario más sobre lo mucho que se habla de la minería y sus grandes problemas.
Pero cuándo un ex ministro de minería y actual asesor en la Comibol afirma que Karachipampa y Huanuni, son las dos grandes frustraciones de la Comibol, es que se reconoce necesariamente un hecho negativo que es parte de una larga gestión en la que no se ha podido revertir ese par de problemas, que aún persisten y que realmente preocupan.
La circunstancia, poco feliz por supuesto, genera interrogantes sobre un periodo de 10 años, con varias autoridades en el Ministerio de Minería, otras en la Corporación Minera de Bolivia (Comibol) y en ambos organismos, viceministros y una suerte de asesores, a quienes habría que preguntarles qué es lo que pasó en distintos periodos, en los que además de Karachipampa y Huanuni, de manera general la minería no puede reactivarse.
Si bien para otros analistas, conocedores del tema, la situación es diferente en cada caso, por ejemplo Karachipampa, el elefante blanco que camina lentamente tiene su gran problema en la obsolescencia de sus equipos, en las fuertes gastos en que se incurre aún al presente, con la esperanza de que de algún modo pueda readaptarse su funcionamiento para producir lingotes de plomo y plata con alta calidad de exportación. En el caso de Huanuni, el problema es la caída de precios internacionales, su poca y lenta recuperación de utilidades y su gigante obligación socio - laboral con una planilla extremadamente cargada.
El asesor de la presidencia en Comibol señala que actualmente la minería estatal sólo controla el 8% de la producción nacional, el sector privado minero concentra el 65% y las cooperativas tienen a su cargo el 24% de todo el proceso de extracción y exportación de nuestros concentrados, añadiendo que "una producción industrial a gran escala podría superar la crisis de los minerales".
Lo que se extraña es que tras esas apreciaciones sobre frustraciones en la actividad minera, no se dice nada sobre las causas reales del estado en que se encuentra la minería nacional, con poquísimas opciones de prospección y exploración, eso significa con pocas alternativas de disponer nuevos yacimientos debido a la falta de una adecuada política minera que sea aplicada en función a la reestructuración de Comibol, que no es lo mismo que "refundación" y además a la aplicación de la Ley 535, promulgada en Oruro el 2014 y la que en dos años no tiene reglamentación y tampoco una definición de orden tributario, que para los entendidos es la verdadera frustración de la actividad minero-metalúrgica del país. Hay necesidad de reformular conceptos, apropiando las condiciones a la realidad vigente, con políticas y normativas apropiadas, que sean un incentivo para mejorar toda la actividad minera, para posteriormente "saltar" a la industrialización con una minería productivamente segura y altamente rendidora.
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