La intoxicación por metales pesados puede causar desde problemas en los huesos, insuficiencias renales, leucemias o anemias y hasta dificultades en el cerebro, que se traducen en una afección en la parte intelectual, por lo que resulta muy perjudicial para los humanos que consumen alimentos o beben líquidos contaminados.
Es alarmante ver el agua que beben los habitantes de la población orureña de Huanuni, donde se asienta la más grande operación minera estatal, pero como no se puede ser juez y parte, el Gobierno calla ante tan alarmante situación. Eso, sin tomar en cuenta que es la segunda operación minera que ocupa una gran cantidad del líquido vital, la primera es la privada San Cristóbal.
El agua va bajando desde los cerros y pasa por el ingenio Santa Elena, desde ahí se convierte en agua ácida, luego se mezcla en el río con metales pesados que salen de la mina, más abajo la gente echa todo tipo de basura doméstica y de otro tipo y el agua continúa su curso aún más contaminada que al principio.
Como no existe otra fuente de abastecimiento del líquido elemental las personas no tienen otro camino que consumirlo aunque esté sumamente sucio y lleno de elementos tóxicos, no sólo por los metales, sino también por las bacterias y otros microorganismos que se depositan en esas aguas.
Es más, el color mismo del líquido es plomizo con matices de color marrón, además al pasar por la población misma arrastra envases plásticos, bolsas nylon, desechos de orgánicos, envases metálicos, heces fecales y otros.
Toda esa carga, de elementos tóxicos y contaminantes, llega al lago Poopó, agravando la situación en que se encuentra, ya que como dijimos en columnas anteriores, este humedal además soporta una grave sequía.
Lo peor es que, además de ser agua para el consumo humano, hay animales en el lecho del río que están bebiendo esas aguas sucias y también se utiliza el líquido para el riego, es decir, que los productos de la agricultura también son portadores de toxinas.Muchos pobladores de Huanuni han decidido abandonar el distrito minero y trasladarse a la ciudad o a otras capitales del país, para mejorar su calidad de vida, pero hay quienes se quedan con la esperanza de que se pueda paliar y hasta revertir la situación.
Quizás sea tarde para remediar la situación que ocasiona la minería en Huanuni, tal vez aún quede un rayo de esperanza ante esas obscuras circunstancias, pero lo seguro es que esta historia de contaminación puede servir de ejemplo para que no se repita en otros lugares en los que se tiene operaciones mineras, más si son grandes, para que se trabaje de manera responsable y se llegue al mínimo impacto ambiental a través de la tecnología con que se cuenta en la actualidad, sí se puede cuando hay voluntad.
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