miércoles, 5 de julio de 2017

Hay que generar nuevas alternativas para concretar la recuperación minera

De no ser por factores especiales que se producen de manera casi rutinaria en el movimiento del comercio internacional de minerales, nuestro país podría atravesar una seria crisis que comprometería su economía en general.

Según un informe del Banco Central de Bolivia (BCB), los flujos de Inversión Extranjera Directa (IED) hacia Bolivia disminuyeron en 26,1 por ciento en la gestión 2016 con relación al año anterior (2015). En números significa que la inversión neta llegó el año pasado a 410 millones de dólares, reflejándose una caída de 144,5 millones de dólares que el país dejó de percibir con relación a los 554,6 millones de dólares que se obtuvieron el 2015.

De las cifras establecidas, se desglosa lo que representa la comercialización de nuestras materias primas, determinándose que la inversión extranjera en hidrocarburos bajó en 44,8 por ciento, lo que significó restar un ingreso de 406,1 millones de dólares, en tanto que en minería la caída fue del 77,2 por ciento y un menor flujo mayor a los 40 millones de dólares.

Según el informe del BCB el descenso de la inversión externa es parte de un comportamiento que se sintió en la mayoría de los países de América del Sur, por lo mismo que también tuvo su efecto en Bolivia.

Un hecho comparativo salta a la vista en el denominado flujo de Inversión Extranjera Directa, cuando se considera lo relacionado con la minería, y es que países vecinos como Chile, Perú y Argentina, han estado recibiendo importantes "flujos" de inversiones extranjeras a través de convenios con importantes compañías mineras que dispusieron millonarios ingresos y transferencia de tecnología para desarrollar macroproyectos mineros. Algunas operaciones se han extendido al Ecuador, Colombia y también México. De ese rubro prácticamente ninguno se interesó en nuevos proyectos mineros bolivianos.

Lo cierto es que aparte del caso del litio que despierta intereses de algunos gobiernos, o el anuncio de instalar dos fundiciones de zinc, no hay otros planes que sean llamativos.



FUERTE

COMPETENCIA

Mientras se debate la suerte de la minería en nuestro medio, los países mineros de la vecindad y otros ubicados hacia el sector norte de Sudamérica están captando millonarias inversiones para desarrollar proyectos de enorme magnitud en materia de minería, agregando algunas opciones con planes futuros de industrialización, mientras que otros invertirán en la modernización de sus plantas transformadoras de concentrados metálicos.

Un recuento de información sobre el particular, señala al Perú como impulsor de varios proyectos mineros en cobre y otros minerales con inversiones anuales de hasta ocho billones de dólares, sólo la mención ya es un referente de la capacidad de mover capitales en abierta pugna con Chile, que sigue siendo el mayor productor de cobre en el mundo y que no se queda atrás en la magnitud de las inversiones que anuncia su vecino Perú.

Hacia el lado sur, la sorpresa está en Argentina, un país que como se recordará tenía su mayor potencialidad en la ganadería y ese comercio de amplia exportación, pero hace una década ha cambiado paulatinamente el rumbo de las inversiones priorizando las de orden minero, al detectarse luego de planes muy serios de prospección y exploración, yacimientos mineros de interés externo, como el caso del litio, pero además de otros yacimientos entre los que se incluye cobre, plata, zinc y otros que abren una expectativa sumamente importante,

Argentina anunció inversiones por 20 mil millones de dólares en los próximos cinco años, teniendo en cuenta no solo los desembolsos que surgirán de los proyectos ya existentes, sino de los nuevos que serán emplazados en varias provincias de ese país. Por su parte, la Cámara Argentina de Empresarios Mineros aseguró exportaciones para el 2021 por un valor de $us 25 mil millones y un beneficio de aportes al fisco en una proporción de $us 6.500 millones, lo que además significa la creación de 40 mil nuevos empleos seguros, sobre el doble de esa cantidad directos e indirectos que ya funcionan. Un detalle importante es que en Argentina se aprobó una Ley Minera Federal que tiene el objetivo de atraer y duplicar las inversiones para la minería.

Otros casos igualmente interesantes se registran en el Ecuador y en Colombia. En el primer caso se aprobó un programa de inversiones millonarias con destino a la minería para el siguiente quinquenio, pero asegurando más de 600 millones de dólares para la presente gestión y con destino exclusivo a trabajos de exploración minera. El caso de Colombia es también importante, pues su gobierno ha definido políticas de impulso a la minería, disponiendo capitales de arranque y de manera especial abriendo opciones a inversionistas extranjeros, algunos ya decididos a encarar la minería de diamantes, de oro y otros minerales en ese país.

Por lo que se observa, la competencia minera en la región es muy fuerte, en tanto que en el caso nuestro se habla de algunas inversiones por cuenta del Gobierno, varios anuncios, la mención de manejar 100 millones de dólares, que resulta un presupuesto insignificante para desarrollar proyectos de envergadura, al margen por supuesto de lo aprobado para la instalación de dos refinadoras de zinc, una en Oruro y otra en Potosí, por un valor mayor a los 500 mil dólares pero que desde dos años atrás, no pasan de muchos anuncios y nada en efectivo. El caso del litio, ha recibido fuerte inyección financiera, pero la producción está retrasada con relación a proyectos justamente de los vecinos más cercanos.

REACTIVAR

LA MINERÍA

Y la idea poco práctica de "refundar" la Comibol aún persiste, como si cambiándole el nombre cambiaria el rumbo de su accionar, lo que no es más que una pérdida de tiempo que data de muchos meses atrás y sigue siendo un proyecto para que la estatal minera sea una "empresa corporativa" y que entre sus finalidades determine por ejemplo la "la disolución y/o liquidación de sus empresas filiales y subsidiarias en sujeción a los establecido en la Ley de la Empresa Pública, así como aprobar la escala salarial y los precios de contratos en función a la política salarial del Estado.

Se dice que el proyecto aún se encuentra en análisis en el sector minero y que constará de cuatro capítulos y 30 artículos, además de disposiciones conexas al cierre de la Comibol y la creación de una entidad liquidadora y a la reorganización de la "Comibol Empresa Corporativa". Un largo proceso para refundar lo que sin más pérdida de tiempo debe ser objeto de una profunda "reestructuración" para dotarle al país de una renovada Corporación Minera de Bolivia, encargada de establecer los lineamientos de producción minera, empezando por asegurar el financiamiento para encarar planes de prospección y exploración, adecuación de la Ley 535 para otorgar seguridad jurídica y promover las inversiones, que son factores inmediatos para "motorizar" la producción minera, sin más vueltas de crear entidades liquidadoras, pues lo que se necesita es una empresa rectora de la productividad minera nacional.

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