Como se ha planteado una solución práctica en el caso de la Estatal petrolera, Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB), correspondería otro tanto en la estatal minera, la Corporación Minera de Bolivia (Comibol), aunque no por las mismas causas, pero sí con sentido práctico de activar el rendimiento técnico y operativo de la segunda procesadora de nuestras riquezas naturales.
Si bien la medida adoptada en YPFB responde a una necesidad imperiosa de frenar la corrupción y enderezar algunos planes de orden extractivo y otros de comercialización de hidrocarburos y de gas principalmente, lo que viene luego será encaminar soluciones responsables para no detener los sistemas en funcionamiento para la provisión de gas a los países con los que tenemos contratos, los que deberán incrementarse para mejorar los ingresos que favorezcan la situación de la petrolera y de la economía nacional.
Entre los ejemplos rescatables de la operación que se emprende en YPFB, está la nueva política hidrocarburífera que optimizará los recursos para lograr con eficiencia mayores y mejores objetivos. Una tarea impostergable en la política de reestructuración es priorizar la exploración de más hidrocarburos, para cumplir compromisos y para mejorar nuestra oferta exportable, lo que sucederá con el cambio de líneas operativas, bajo responsabilidad de profesionales expertos en la materia y que garanticen la aplicación de nuevos proyectos, debidamente financiados y fiscalizados.
No está exenta una nueva Ley de Incentivos que impulsa el Ministerio de Hidrocarburos para lograr nuevos contratos petroleros que permitirán ampliar las tareas de exploración y explotación de la riqueza hidrocarburífera. Algo similar podría estructurarse en el Ministerio de Minería y Metalurgia (MMM), para promover el interés de inversionistas en la búsqueda de nuevos yacimientos y en la concreción de importantes emprendimientos mineros, que coloquen a la minería en el lugar relevante que tuvo en los mejores años de la República y en el tiempo posterior que mantiene la extracción de riquezas en los yacimientos tradicionales.
Hay urgencia de reestructurar la estatal minera, y siguiendo el interés de motivar cambios en los niveles de la exploración y explotación de nuestros recursos naturales no renovables, tiene que tomarse en cuenta a la minera, cuya entidad administrativa, merece ser tratada con la óptica de una reingeniería, porque su solución no corresponde a una "refundación", sino a su reestructuración que implica cambios estructurales, empezando por acortar el tiempo ya prolongado que puede convertirse en un factor de corrupción, si no se asumen las medidas conducentes a su rehabilitación técnica y operativa.
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