La estadounidense Freeport ha dicho que la expansión de su mina El Abra, una asociación con la estatal Codelco, está entre los planes que analiza "para cuando las condiciones del mercado mejoren" y por el momento se están realizando estudios para evaluar su alcance. El plan estimaba inicialmente una inyección de 5.000 millones de dólares.
En tanto, otros proyectos como la expansión de Quebrada Blanca de la canadiense Teck Resources, por unos 4.700 millones de dólares, está avanzando en la petición de su permiso ambiental, mientras que BHP dijo que analizará en directorio la expansión de su mina Spence, de unos 2.200 millones de dólares, este próximo agosto.
Pero algunas empresas admiten ser más cautelosas este año debido a la incertidumbre por las reformas laboral y tributaria implantadas por el gobierno de la socialista Michelle Bachelet, lo que se suma a una cuota de duda por las elecciones presidenciales de noviembre.
Las reformas "han hecho que el sector esté dudoso en anunciar inversiones. Hay pérdida de confianza", dijo una fuente de alto rango en una minera privada extranjera, que prefirió el anonimato.
Otras compañías ya tienen en sus planes decidir el próximo año sobre sus proyectos. La chilena Antofagasta tendrá que ver si avanza en una ampliación de su división Centinela por 4.350 millones de dólares.
Pero, aunque la perspectiva es buena, la industria está consciente de que la mejora en los valores del metal no será comparable al boom de precios de años anteriores, por lo que los planes deberán estar ajustados a esa realidad.
Con esto, proyectos sopesados anteriormente como las grandes expansiones de minas como Los Pelambres, de Antofagasta, y Collahuasi -una sociedad de Anglo American y Glencore con firmas japonesas- no tienen señales de concretarse en el mediano plazo.
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