Se menciona que a "lo largo y ancho" del país existen yacimientos mineros, la mayoría detectados por la vía satelital, aunque no precisamente confirmados, pero por lo menos con una máxima aproximación de su ubicación real, lo que facilitaría su prospección y la futura fase de exploración, para cuantificar su potencialidad y las necesidades que implicaría desarrollar su futura explotación.
El país es rico en recursos naturales no renovables, se observa el hecho en el caso de los hidrocarburos y directamente el gas, que se han convertido en coyunturales sustitutos de los minerales. El análisis histórico y referencial sobre la riqueza minera, nos traslada indudablemente al tiempo previo a la fundación de la República y luego a los años en los que la explotación de nuestros minerales enriqueció superestados al otro lado de nuestro continente, despertando la codicia de poderosos reinados que no titubearon en mandar a sus "fuerzas de ocupación" para despojarnos de aquella riqueza, que salvada de esa explotación todavía persiste en las minas tradicionales, denominadas de la conquista.
La riqueza minera tiene larga data en ese proceso de haber construido y sostenido la República. La magnitud de esa riqueza hizo que se reconozca a Bolivia como un país eminentemente minero y lo fue, sigue siendo rico, pero para volver a tiempos de auge en la minería, hay necesidad de aplicar cuanto antes un programa de "reactivación minera" que contemple cambios sustanciales en su administración, en base a una política sectorial que priorice la prospección y la exploración de nuevos yacimientos.
Una tarea incumplida por muchas autoridades que pasaron por la cartera de Minería y por la estatal minera, sin haber definido una estrategia productiva que comience en la prospección y la exploración de yacimientos. Lo que se ha hecho es seguir explotando los yacimientos en uso, casi de manera rutinaria, con muy pocas innovaciones tecnológicas, con reducidos aportes financieros y de manera muy grave, como el caso Huanuni, triplicando su carga social, pero sin que ese proceso signifique multiplicar en igual proporción los volúmenes de producción.
La minería no se ha renovado y según los expertos, en el último tiempo se desaprovechó un largo periodo de bonanza, sin siquiera crear un "fondo de previsión" para sostener al sector en periodos de crisis. Tampoco se hicieron inversiones importantes en renovación de equipos, maquinaria pesada y obtención de tecnología de punta…el trabajo continuó rutinariamente hasta la llegada de un "nuevo ciclo" de precios bajos, que "por necesidad" inducen a los protagonistas a defender sus intereses y generar alternativas de emergencia para enfrentar la crisis.
Estamos justamente en esa fase y desde los niveles superiores del área de minería se mencionan una serie de proyectos, millonarias inversiones y muy buenas intenciones para sacar adelante la minería, sin embargo, como lo señalan los entendidos, el asunto no va por el entusiasmo, la minería necesita de manera ineludible tres elementos básicos, inversión apropiada, tecnología de punta y el tiempo necesario para cumplir, las fases de prospección y exploración, que abran las posibilidades del desarrollo de nuevos emprendimientos.
Políticas internas, resultan ciertamente contradictorias, por un lado se prioriza la inversión estatal, con fines cautelosos en defensa dizque, de nuestros recursos estratégicos, pero por otra vía se abren posibilidades a ciertos inversionistas para desarrollar programas de investigación, aunque sin comprometer esfuerzos en los planes de industrialización de nuestros minerales. Sin embargo, en los casos de recursos evaporíticos y el hierro del Mutún, es imprescindible la tecnología de punta que nos deben transferir los inversionistas que asuman convenios en tales instancias.
EL SERGEOMIN
En relación a trabajos realizados en busca de nuevos yacimientos, el Servicio Geológico Minero (Sergeomin) tiene una interesante relación sobre resultados de 23 procesos de prospección en un lapso de diez años y ejecutados en cuatro departamentos, estableciéndose que se trata de datos preliminares sobre los cuales deberá profundizarse nuevas investigaciones para verificar la potencialidad de los yacimientos en perspectiva.
Un interesante recuento publicado en la separata El Financiero de La Razón, señala además que con una inversión de 43,3 millones de bolivianos el Sergeomin ejecutó 23 proyectos de prospección y exploración geológica minera, de los cuales sólo seis muestran "resultados favorables". Se aclara que para establecer si son o no "vetas favorables" hacen falta más estudios.
El Sergeomin menciona que hay tres factores que impiden la inversión en exploración, tanto por parte del Estado como de empresas privadas.
Uno de los principales problemas constituye los conflictos sociales que se originan en las comunidades donde hay criterios divididos, una parte de comunarios muestran acuerdo con proyectos mineros, otra los rechaza y se demoran los acuerdos positivos. Por otra parte, la inseguridad jurídica hace que se produzcan avasallamiento de propiedades, especialmente cuando los precios de minerales están altos "todos quieren ser mineros", en tanto cuando esos valores bajan, los campesinos vuelven a sus actividades comunes, pero los movimientos sociales y la inestabilidad hacen que los inversionistas desistan de arriesgar sus capitales. Finalmente se observa que muchas de las gobernaciones y municipios no cumplen con los aportes establecidos de acuerdo a las normas vigentes, perjudicando el trabajo de prospección y exploración de yacimientos.
El Sergeomin, tiene como objetivo principal generar información geológica básica en el país. Esa tarea no se cumplirá en la medida que se retrasen aún más los planes de exploración, pero debidamente sustentados y supervisados a través de las investigaciones técnicas que efectúa este organismo.
En los últimos años del 2012 al 2014, se han efectuado investigaciones en los distritos de Potosí, Oruro, La Paz, Cochabamba e incluso Tarija. Se necesitan más recursos para "profundizar" esos estudios y definir la calidad de los mismos, lamentablemente, a nivel oficial se carece de una política apropiada que valore la importancia de explorar para confirmar nuevos yacimientos.
El informe de Sergeomin, organización especializada en el desarrollo de investigación geocientífica para identificar y cuantificar reservas mineralógicas para el desarrollo de nuevos emprendimientos, revela que "los resultados logrados en la última década son preliminares y sólo muestran lugares con potencial mineralógico y no así vetas".
La conclusión es que se necesita un programa minero seriamente planificado a partir de una dirección superior que establezca la estrategia de ampliar y modernizar nuestra minería.
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