Los ex cooperativistas mineros de Huanuni, que se quedaron sin trabajo y encontraron una nueva oportunidad en la mina de estaño Santa María de la provincia Cercado de Oruro, fueron cruel y violentamente maltratados por los comunarios de la provincia Bolívar de Cochabamba.
El lunes por la mañana, 60 mineros llegaron a la mina Santa María, contratados por su propietario, Jorge Pacheco. Los trabajadores del subsuelo se instalaron en el campamento minero y al día siguiente —según contaron ellos mismos— fueron atacados por una turba de campesinos enfurecidos.
Los campesinos estaban armados con piedras, picotas y fusiles. “Fuimos golpeados, torturados e incluso algunos de nuestros compañeros fueron asesinados”, relató un minero que escapó de sus captores.
Hasta la fecha se conoce de ocho heridos, cinco desaparecidos y dos fallecidos: Eloy Mollinedo y José Ordóñez. Los trabajadores hablan de un tercer fallecido, a quien lo habrían decapitado y cuyo cuerpo aún no fue trasladado a la ciudad de Oruro, donde lo esperan para velarlo en la plaza 10 de Febrero junto a los otros dos cuerpos.
Esta versión, sin embargo, fue desmentida por la Policía. El comandante departamental, coronel Alberto Lenz, dijo que “sólo hay dos muertos”.
El coronel Guido Espinoza, director de la Fuerza Especial de Lucha Contra el Crimen (FELCC), informó que el lunes una comisión de la Policía junto a un fiscal se hicieron presentes en la región de Yunguma, por la denuncia de robo de minerales.
En el lugar encontraron un fusil máuser, cuatro escopetas y 24 cartuchos de dinamita. El mismo día, los ex cooperativistas contratados por el dueño de la concesión, Jorge Pacheco, llegaron a la mina, donde se establecieron pacíficamente.
Los pobladores de la región contaron que existía el compromiso de la empresa de contratar a los comunarios de tres localidades, en 30% de cada una y 10% era de disponibilidad del propietario, lo cual —según explicaron— no se cumplió. El martes 25 de marzo, cerca del mediodía, cuando algunos de los trabajadores cocinaban y otros se organizaban para iniciar su labor, una turba de campesinos los rodeó por los dos cerros, indicó Cupertino Herrera, uno de los mineros.
“Estaban armados con piedras, palos, picotas y algunos tenían armas. Nos atacaron y empezamos a correr, porque nos sorprendieron y nosotros no estábamos armados. Entre gritos y disparos, algunos fueron atrapados”, recordó. “Incluso se escucharon ráfagas de ametralladora”, indicó Lucio Lazo, otro de los trabajadores mineros.
A los que fueron atrapados los golpearon cruelmente con palos y piedras y muchos fueron secuestrados para ser torturados. Pedro Mateo Chamani, uno de los mineros que fue secuestrado, con una herida en la cabeza y otra en la ceja, cuenta que logró escapar con la ayuda de una señora que habitaba en la casa donde lo encerraron, que lo desamarró.
“Cuando corríamos junto a un compañero, cinco campesinos nos atraparon, nos empezaron a golpear con piedras y palos. A mi compañero le volaron la oreja de una pedrada. Luego de tantos golpes perdí la visión y no sé cómo quedó mi compañero. A mí me trasladaron a una casa, me amarraron y me siguieron golpeando, luego me dejaron. Ahí pude ver armas y me resigné a morir. Pero una señora me desamarró y pude escapar”, contó.
El miércoles por la noche, la Policía encontró el cuerpo sin vida de Eloy Mollinedo, en la región Negro Pabellón, a 10 kilómetros de la mina. Más tarde, cerca de la medianoche, identificaron al otro fallecido, que fue hallado en la misma región.
El médico forense José Daza explicó que los cuerpos presentan aberturas en el cráneo y signos de violencia. El diagnóstico es de traumatismo encéfalo-craneano y hemorragia. Dijo que, al parecer, uno de ellos trató de cubrirse la cabeza, porque tiene las uñas destrozadas por los golpes.
Gladys Villca, una de las heridas que todavía se encuentra en la clínica Urme de Oruro, contó que ella presenció la muerte de uno de los mineros. Dijo que luego de golpearlo con piedras y palos, le echaron agua hirviendo en la cara. Otros de los heridos explicaron que también les dieron de picotazos a sus compañeros.
Los mineros que lograron escapar del ataque de los campesinos anunciaron que respetarán dos días de duelo. Oruro, La Razón
“Nos atacaron y empezamos a correr, porque nos sorprendieron... Entre gritos y disparos algunos fueron atrapados”.
Lucio Lazo, ex minero de Huanuni.
El lunes por la mañana, 60 mineros llegaron a la mina Santa María, contratados por su propietario, Jorge Pacheco. Los trabajadores del subsuelo se instalaron en el campamento minero y al día siguiente —según contaron ellos mismos— fueron atacados por una turba de campesinos enfurecidos.
Los campesinos estaban armados con piedras, picotas y fusiles. “Fuimos golpeados, torturados e incluso algunos de nuestros compañeros fueron asesinados”, relató un minero que escapó de sus captores.
Hasta la fecha se conoce de ocho heridos, cinco desaparecidos y dos fallecidos: Eloy Mollinedo y José Ordóñez. Los trabajadores hablan de un tercer fallecido, a quien lo habrían decapitado y cuyo cuerpo aún no fue trasladado a la ciudad de Oruro, donde lo esperan para velarlo en la plaza 10 de Febrero junto a los otros dos cuerpos.
Esta versión, sin embargo, fue desmentida por la Policía. El comandante departamental, coronel Alberto Lenz, dijo que “sólo hay dos muertos”.
El coronel Guido Espinoza, director de la Fuerza Especial de Lucha Contra el Crimen (FELCC), informó que el lunes una comisión de la Policía junto a un fiscal se hicieron presentes en la región de Yunguma, por la denuncia de robo de minerales.
En el lugar encontraron un fusil máuser, cuatro escopetas y 24 cartuchos de dinamita. El mismo día, los ex cooperativistas contratados por el dueño de la concesión, Jorge Pacheco, llegaron a la mina, donde se establecieron pacíficamente.
Los pobladores de la región contaron que existía el compromiso de la empresa de contratar a los comunarios de tres localidades, en 30% de cada una y 10% era de disponibilidad del propietario, lo cual —según explicaron— no se cumplió. El martes 25 de marzo, cerca del mediodía, cuando algunos de los trabajadores cocinaban y otros se organizaban para iniciar su labor, una turba de campesinos los rodeó por los dos cerros, indicó Cupertino Herrera, uno de los mineros.
“Estaban armados con piedras, palos, picotas y algunos tenían armas. Nos atacaron y empezamos a correr, porque nos sorprendieron y nosotros no estábamos armados. Entre gritos y disparos, algunos fueron atrapados”, recordó. “Incluso se escucharon ráfagas de ametralladora”, indicó Lucio Lazo, otro de los trabajadores mineros.
A los que fueron atrapados los golpearon cruelmente con palos y piedras y muchos fueron secuestrados para ser torturados. Pedro Mateo Chamani, uno de los mineros que fue secuestrado, con una herida en la cabeza y otra en la ceja, cuenta que logró escapar con la ayuda de una señora que habitaba en la casa donde lo encerraron, que lo desamarró.
“Cuando corríamos junto a un compañero, cinco campesinos nos atraparon, nos empezaron a golpear con piedras y palos. A mi compañero le volaron la oreja de una pedrada. Luego de tantos golpes perdí la visión y no sé cómo quedó mi compañero. A mí me trasladaron a una casa, me amarraron y me siguieron golpeando, luego me dejaron. Ahí pude ver armas y me resigné a morir. Pero una señora me desamarró y pude escapar”, contó.
El miércoles por la noche, la Policía encontró el cuerpo sin vida de Eloy Mollinedo, en la región Negro Pabellón, a 10 kilómetros de la mina. Más tarde, cerca de la medianoche, identificaron al otro fallecido, que fue hallado en la misma región.
El médico forense José Daza explicó que los cuerpos presentan aberturas en el cráneo y signos de violencia. El diagnóstico es de traumatismo encéfalo-craneano y hemorragia. Dijo que, al parecer, uno de ellos trató de cubrirse la cabeza, porque tiene las uñas destrozadas por los golpes.
Gladys Villca, una de las heridas que todavía se encuentra en la clínica Urme de Oruro, contó que ella presenció la muerte de uno de los mineros. Dijo que luego de golpearlo con piedras y palos, le echaron agua hirviendo en la cara. Otros de los heridos explicaron que también les dieron de picotazos a sus compañeros.
Los mineros que lograron escapar del ataque de los campesinos anunciaron que respetarán dos días de duelo. Oruro, La Razón
“Nos atacaron y empezamos a correr, porque nos sorprendieron... Entre gritos y disparos algunos fueron atrapados”.
Lucio Lazo, ex minero de Huanuni.
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