A Bolivia nunca le han faltado los conflictos, los malos entendidos e incluso los odios cavernícolas. En contraste, poco o nada hizo para progresar, crecer y adquirir el poder que se requiere en la defensa de sus derechos y su patrimonio. En el tema que vamos a tratar, ni siquiera se necesita todo ello, simplemente lo que hace falta es celebrar un memorable acontecimiento de alcance histórico.
El país siempre fue minero, desde que el indio Huallpa descubrió que el cerro de Potosí era rico en plata, hace más de cuatro siglos. En todo este tiempo se lo ha explotado de manera incesante. Unas veces con más fortuna que en otras, debido a la cotización que tenía el noble metal en el mercado internacional. En estos días la fortuna le sonríe a Bolivia, pues el precio de los minerales está en alza.
La sonrisa, empero, se queda muy corta. La realidad merece toda una fiesta. El país se ha colocado en la cúspide de la gran minería mundial gracias a la explotación intensiva de San Cristóbal, un riquísimo yacimiento ubicado en la provincia Nor Lípez del departamento de Potosí.
No se está hablando sólo de cientos de toneladas métricas de minerales, sino de miles. La meta que se tiene es que se procesará 40.000 TM de mineral por día, con lo que se podrá producir diariamente 1.600 TM de concentrados de zinc-plata y plomo-plata, con recuperación estimada de 76% de plata, 92% de zinc y 86% de plomo. Esta producción será transportada diariamente en el ferrocarril Uyuni-Estación Abaroa.
Las operaciones de prueba se iniciaron en agosto del año pasado. Los montos que se exportaron fueron de 50.000 a 55.000 TM. Por estos conceptos se pagó seis millones de dólares al Estado. La empresa minera San Cristóbal es subsidiaria de la estadounidense Apex Silver y de la japonesa Sumitimo. Las inversiones realizadas hasta diciembre reciente fueron de 900 millones de dólares. En el curso de este año se seguirá invirtiendo, se prevé que otros 30 millones de dólares.
De acuerdo con los informes de la empresa, las reservas disponibles ascienden a 460 millones de onzas de plata, 3,7 millones de toneladas de zinc y 1.300 millones de toneladas de plomo. La explotación se realiza a cielo abierto. El proyecto se ejecuta desde 1997, el estudio de factibilidad fue concluido en 1999 y se lo actualizó en el 2004.
En la etapa de construcción se generaron 5.000 empleos directos y 12.000 indirectos. En su fase de producción plena, la empresa operará con 1.000 personas y creará 3.000 fuentes de trabajo indirectas. La explotación durará 17 años.
Tres apuntes ofrecen la magnitud de San Cristóbal. El yacimiento minero fue descubierto allí donde se asentaba una población. Para la explotación se hizo necesario demoler toda la población y construir una nueva, pero con los servicios y las comodidades que mejoraron la vida de esa gente. Hoy, las volquetas que se usan para sacar el mineral pueden transportar 150 y 190 toneladas de carga.
El yacimiento de San Cristóbal podría constituirse en la tarjeta de presentación de la riqueza minera que tiene Bolivia, para atraer otros emprendimientos de similar o mayor magnitud. Sí cabe festejar, mucho más que en Carnaval.
El país siempre fue minero, desde que el indio Huallpa descubrió que el cerro de Potosí era rico en plata, hace más de cuatro siglos. En todo este tiempo se lo ha explotado de manera incesante. Unas veces con más fortuna que en otras, debido a la cotización que tenía el noble metal en el mercado internacional. En estos días la fortuna le sonríe a Bolivia, pues el precio de los minerales está en alza.
La sonrisa, empero, se queda muy corta. La realidad merece toda una fiesta. El país se ha colocado en la cúspide de la gran minería mundial gracias a la explotación intensiva de San Cristóbal, un riquísimo yacimiento ubicado en la provincia Nor Lípez del departamento de Potosí.
No se está hablando sólo de cientos de toneladas métricas de minerales, sino de miles. La meta que se tiene es que se procesará 40.000 TM de mineral por día, con lo que se podrá producir diariamente 1.600 TM de concentrados de zinc-plata y plomo-plata, con recuperación estimada de 76% de plata, 92% de zinc y 86% de plomo. Esta producción será transportada diariamente en el ferrocarril Uyuni-Estación Abaroa.
Las operaciones de prueba se iniciaron en agosto del año pasado. Los montos que se exportaron fueron de 50.000 a 55.000 TM. Por estos conceptos se pagó seis millones de dólares al Estado. La empresa minera San Cristóbal es subsidiaria de la estadounidense Apex Silver y de la japonesa Sumitimo. Las inversiones realizadas hasta diciembre reciente fueron de 900 millones de dólares. En el curso de este año se seguirá invirtiendo, se prevé que otros 30 millones de dólares.
De acuerdo con los informes de la empresa, las reservas disponibles ascienden a 460 millones de onzas de plata, 3,7 millones de toneladas de zinc y 1.300 millones de toneladas de plomo. La explotación se realiza a cielo abierto. El proyecto se ejecuta desde 1997, el estudio de factibilidad fue concluido en 1999 y se lo actualizó en el 2004.
En la etapa de construcción se generaron 5.000 empleos directos y 12.000 indirectos. En su fase de producción plena, la empresa operará con 1.000 personas y creará 3.000 fuentes de trabajo indirectas. La explotación durará 17 años.
Tres apuntes ofrecen la magnitud de San Cristóbal. El yacimiento minero fue descubierto allí donde se asentaba una población. Para la explotación se hizo necesario demoler toda la población y construir una nueva, pero con los servicios y las comodidades que mejoraron la vida de esa gente. Hoy, las volquetas que se usan para sacar el mineral pueden transportar 150 y 190 toneladas de carga.
El yacimiento de San Cristóbal podría constituirse en la tarjeta de presentación de la riqueza minera que tiene Bolivia, para atraer otros emprendimientos de similar o mayor magnitud. Sí cabe festejar, mucho más que en Carnaval.
No hay comentarios:
Publicar un comentario