Por lo menos hasta la fecha y en el límite de operaciones regulares en lo que resta del año, tal parece que no se producirá la "refundación" de la Corporación Minera de Bolivia (Comibol), dado que no se conocen avances de ningún tipo en ese proceso que debía dirigirse a "reestructurar" la minera estatal, para hacerla funcional de modo que su personal operativo de alto nivel profesional tenga la suficiente autoridad para delinear la política minero metalúrgica del país y el cumplimiento de proyectos productivos de alto rendimiento.
El tema de cambiar la estructura de Comibol, data de algo más de dos años, precisamente cuando se produjo un bajón en el precio de los minerales y los trabajadores asalariados a través de su federación, emplazaron al ministro a "reestructurar" la minera estatal, para encarar proyectos productivos y crear programas de emergencia en tiempos de crisis.
Como no siempre se recogen las sugerencias en su justa dimensión, pese a la experiencia que se reconoce en sus promotores, seguramente con fines de justificación de obligaciones, se lanzan ideas paralelas, pero añadiéndole factores claramente burocráticos, como la de "refundar" la Comibol "para transformar la entidad estatal incorporándole funciones de control y un rol operativo en la cadena de producción y en la comercialización de minerales.
Sin necesidad de llevar adelante un engorroso cambio de razón social para refundar a la Comibol, en el proceso planteado de su reestructuración necesariamente tendrían que incorporarse las obligaciones de control y el estudio de mercados para ampliar los destinos de exportación. La autoridad ministerial reconoció también que la Comibol, en su actual estructura vive de alquileres que sirven para el pago del 70 por ciento de una planta netamente administrativa, lo que limita su misión operativa. Ahí está la realidad de la inoperancia de Comibol, situación reconocida, pero que debe ser revertida y para eso no hay que refundar la empresa, al contrario hay que reestructurarla con un nuevo modelo operativo en el que la mayor cantidad de funcionarios sean profesionales, técnicos en minería.
Es realmente preocupante saber que en más de dos años, no se ha podido encarar la reestructuración de la Comibol, tomando en cuenta que desde el mismísimo Ministerio de Minería se reconoce que la falta de un organismo operativo desde el que se definan las políticas mineras y metalúrgicas, está causando un lamentable retraso en el apropiado uso de nuestra riqueza mineral y su industrialización.
Perder el tiempo como lo hacemos en materia de minería, por falta de apropiadas decisiones, constituye un grave daño a la economía nacional de que alguien debería ser responsable, pues de lo contrario, la figura inoperante de Comibol persistirá, el perjuicio sumará muchas pérdidas y nadie se responsabilizará de tan negativa situación.
La minería no funcionará con anuncios de inversiones cuando la falta de proyectos debidamente estructurados, es la mayor debilidad para que corra la mentada cadena productiva. Un error que no debería convertirse en horror.
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