Oruro celebra 236 años de su gesta revolucionaria, cuando un puñado de valientes patriotas decidió poner fin al saqueo de sus riquezas mineras por la atrabiliaria ocupación española y por eliminar un estado de opresión en injustas condiciones de sometimiento que en un 10 de febrero de 1781, llegaron a su fin.
Oruro ha sido desde su creación una tierra eminentemente minera, ese hecho natural y extraordinario ha marcado la condición del distrito como baluarte de la producción minera, con una serie de altibajos, producto de las grandes presiones internacionales y la competencia de intereses entre potencias, que han alterado el ciclo de explotación de la riqueza minera pero no han logrado, ni lo harán, cambiar esa condición que en el tiempo actual necesita de un esfuerzo especial y decidido para reencontrar el camino hacia la reactivación de la minería orureña, puntal de la generación de riqueza para el país y por supuesto la región.
La historia nos recuerda el alzamiento de 1781 que encabezó el rebelde Sebastián Pagador, junto a Don Jacinto Rodríguez de Herrera y un puñado de valientes decidido a cambiar el rumbo de la historia, dejando a Oruro liberada del yugo y en condiciones de enfrentar su desarrollo con el uso directo de su riqueza.
Ésta es la oportunidad propicia para releer y rescatar el valor de la exhortación que fuera planteada por el patriota Sebastián Pagador cuando señaló: "En ninguna ocasión podemos dar mejor evidentes pruebas de nuestro amor a la Patria, sino en ésta, no estimemos en nada nuestras vidas, sacrifiquémoslas, gustosos en defensa de la libertad". La idea es que ésta arenga nos motive a sacrificarnos por lograr objetivos concretos a partir de una voluntad férrea en defensa de nuestra minería. Basta de discursos, lo que se necesita son inversiones y tecnología. Viva Oruro, Viva el 10 de Febrero.
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