Esperando que se cumplan las previsiones de organizaciones internacionales, como el caso del Banco Mundial, (BM) se aguarda que el presente año, se presenten condiciones más favorables para los precios de productos básicos industriales como el gas, los minerales y la energía, este último rubro con un impulso particular en la presente gestión.
En el caso de nuestras materias primas (commodities) y sumando la provisión energética, se considera importante considerar lo que sucede a nivel internacional debido a la escasez de oferta y el fortalecimiento de la demanda de ciertos rubros en los mercados internacionales.
Una interesante nota publicada en el suplemente El Financiero (La Razón), menciona "en la edición de enero de su informe trimestral "Commodity Markets Outlook, organismo multilateral elevó su pronóstico para el precio de los metales al estimar ya no un aumento del 4 % como había anticipado en octubre de 2016, sino del 11 por ciento debido a la mayor escasez de oferta y la fuerte demanda proveniente de China y de otras economías avanzadas".
De acuerdo a las previsiones del BM se menciona que "los precios de la mayoría de los productos básicos parecen haber alcanzado su punto más bajo el año pasado y tenderán a aumentar en 2017" según el economista y autor principal de la publicación John Baffes, quien advierte "sin embargo los cambios de políticas podrían alterar este rumbo" remarcó. Un detalle más para pensar en la perspectiva de lo que puede suceder en el transcurrir de la gestión, es saber que los datos provienen de "Commodity Markets Outlook, una publicación trimestral del BM en la que se ofrece un exhaustivo análisis de mercado de los principales grupos de productos básicos, como la energía, los metales, la agricultura, los metales preciosos y los fertilizantes".
Ahora bien, en concepto de otros analistas, nuestro país continuará siendo uno de los de mayor desarrollo en el área sudamericana con un interesante crecimiento de su Producto Interno Bruto PIB, por encima del 4,3 por ciento, aspecto respaldado en gran parte por la inversión pública, el sector financiero, la construcción y de manera especial por el sector energético el gas, agregando la minería y un activo sistema manufacturero. Al margen de lo que significa toda la inversión pública, se reconoce como positiva y generadora de múltiples beneficios, la inversión privada que registró más de 2.500 millones de dólares, para impulsar proyectos de rendimiento productivo, además de contribuir en el sostenimiento y creación de fuentes de empleo.
En ésta búsqueda de criterios firmes sobre el desempeño de nuestra economía y las perspectivas que asoman para la gestión en curso, rescatamos la explicación de Rolando H. Kempff Bacigalupo, miembro de la Academia Boliviana de Ciencias Económicas, cuando afirma que "para paliar la crisis internacional, el Gobierno está aplicando el modelo keynesiano de gasto e inversión, recurriendo al incremento del déficit fiscal y el aumento de la deuda externa. El PIB nacional tendrá efectos positivos por la ejecución de varios megaproyectos, como la industrialización del litio, la exportación de hierro del Mutún, la planta fundidora de zinc, la construcción de represas hidroeléctricas como Rositas, el Bala y Cachuela Esperanza, además la venta de energía eléctrica a la Argentina y Brasil, la construcción de carreteras, los corredores multimodales entre el Atlántico y el Pacífico, además de otros proyectos que podrían hacer que el PIB nacional llegue a $us. 45.000 millones en el siguiente quinquenio. El Gobierno tiene prevista una inversión superior a los $us 35.000 millones para la gestión 2016 - 2020 y aproximadamente $us. 10.000 millones del sector privado".
Lo interesante de ésta apreciación es que se consignan prioritariamente en función del desarrollo nacional los megaproyectos mineros del litio en el salar de Uyuni, el hierro del Mutún y la planta de zinc en Oruro, se entiende que en el caso de recursos evaporíticos se incluirá en algún momento la potencial reserva del salar de Coipasa, en Oruro.
En este panorama hay que considerar también la inversión pública en las empresas del Estado, señalando que de manera global ninguna pasó del 54 por ciento de ejecución presupuestaria, debido a la declinación de precios en el caso del gas y los minerales, principales materias primas de exportación y sujetas a la relación de alta dependencia de los valores que establecen las grandes potencias en función de su competitividad industrial.
Justamente, en el país se pretende dar pasos importantes para industrializar nuestros minerales, lo que significaría disminuir ostensiblemente nuestra dependencia sólo como productores de concentrados, cuando el avance de la tecnología nos obliga a ingresar abiertamente en la industria metálica y exportar productos con valor agregado, abriendo la senda para que en función al crecimiento de este rubro, podamos también transformar nuestros metales en productos de variados usos, particularmente en la construcción, materiales que en la actualidad importamos de países vecinos, donde transforman nuestra riqueza minera en una serie de objetos, especialmente de ferretería.
La corriente económica de la presente gestión ha programado un presupuesto total de inversión pública de 6.395 millones de dólares y tales recursos serán destinados especialmente a los sectores productivos y con mayor relevancia a los proyectos relacionados con los hidrocarburos (gas), los de minería, energía, agropecuaria, la industria y el turismo. Se hace notar que estos rubros considerados de prioridad insumirán el 43 por ciento de los recursos.
Cuando ingresamos al segundo mes del año, es que comienza la preocupación particular para establecer el inicio de programas, cuyas metas se consolidarán en función a las decisiones que se adopten cuanto antes, tratando de ganarle tiempo al tiempo, uno de los factores más importantes si se trata de encarar proyectos mineros de alta rentabilidad.
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