viernes, 2 de diciembre de 2016

Luces y sombras en la explotación minera

La minería nacional está atravesando por un periodo de "luces y sombras" sin dar mayor énfasis a lo que brilla o lo que opaca ésta actividad que pese a una serie de incongruencias propias del sector, se mantiene como el segundo rubro más importante en la generación de divisas para el país, luego de la exportación del gas que retribuye al Erario Nacional, con un buen porcentaje de ingresos que son distribuidos porcentualmente en las gobernaciones, municipios y universidades.

La actividad minera, compite en algunos periodos de gestión con el rubro de las manufacturas, cuando se dan condiciones propicias para incrementar la producción y comercialización de algunos productos que orgullosamente se exportan con el sello "Hecho en Bolivia".

En términos generales, la venta del gas boliviano a los mercados de Brasil y Argentina constituye la base del Presupuesto General del Estado (PGE) y salvo muy pocas variables, la venta de nuestros concentrados mineros y el estaño metálico, refuerza esa obtención de recursos financieros que hacen viable el sostenimiento de la economía nacional.

Lamentablemente, en el último tiempo y luego del disfrute de un largo periodo de bonanza en los precios internacionales para nuestras materias primas, que dicho sea de paso, se aprovechó adecuadamente en la exploración de pozos petrolíferos logrando algunos descubrimientos para incrementar la explotación de gas, no sucedió lo mismo con la minería, no hay ningún emprendimiento nuevo de relativa importancia, por lo mismo este sector productivo sigue "arañando" en las profundidades de oscuros socavones en pos de mantener la forzada extracción de los minerales tradicionales.

IMPREVISIÓN E INEFICIENCIA

Los entendidos en la materia recuerdan a ciertos "ex ejecutivos, ex directores y dirigentes mineros" que en los buenos tiempos no desarrollaron proyectos de envergadura para reponer o abrir nuevos yacimientos, no tomaron previsiones y la prueba está en que llegado el tiempo de las "vacas flacas", la minería estatal y la cooperativizada, no tienen un "fondo de emergencia" para sostener un periodo de crisis, sin fondos "propios", por así decirlo, para mantener sus operaciones.

Varios ex conductores de la administración minera, "analizan" ahora la situación del sector, y tienen críticas muy particulares, por lo que no se hace, olvidando que tuvieron un largo tiempo de oportunidad para hacer lo que ahora sugieren que se haga. Está demás decirlo, pero los tiempos no son los mismos, cuando con excelentes precios, se pudieron iniciar nuevos emprendimientos, tomando en cuenta ese pro ceso natural de que la minería de alto rendimiento necesita de bastante tiempo y mucha inversión para pasar de la exploración a la implementación tecnológica de la extracción de minerales. Se necesitan años, de los cuales, varios se han perdido, por ineficiencia e imprevisión.

APORTE DE LA MINERÍA

Un reciente reporte del Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE), señala que "en el periodo de 2006 al 2015, Bolivia percibió en términos de valor, la suma de 25.699 millones de dólares por concepto de la renta minera, mientras que en ese mismo periodo, la exportación de minerales acumuló un volumen de 11.654 millones de toneladas".

El informe del IBCE se amplía con el detalle de que, "la renta minera en la década considerada (2006-2015), reportó para el país un valor promedio de venta de 2.200 dólares por tonelada". El año de mayor exportación de minerales en el país fue el 2014 cuando se alcanzó un valor de 3.933 millones de dólares.

Según el reporte del IBCE, entre los meses de enero a julio de la presente gestión, el valor de las exportaciones alcanzó la suma de 1.666 millones de dólares por 914 mil toneladas en volumen vendido de minerales. Se remarca que en febrero de este año, los minerales se convierten en el principal grupo de productos exportados desee el país, representando el 42 por ciento del total de las ventas al exterior que efectuó el país.

Según estos datos de fuente fehaciente, se establece que el sector de la minería boliviana alcanza un nivel óptimo que tomando en cuenta en el rubro de ingresos nacionales, compite con los que genera el rubro de hidrocarburos y especialmente el gas, aunque sin llegar a superarlos plenamente.

Tomando en cuenta los datos del IBCE, en cuanto a valores y volúmenes, se muestra una interesante variable en la importancia de los minerales exportados, hasta julio del año en curso, correspondiendo el primer lugar al zinc que logró un 29% de efectividad, seguido por el oro con 28%, la plata logró un 25%, mientras que el mineral de estaño llegó al 10% y el plomo 5%. El detalle consigna además que el conjunto de los minerales señalados en grupo se incrementó en un 9%, representando 77 mil toneladas de incremento en volumen, pero con un decrecimiento del 3% en valor, que en cifras significa 53 millones de dólares menos, respecto al mismo periodo del pasado año (2015).

Una pregunta que surge en función al destino de nuestros concentrados de minerales, tiene una respuesta concreta y es que los Estados Unidos nos compra la materia minera, por un valor de 513 millones de dólares, lo que significa un 31 por ciento de exportaciones; China es el segundo país comprador de los commodities bolivianos, lo hace por un valor de 221 millones de dólares, que implica un 13% de las ventas y algo menos lo hace Japón con 211 millones de dólares. Luego se ubican otros destinos con menores porcentajes.

Según algunos analistas, esta situación muestra la prevalencia del mayor comprador que sin llegar a imponer un factor dominante del mercado, puede establecer sus condiciones de mercado, relacionando la competencia con los otros dos compradores, la China y el Japón, que por su parte y de acuerdo a sus propios intereses, influyen en los márgenes del control de la pizarra de precios para la compra de minerales a nivel general.



FALTAN DECISIONES

La coyuntura actual, por las condiciones en que se desenvuelve la minería, amerita soluciones estructurales que deben ser aplicadas desde el ministerio de área, de modo que los proyectos con mayores "luces" en su planificación continúen su desarrollo, para que como sucede en países vecinos, la minería retome confianza de inversionistas, dispuestos al aporte de capitales y la transferencia de moderna tecnología, dos aspectos que al ejecutarse, sin lugar a dudas facilitarán el cambio con sentido productivo en nuestra minería.

Las sombras que dejaron gestiones improductivas, deben despejarse con medidas que incluyan la reglamentación de la Ley 535, la reestructuración de Comibol y la disposición de fomentar las inversiones mayores, nacionales o extranjeras, para dar brillo a nuestra minería.

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