El hecho se da porque los que explotan oro sólo pagan una alícuota de 2,5% que aplica a yacimientos marginales y no el 7%, que corresponde en muchos casos.
En 2019, el Estado boliviano perdió más de 50 millones de dólares en ingresos por la explotación de oro, pese a una mayor venta del metal dorado y el alza de precios. Expertos afirman que se debe corregir algunas contradicciones que están insertas en la Ley de Minería.
“El año pasado, Bolivia registró 42 toneladas extraídas con un valor cercano a los 2.000 millones de dólares, (la exportación más alta de todos los minerales) las que dejaron menos de 50 millones de dólares al Estado, una de las más bajas de los principales metales”, calculó el investigador de la Fundación Jubileo, Héctor Córdova.
Explicó que la “extraordinaria” utilidad que obtienen los operadores se debe sobre todo, a que no pagan el Impuesto a las Utilidades de las Empresas (IUE), a que se apropian del valor del metal y a que pagan la menor regalía comparado con los otros minerales.
En criterio de Córdova, por estas razones, la extracción del metal dorado seguirá creciendo y el Estado perdiendo patrimonio a manos “llenas”, mientras no cambien las estructuras de la explotación aurífera y el precio siga subiendo en el mercado internacional.
Un claro ejemplo es que el oro se convierte en refugio durante los momentos de crisis. Por eso, durante la cuarentena que se dispuso a nivel mundial por el coronavirus, su precio subió de manera constante y se ha mantenido por encima de los 1.700 dólares la onza troy en las últimas semanas. Cuando en el mismo periodo de 2019 estaba en unos 1.200 dólares.
“El bajo aporte al Estado se debe a la medida que se tomó hace unos años de bajar la alícuota de la regalía aurífera para impedir el contrabando de oro boliviano a los países vecinos y favorecer a las cooperativas del sector. Se dijo que la alícuota de 2,5% sólo se aplicaría a yacimientos marginales operados en pequeña escala. Diez años después, todas las operaciones auríferas declaran que explotan oro de yacimientos marginales y en pequeña escala. Nadie paga la verdadera alícuota de 7%”, observó Córdova.
Actualmente, casi el 100% del oro extraído es declarado a nombre de alguna cooperativa; sin embargo, numerosos testimonios indican que, en la zona aurífera de La Paz, se ven empresas privadas haciendo las operaciones mineras.
De acuerdo con los datos del Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE), al primer trimestre de 2020, el valor de las exportaciones de los minerales creció en 3%, comparado con igual fecha de 2019, impulsado principalmente por el aumento en la cotización del oro (ver gráfica).
También señala que el 41% de los principales exportados lo representó el oro; seguido del zinc con 31%; plata con 14%; estaño con el 7%, y otros con menor participación.
El investigador del Centro de Estudios para el Desarrollo Laboral y Agrario (CEDLA), Pablo Poveda, precisó que en el primer trimestre de 2020 en relación a 2019, el volumen de exportación de minerales cayó en 11% de 406.732 a 360.201 toneladas, mientras que el valor creció en 3% de 946 millones a 976 millones de dólares.
“La caída del volumen se debe a la menor demanda del mercado mundial que afectó principalmente a la minería tradicional de zinc, plomo, estaño y plata. Estas caídas de la producción, acompañadas por la caída de precios el primer trimestre de 2020 en relación a los de 2019, se reflejaron también en el valor de las exportaciones polimetálicas”, indicó.
Mientras que el valor de venta de oro y plata se vieron incrementados, por el alza de precio que se dio durante los tres primeros meses del año, que llegó a compensar la caída en volumen y en valor del envío de minerales tradicionales.
Según Póveda, esto se da porque los inversores, frente a la caída de los precios de otras materias primas como el petróleo o el zinc, vuelcan sus inversiones a la producción de oro provocando el aumento de sus precios.
Otra razón para el aumento de la demanda del metal dorado se debe a su importante rol en la revolución industrial y la transición energética.
En el mundo los expertos señalan que en 2022 el precio del oro puede llegar a cotizar en unos 3.000 dólares la onza troy.
“Tomando en cuenta este escenario, la política para el oro debería convertirse en estratégica, es decir que, el Estado debería tener el control de la comercialización de oro, para mantenerlo como reservas internacionales del Banco Central de Bolivia. Las bajas regalías responden a favorecer a la producción marginal que está en manos de cooperativas”, enfatizó.
Sin embargo, pese a que la ley prohíbe la asociación con capitales privados y extranjeros, los cuentapropistas acuden a éstos para financiar la explotación de sus yacimientos, a cambio de más del 70% de su producción para el inversionista. “La política también debería corregir estas contradicciones de la Ley de Minería”, sugirió el investigador.
Morales: “El oro es un activo como cualquier otro”
“A pesar de que muchos expertos consideran al oro como una excelente inversión, si se examina la trayectoria de sus precios se verá que ha tenido fuertes fluctuaciones. Por ejemplo luego de la crisis internacional financiera, la onza troy cotizó a 1.800 dólares para bajar en los años siguientes a 1.200, lo que mostró que el oro es un activo como cualquier otro y que no siempre brilla”, consideró el expresidente del Banco Central de Bolivia, Juan Antonio Morales.
Aunque también indicó que sin duda, los inversores en los mercados bursátiles y de commodities anticiparon desde el primer trimestre de este año, una situación de crisis económica causada por la pandemia del coronavirus.
Si bien el oro sigue siendo un activo de refugio en épocas de turbulencia, como se evidenció en abril y mayo, cuando su cotización mostró tendencia de subida, pero puede registrar a la baja en el caso de que las economías de los países industrializados se estabilicen.
“Siempre es muy difícil hacer pronósticos de precios futuros. Si los mercados se tranquilizan, el mejor pronóstico del precio para mañana es el precio de hoy”, analizó Morales.
Entretanto, según el investigador del CEDLA, Pablo Póveda, el oro se convierte en refugio de valor porque por sus propiedades naturales se convierte en dinero mundial, es la objetivación material de la energía humana que se consume en el proceso de de extracción del mineral..
“Las inversiones en oro también son una opción escogida frente a la caída de las tasas de interés bancarias, que caen debido a la inyección de dólares por la Reserva Federal para impedir que la actividad económica se detenga ante la emergencia sanitaria del COVID-19”, explicó.