miércoles, 12 de julio de 2017

Minería boliviana se debate otro año en la incertidumbre

Cuando se consideran ciertas variables en función de la producción minera de nuestro país, entra una serie de elementos que sin embargo no garantizan el desarrollo de la esperada y anunciada "reactivación minera", un proceso que se maneja desde hace muchos años incluso, según los expertos, desde que se produjo la caída de precios de minerales en la década de los 80, cuando miles de trabajadores fueron "relocalizados". Después del duro golpe se acuñó la frase de la "reactivación minera", la que no se da hasta el presente, porque tampoco se han implementado modificaciones sustanciales en materia de actividad minera en el sector estatal, que sigue operando los yacimientos tradicionales que fueron descubiertos en la era de los barones del estaño.

El importante potencial de esas vetas mineras, como las existentes en la rica montaña de plata en Potosí o con menores cantidades, pero aún perdurables en el Posokoni de Huanuni son muestras junto al rico yacimiento de Colquiri en el que todavía se extraen toneladas de concentrados mineros guardados en el subsuelo de esas nuestras áreas mineras, en curso de explotación.

Durante la pasada gestión 2016 y prácticamente el primer semestre del año en curso se han hecho muchos anuncios de inversiones mineras para impulsar nuevos proyectos, sin embargo, más allá de considerar los casos especiales del litio en Uyuni y Coipasa, o el hierro en el Mutún, que todavía no marcha, no ha habido nuevas iniciativas que puedan considerarse renovadoras y de alentadoras perspectivas, todo por la falta de planes de prospección y exploración en el sector de la minería estatal.

En cuanto a la minería mediana privada, el boom de los últimos años, corresponde a la Minera San Cristóbal, que demoró 10 años entre prospectarla, asegurar la capacidad de sus yacimientos explorados y comenzar una operación que es considerada la más importante del país y que ahora corresponde a la Sumitomo del Japón.

Las otras minas privadas como Sinchi Wayra de la Glencore, la Empresa Manquiri de la Coeur Mining y la otra empresa Panamerican Silver, todas ubicadas en la jurisdicción del Departamento de Potosí, han generado importantes utilidades y por lo mismo, pagaron impuestos y regalías, favoreciendo municipios y la gobernación de la Villa Imperial. El privilegiado departamento de Potosí, tiene cifradas esperanzas en las utilidades que reporte el megaproyecto del litio en el salar de Uyuni, aunque como lo reconocen los artífices de algunos "planes pilotos" y otros que se desarrollan en la zona del salar, todavía tardarán cierto tiempo antes de abrirse al comercio competitivo internacional.

Precisamente, según algunos expertos en la materia, ese debería ser un asunto de prioridad estratégica, tomando en cuenta la fluida información que se genera en los países vecinos, el nuestro estaría "cargando una peligrosa mora" que puede alterar más adelante el mercado del litio y sus productos, por la saturación industrial y la inventiva y uso de nuevos elementos, cada vez más sofisticados que se apartan del consumo directo del ion litio.



REPUNTE DE

EXPORTACIÓN

Otro aspecto interesante en el movimiento de nuestra minería, es que en el primer trimestre del año en curso logró un repunte del 22 por ciento de incremento en el valor de su comercialización, en tanto que en ese mismo periodo los volúmenes de exportación del gas natural descendieron en 20 por ciento, lo que significó una pérdida del 12 por ciento en términos de valor neto.

Las exportaciones bolivianas totales, en el primer trimestre de la gestión alcanzaron a 1.677 millones de dólares, registrando un crecimiento del 4% en términos de valor pero una caída del 19% en volumen comparativamente al mismo periodo del año pasado.

Las ventas externas de minerales e hidrocarburos representaron el 80% del total exportado, mostrando la importancia de nuestras materias primas y en ese periodo el repunte de las exportaciones mineras, hecho comentado favorablemente en niveles vinculados a la actividad minera, situación que podría mantenerse vigente en función al comportamiento de las cotizaciones internacionales y la aplicación de medidas especiales para mejorar el rendimiento de la producción minera, con modernización de tecnología, adecuación de operaciones e incorporación de sistemas que permitan la diversificación en la búsqueda y explotación de otros minerales, que sin ser los tradicionales, están presentes en las vetas que diariamente proveen concentrados con alto contenido de otros minerales cuyo valor aumentaría su precio, especialmente si son objeto de una separación y refinación técnicamente realizada en ingenios de moderna estructura.

Un anuncio repetido desde hace tres gestiones refería la instalación de dos plantas de refinación y fundición de zinc, una que se instalará en Oruro, la otra en Potosí, con una inversión - ya aprobada- de 500 millones de dólares para los dos proyectos, se incluye una tercera para Colquiri en La Paz, lo que motivó una reformulación presupuestaria con un anuncio del ministro del ramo al señalar que se dispondrán 2.000 millones de dólares, una parte para esas nuevas plantas y otra para proyectos productivos mineros. Pese al anuncio de la pasada gestión, todavía no hay visos de implementación de tales refinerías, salvo algunos trabajos en Colquiri y el adelanto sobre la ubicación de la planta en Oruro, que ocupará predios en el complejo de Vinto, pero nada más de forma oficial sobre el tema.



DIFERENCIA

EN INVERSIONES

De manera comparativa, en el rubro de inversiones, las que se anuncian en nuestro medio y las que se hacen en países de la competencia minera, hay distancias considerables que recorrer para aproximarse a objetivos de los gobiernos vecinos que impulsan sus proyectos mineros, abriendo grandes posibilidades a la inversión privada apoyando una minería ascendente.

Los países con inversiones millonarias son el Perú y Chile, algo más moderada la Argentina y al norte de nuestra vecindad Ecuador y Colombia. Los montos de inversión para la minería del exterior, son llamativos, se mencionan $us 5.000 millones en Perú, 3.000 millones en Chile, Colombia dispondría más de 2.000 millones y la Argentina no se queda atrás al contemplar 20.000 millones para el próximo quinquenio. En el país según el dossier de minería y metalurgia al 2015 se contempla "un promedio de inversión anual que llegó a poco más de $us 300 millones entre 2006 - 2015".

Teniendo datos sobre el potencial de las reservas mineralógicas del país, según los entendidos, no es posible que se mantenga tan prolongada espera para definir una política minera "agresiva", partiendo de multiplicar las inversiones y encarar seriamente la "reactivación" de la importante minería boliviana.

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