sábado, 22 de octubre de 2016

Industrializar la minería boliviana es parte de una buena intención

Mientras nuestra minería se sostenga precariamente en sus actuales condiciones, "raspando" lo último que hay de minerales en las vetas de las minas de la conquista y la primera nacionalización de esas riquezas, la situación permanecerá en sólo buenas intenciones, si se trata de abordar el tema de su industrialización.

Por supuesto que el proceso nos muestra un camino complejo con muchos vericuetos que no han podido eliminarse, persisten y hacen dificultoso el avance hacia objetivos más concretos para transformar nuestros concentrados en metales como sucede con el estaño y algo de antimonio que produce la metalúrgica de Vinto en Oruro, pues el resto de nuestros minerales se exportan como concentrados "en bruto", sin un mínimo de valor agregado.

Este hecho es corriente en la exportación que hacemos de concentrados con bajo precio, con un deliberado desconocimiento de otros minerales no declarados y que son separados industrialmente por nuestros compradores, pero sin reconocimiento de su valor extra, que significa una pérdida directa en nuestra economía, lo que se evitaría si tales materias primas se funden y exportan con valor agregado.

La original Empresa Nacional de Fundiciones (Enaf), ha permitido adelantar el proceso de convertir nuestros concentrados de estaño en lingotes metálicos de alta pureza, reconocida esa calidad a nivel internacional, asegurando un mercado permanente y que se amplía en el mapa de las grandes industrias de Europa, Asia y EE.UU.

La fuerte demanda del producto ha motivado una reingeniería en la fundición de Oruro y la misma se ha modernizado con la incorporación de un horno Ausmelt, aunque el proceso de su instalación demoró mucho más de los previsto en tiempo y en costo, en fin, la fundición crece, su producción se incrementa y se habla de otras perspectivas para avanzar en la industrialización de otros concentrados.

No sucedió lo mismo con la Empresa Metalúrgica de Karachipampa (EMK), conocida por su inoperatividad y los altos costos de su mantenimiento como el "elefante blanco" de nuestra minería. Arrancó después de fuerte inversión, pero su marcha fue lenta y costosa pues se detuvo después de muy pocos pasos. Su reparación demoró buen tiempo y ponerla en funcionamiento significó otro esfuerzo más al Gobierno, todo en busca de habilitarla para fundir nuestros concentrados de plomo y plata. Algo se logró, pero otra vez se interrumpió el trabajo por fallas atribuibles a la obsolescencia de la gigante planta de la que alguien comentó que se trataba de "una planta de fierros ordenadamente colocados para uso de exposición, pero no de fundición".

Los esfuerzos persisten, nuevos gastos, pero con mayor criterio de salvar las dificultades y hacer que Karachipampa avance otro paso fundamental en el proceso de industrializar nuestra minería. La importante minera privada San Cristóbal le provee de suficiente materia prima y ya se contaron algunas ventas de plomo y plata en lingotes, también con calidad internacionalmente exigida.

Dos refinerías

En ese proceso paulatino de convertir nuestros concentrados en metálicos, ya se cuenta el estaño, como producto de exportación en crecimiento. Se perfila hacia adelante la fundición de plomo y plata, ojalá se ajuste el tratamiento técnico en Karachipampa para hacer regular la comercialización de esos lingotes cuyo mercado también tiene una excelente demanda que podremos satisfacer con una regular fundición de toneladas de pata y plomo.

Una última información originada en la gerencia de la EMK, señala que durante la gestión 2016, este complejo metalúrgico produjo cinco toneladas de plata y centenares (¿) de plomo con estándares internacionales. El gerente de la EMK, Hugo Arando, ratificó que en lo que va de la gestión la producción fue mayor a cinco toneladas de plata, además de 900 toneladas de plomo, en ambos casos con pureza de 99,98%, exigible en las compañías compradoras. Se resalta que es la "primera vez" que Karachipampa registra tales volúmenes de producción.

La gran expectativa de orureños y potosinos, especialmente de los primeros, está en la instalación de plantas refinadoras de zinc, una en cada distrito, con lo que otro mineral de alta producción, pasaría a la fundición, aumentando la cantidad de nuestras materias primas con precio al valor agregado, que significa más utilidades en toda la cadena productiva.

El caso es que en el ministerio de minería, no se explica ninguna razón por la prolongada demora en la ubicación e instalación de las fundiciones de zinc para hablar de su etapa práctica en producir otra línea de metálicos para exportarlos con el sello "made in Bolivia".

Para algunos dirigentes mineros y observadores del sector, el asunto de las fundiciones de zinc, está pasando de "castaño a oscuro", sin que exista ninguna aclaración a la demora persistente, pese a que en materia de presupuesto ya se aprobó cerca de medio millón de dólares para la ejecución de los dos proyectos.

Como se puede observar, con dos empresas metalúrgicas en funcionamiento, una casi de manera regular, aunque el horno Ausmelt deberá aumentar su rendimiento para que la metalúrgica de Vinto alcance objetivos trazados para elevar sus volúmenes de exportación, está la otra, la de Karachipampa con el horno Kivcet, todavía en ajustes de alta tecnología para consolidar su proceso productivo, haciendo posible ampliar la venta de nuestros concentrados, convertiros en metales con alto valor agregado, un paso, o mejor dos, en el proceso de la industrialización minera que tiene mucho por andar, en tanto, y lo ratifican los expertos, este asunto es una buena intención.



Lo más grande

El proyecto de industrializar el litio sigue avanzando pero lentamente, en cambio la competencia de países vecinos se hace sentir, con la materialización de importantes convenios estratégicos de inversión y transferencia de tecnología, para satisfacer la demanda del producto en un mercado creciente hasta cierto punto, pero inclusive muy voluble ante la generación de proyectos sustitutos al uso de baterías de ión litio, reemplazadas por otras de energía solar. El asunto está en no perder en espacio y tiempo, "el tren de turno" ante la competencia ilimitada".

Lo del hierro del Mutún, parecería desenvolverse con un sino de mala suerte, de una empresa brasileña que no funcionó, se pasó la firma india Jindal Steel & Powers, de esa a otra internacional, que se adjudicó el proyecto, una firma china que en el último tiempo no da señales de actividad, para encarar un trabajo que ya debía estar funcionando con miras a la instalación de una siderúrgica para transformar el hierro en acero del Mutún.

En ambos casos, litio y hierro, estuvieron cerca consorcios del país asiático. Estos proyectos son determinantes para la industrialización de nuestra minería. Deben exigirse resultados serios y efectivos, ya no estamos para cuentos…chinos.

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