viernes, 2 de septiembre de 2016

La actividad minera debe tener garantías para su operabilidad

Cualquier alteración que se produzca en la producción minera en el tiempo actual, es altamente nociva para los fines de recuperación del sector, tomando en cuenta que se está logrando superar dificultosamente un periodo de precios bajos que colocó a la minería en etapa de crisis, que menos mal se superó con cierto apoyo financiero, con la cuota parte de voluntad laboral y en el caso del sector privado mediano con una adecuada inyección financiera y previsiones técnicas.

La vigencia de precios bajos alteró principalmente a los sectores más vulnerables, el estatal y las cooperativas debido en la última instancia a la precariedad de las operaciones y en el primer caso a la falta de recursos en reserva, para soportar periodos de crisis como el que se ha confrontado recientemente.

Los conflictos mineros en cualquier subsector alteran al conjunto de la producción, debido a la incidencia de temores y presiones, que hacen irregulares las tareas cotidianas, más aún si algunas medidas pasan al nivel de enfrentamientos con saldo lamentable de víctimas en los sectores en pugna. No hay seguridades de trabajo, si de por medio hay convulsión en alguno de los segmentos que forman toda la cadena productiva minera y metalúrgica del país.

Según datos del INE, la actividad minera reporta índices importantes de exportación, el caso del sector privado es el más importante con el 62 por ciento de aporte, le siguen las cooperativas mineras con un 30% de contribución a la venta total de minerales y finalmente está el sector estatal con un 8 por ciento de apoyo a las exportaciones. Este movimiento especial se altera sensiblemente cuando en algunos de los subsectores, generalmente de las cooperativas o los asalariados, salen de los márgenes regulares de negociación y alteran las fases de trabajo cotidiano, lo que significa una pérdida en los volúmenes de producción, aspecto que se acrecienta en la medida del tiempo que se prolonguen las presiones y se demoren las soluciones.

En los últimos años las cooperativas mineras han crecido ostensiblemente y aunque como en el caso del sector estatal, no aprovecharon convenientemente el tiempo de los buenos precios, para generar un fondo de reserva, han salido adelante en el reciente problema de la caída de precios, gracias al apoyo que otorgó el Gobierno central, permitiendo que estas organizaciones solidarias y sin fines de lucro puedan seguir manteniendo sus niveles productivos.

La minería estatal y en especial el distrito de Huanuni, también se beneficiaron de apoyos financieros a través de fideicomisos, se mantiene aún una deuda que será pagada en varios años, tanto para nivelar el costo de las pérdidas, como para devolver al Estado las cuentas de muchos miles de dólares. La experiencia de Huanuni es patética, pues sus dificultades se sintieron en cuanto bajaron los precios de minerales, su abultada planilla con miles de cooperativistas que fueron incorporados en un tiempo de presión social, constituye aún al presente un problema que debe ser solucionado con medidas técnicas y sociales para nivelar los costos de producción, como lo hace Colquiri, que mantiene su rentabilidad.

El sector minero que mantiene un nivel productivo estable, aun sopesando las consecuencias de la crisis de precios, es la minería privada mediana, en la que se adoptan medidas administrativas de previsión, se manejan niveles tecnológicos de seguridad productiva, se mantienen buenas relaciones laborales, en materia de salarios, salud, apoyo familiar y de educación para hijos, minimizando posibles brotes de orden socio - sindical, lo que garantiza la continuidad en el desarrollo de los proyectos definidos dentro de políticas de alta tecnología y rentabilidad.

Sin embargo en el tiempo presente, hay un movimiento conflictivo generado por demandas de los cooperativistas, que en un primer pliego incluía 10 puntos y que en cuestión de días se convirtió en un documento de 24 planteamientos que incluye algunos aspectos que involucran a todo el conjunto del sistema cooperativo nacional y que tienen respaldo de Concobol, la organización que agrupa a cooperativas de servicio y otras que observan una reciente ley aprobada para el sector.

Las cooperativas mineras han subido en número, se habla de más de 100 mil afiliados en todo el país, lo que coloca al sector en un lugar de fuerza social que mueve mucha gente y por lo mismo aplica el factor de fuerza para lograr sus fines sectoriales.

Lo importante en todo caso, es que se pacifique al sector, que se resuelvan los problemas que están al margen de disposiciones legales, que se cumplan otros en función de equidad y respeto a derechos de todos los que trabajan en la minería boliviana, el importante sector productivo que espera recuperar su condición de principal generadora de divisas y regalías. Las autoridades deben garantizar una pronta solución al problema vigente.

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