miércoles, 7 de septiembre de 2016

Cooperativismo minero en crisis: Minería nacional precisa de respaldo organizacional

Los hechos ocurridos en los últimos días del pasado mes, han sacudido fuertemente a un sector, considerado "poderoso" por sus actores, aunque no precisamente en el orden productivo, pero sí en su conformación socio-política y la cantidad de sus componentes, no todos afiliados cooperativistas y capacitados en esa doctrina de solidaridad y servicio, sino más bien emprendedores "capitalistas" o con menos apego al sistema cooperativo en función de "cuentapropistas".

Los hechos que han enlutado a varias familias, las condiciones en que se han desarrollado las acciones protagonizadas por los mineros asociados, han dejado dolor, han causado pavor y han develado algunas circunstancias que se manejan en niveles superiores del Gobierno, con vinculaciones políticas, aprovechando la circunstancia para generar un cambio en el orden constituido, según lo han denunciado las más altas autoridades del Estado.

El caso está actualmente en investigación, con seguridad que se prolongará por algún tiempo más, porque todavía se busca más evidencias y además a más culpables de lo acontecido y de lo que supuestamente debía suceder.

La muerte de un viceministro, las circunstancias de ese luctuoso suceso, con características de alta violencia, han conmocionado a la opinión pública en general como ha consternado también la muerte de trabajadores mineros que han dejado familias en la orfandad y lamentablemente todos estos hechos, como culminación de una movilización sectorial, que según observadores y expertos se pudo solucionar de la manera más sencilla, si se manejaba el asunto con mayor tino y sin llegar a la peligrosa situación de medir fuerzas en una pulseta en la que predominaban una serie de condiciones adversas para los dos sectores enfrentados.

Los resultados muestran que cuando no se actúa con oportunidad y decisión, muchas cosas pueden conspirar contra las buenas intenciones, especialmente si estas no son expresadas para su correcta comprensión. Lo sucedido en Panduro en los pasados días, tiene que servir de enseñanza para quienes manejan los hilos del Estado y para los que convencidos de un poder que no es tal, se animan a conspirar contra el bien público y la vida ajena, poniendo en riesgo la seguridad colectiva, en pos de beneficios sectarios que debieran servir a mayorías sociales y no sólo a grupos que responden como quieren a compromisos surgidos entre prerrogativas de un "toma y daca" sin control, o aplicando el cobro de facturas "por servicios prestados".

La minería no se detiene

La secuela de los hechos, particularizados en uno de los subsectores de la minería nacional, no puede ni debe alterar el desarrollo del resto de las tareas productivas del sector estatal, la minería chica y la mediana privada, que pese al remezón generado entre las cooperativas, no tendría que influir en la cotidianidad de operaciones que separadamente se mantienen de acuerdo a las alternativas en que ejecutan sus tareas programadas.

Había un problema delicado y estaba relacionado con una posición de los mineros asalariados del distrito de Colquiri, que declararon estado de emergencia ante las amenazas de cooperativistas de querer extender sus áreas de explotación en esa mina estatal. El dirigente sindical de Colquiri, se reunió con el titular de minería para solicitar garantías que eviten excesos de cooperativistas y no alteren el ritmo productivo de ese distrito, considerado en este momento el más importante en el sector de la minería estatal. Ese asunto seguramente quedará congelado.

La otra parte del tema tiene que ver con la falta de ciertas definiciones en el orden administrativo general de la minería nacional que carece de una política minera estructurada técnicamente y apropiada al conjunto de este sistema productivo que de momento se debate entre algunos anuncios de inversión, proyectos a largo plazo, pero sin definiciones estructurales que cambien el modelo que persiste con la vieja Comibol y no se acomoda a la dinámica de un nuevo orden productivo de abierta competencia, generando las condiciones apropiadas para tentar inversiones de alto valor financiero con el añadido de moderna tecnología, renovación de equipos, maquinaria pesada y motorizados de alto tonelaje para emprendimientos mineros de envergadura.

La idea global tiene que ser esa, dinamizar el sector minero, pero con reglas de juego claras, con una Ley Minera (535), promulgada en mayo del 2014 y que no está en aplicación porque carece de un reglamento apropiado y además de la aprobación de un sistema tributario que signifique "tentación" a los inversores, para que acuerdos de por medio, se otorgue al país, los beneficios de un avance sustancial en la explotación minera, respetando derechos y condiciones factibles de aprovechamiento racional en la explotación de nuestra riqueza mineral.

Hay que recordar -una vez más- que inmediatamente de presentarse la caída de los precios bajos de minerales en ésta última etapa, fueron los trabajadores mineros asalariados que plantearon oficialmente al Gobierno, la urgente reestructuración de la estatal minera. Comibol, como una condición para hablar luego de una urgente "reactivación minera". Desde el ministerio del ramo se aseguró que se procedería en ese sentido, pero transcurrido el tiempo, muchos meses, no avanza ese proceso y la minería sigue a la deriva.

Es cierto que la minería no se detiene, pero su producción actual, sin contar la producción del sector privado, es preocupante, frente a las expectativas de volver a la gran minería de hace años, sostén y garantía de la economía boliviana.

Recursos mineralógicos es lo que menos falta, aseguran los expertos, pero también recomiendan la urgencia de invertir para prospectar y explorar nuevos yacimientos. Mucho dinero, pero además bastante tiempo, este último detalle que entre otros se está perdiendo lastimosamente, por falta de empeño en definir las estrategias de una política minera de avanzada.

No se puede seguir trabajando en la minería rudimentaria, como la que desarrollan algunas cooperativas, el nuevo enfoque minero debe abrirse a la minería tecnológicamente preparada, para que sea rendidora y sustentable en periodos de largo alcance. Definiciones, política estratégica, claras reglas de juego, seguridades para inversiones, deben ser parte de una nueva minería, manejada por una renovada Comibol, desde cuándo, esa es la incógnita del tiempo presente que avanza inexorable, no retrocede y no perdona.

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