sábado, 28 de mayo de 2016

En minería de buenas intenciones hay que pasar a ejecutar proyectos

Lo ideal en el desarrollo minero sería que se pase de las buenas intenciones a la ejecución práctica de los proyectos que desde hace mucho tiempo se mencionan y que por diversas circunstancias se mantienen en esa situación de pre ejecución sin convertirse en factores que generen movimientos concretos por ejemplo en el uso apropiado de recursos financieros, en la creación de fuentes de empleo, en la obtención de utilidades para el Erario Nacional y para las regiones en las que se producen las operaciones mineras, hecho que necesariamente permite un factor multiplicador de efecto socio - económico, que está haciendo falta para sentir de manera práctica los beneficios que proporciona el buen uso de nuestros recursos naturales.

En muchos años no se han registrado nuevos emprendimientos en explotación de yacimientos mineros, después de San Cristóbal, quizá el más grande en cuanto al potencial del yacimiento y la implementación técnica de última generación que muestra positivos resultados. Es la mina privada que paga más regalías, la que no tiene problemas sociales y trabaja en un armonioso acuerdo con el Gobierno. Es cuestión de reglas claras y cumplimiento de metas.

Argumentando sobre el tema, rescatamos la opinión del ex ministro de Minería Jorge Espinoza que en uno de sus trabajos, señalaba que "el fin del superciclo de precios altos de minerales y metales, que duró casi una década nos encuentra en pañales, debido a la falta de una política minera seria". Añade el experto que "dejamos pasar la mejor época de toda la historia minera mundial y boliviana, tomando decisiones sólo al calor de la coyuntura favorable, incrementando tributos, no cumpliendo disposiciones legales y permitiendo la toma de operaciones mineras (inseguridad jurídica) y lo peor, descuidando totalmente la atracción de la inversión privada, la única que desde la nacionalización de las minas hizo posible la puesta en marcha de nuevas minas importantes", sostuvo.

Un complemento al argumento anterior recuerda la puesta en marcha de proyectos mineros de envergadura, como el de San Cristóbal del 2007, considerado el más importante hasta la fecha, además de San Bartolomé de la empresa Manquiri el 2008 y el proyecto de la American Silver, San Vicente desde el año 2009, todos del sector privado y con buen tiempo de meticulosa preparación para que sean proyectos de intenso desarrollo y rendimiento, que ampliaron las opciones de las exportaciones mineras bolivianas.

Una realidad que no se puede desconocer y que contrasta, así no guste a ciertas autoridades con lo que todavía sucede en la minería y metalurgia estatal, bajo el control de Comibol, con un rendimiento de sostenimiento y cierto margen de utilidades en mina Colquiri, en tanto que el otro importante yacimiento de Huanuni, arrastrando déficit en sus operaciones y manteniéndose con apoyo extraordinario del Gobierno central.

En la metalurgia, la instalación y funcionamiento del horno Ausmelt en el complejo de Vinto - Oruro, tardó más de lo previsto y en la actualidad las referencias de orden productivo señalan que mejora la producción y hasta fin de año se podría alcanzar los límites previstos de producción de hasta 14.500 TMF, con lo que se estaría tratando el total de la provisión de concentrados de Huanuni, Colquiri, cooperativas y pequeña minería privada. Empero en el otro extremo todavía se mantiene sin su total capacidad productiva la fundición de Karachipampa, conocida como el "elefante blanco" y que estuvo caminando a tropezones, aumentando las cifras de inversión gubernamental para evitar su cierre y posibilitar que su rendimiento futuro contribuya al desarrollo nacional.

Según la Comibol, en su más reciente publicación habla de que "Bolivia consolida industrialización del litio con recursos y científicos nacionales", añade que desde la puesta en marcha de las plantas piloto de carbonato de litio y de cloruro de potasio (KCI) se acomodaron en el mercado interno más de mil toneladas de KCI. Hay que recordar que también se han hecho experimentos para lograr materia prima con calidad baterías, precisamente para la producción de ese material que ha sido probado con excelentes resultados. Falta completar cronogramas de acción, que ojalá no demoren mucho, puesto que en la tardanza está el peligro, en este caso con la doble competencia de los países vecinos.

La otra alternativa tiene que ver con el Mutún, yacimiento en el que operará la firma china Sinosteel Equipment, que todavía está en fase de ajuste de su cronograma de acciones y tardará algo más de la presente gestión para iniciar el proceso de tratamiento del hierro en el Mutún. Sin embargo, de entrada y antes de que se ejecute el plan chino de la Sinosteel, el experto en siderurgia José Padilla, revela que en el Mutún se procesará 17 veces menos que con la Jindal Steel que se propuso trabajar con 10 millones de toneladas por año, mientras que la nueva concesionaria, sólo lo hará con 600 mil toneladas. Alguna explicación valedera habrá en ese caso, pues la perspectiva inicial estaría siendo reducida sustancialmente.

Por lo demás, según las autoridades, dentro y fuera de la Comibol, el caso de Colquiri es el de mayor proyección, tendrá apoyo de un moderno ingenio, similar situación que en el caso de Huanuni, pero que aún no tiene funcionalidad y debe sostenerse diversificando su producción. Son desafíos especiales, que en todo caso deben pasar de las buenas intenciones a la ejecución de proyectos.


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