lunes, 25 de abril de 2016

No hay información oficial sobre pérdidas y ganancias de la minería y la metalurgia

No se conocen oficialmente datos relacionados con las pérdidas y ganancias que se han generado en la actividad minero - metalúrgica en el país en la gestión pasada y en el primer trimestre del año en curso, lo que motiva ciertas dudas en torno al verdadero desarrollo de este rubro productivo nacional, considerado como el segundo más importante, luego de la producción de hidrocarburos y las ventas de nuestro gas a los mercados de Brasil y Argentina.

A diferencia de la actividad minera, que se la maneja bajo una "reserva" injustificada, en el caso petrolero hay fluida información sobre todo en materia de inversiones, desde la estatal YPFB y las empresas que con ella trabajan, los planes de exploración y las perspectivas de incrementar los volúmenes de los energéticos que producimos para mejorar los ingresos generales en el país.

En el caso de la minería, el tema de la caída de precios es una constante que se maneja como justificativo "esencial" de la crisis del sector, especialmente el que depende del Estado y que identifica claramente a la Empresa Minera Huanuni (EMH), la que sufre los fuertes embates de la caída de precios y sus dificultades para compensar sus costos de operación son realmente complicadas, las que en el último tiempo han marcado cifras en la línea roja.

Un artículo periodístico sobre "Pérdidas de Comibol", señala que Huanuni perdió más de 26 millones de dólares en la gestión 2015, se añade que "los costos de producción de Huanuni se manejan con demasiada reserva desde hace varios años y se ignora por ejemplo si aparte de las muchas inversiones realizadas antes, sólo por la inversión realizada en el nuevo ingenio de $us 55 millones y el fideicomiso de $us 15 millones, para la compra de equipos, asumiendo un tiempo de amortización de 10 años, anualmente se está cargando por depreciación $us 7 millones, eso significa $us 583.000 por mes. Por sus pérdidas el Gobierno concederá a Huanuni $us 35 millones adicionales, para pagar a sus acreedores y seguir funcionando".

El experto que maneja esos datos se pregunta "si se estará cargando depreciación en la planta hidrometalúrgica de Corocoro, con una inversión mayor a $us 20 millones o en la fundición de bismuto de Telamayu con más de $us 2 millones".

Dudas como las anteriores hay muchas otras, incluyendo el caso de Karachipampa en que también se han hecho fuertes inversiones y no se sabe cómo se programan las depreciaciones para que los aportes, considerados como gastos, no queden en lo que se denomina "fondo perdido", que constituiría un serio atentado a la economía nacional.

Volviendo al caso de la EMH, otras informaciones revelan que ésta mina considerada la más importante en manos del Estado, perdió en la gestión del 2015 la suma de $us 17,8 millones y no $us 26 millones como se menciona en una nota anterior, de acuerdo a la apreciación del ex ministro de minería José Pimentel, quién además da cuenta de la obtención de utilidades en Huanuni en varias gestiones, incluso sosteniendo una planilla de más de 4.500 trabajadores.

Por su parte, el actual gerente de la EMH Zelmar Andia, evalúa el ciclo de pérdidas haciendo una comparación en la cotización de la libra fina del estaño y el paulatino descenso de su precio, lo que de manera general significaría una pérdida mayor a $us 100 millones, considerando toda la variable del negativo proceso.

Se recuerda que hasta la nacionalización de la empresa en 2006, la producción era realizada con 818 trabajadores, elevándose ese número al absorber la empresa a más de 4 mil cooperativistas, lo que definió una planilla próxima a los 5 mil empleados, una carga abismal que distorsionó el equilibrio, entre costos de producción y utilidades de sostenimiento, pese a esa fuerte carga, Huanuni mostraba utilidades, las que fueron disminuyendo paulatinamente hasta llegar a los últimos años con un registro de pérdidas que colocan a la empresa en una situación de riesgo.

El número de trabajadores en la EMH ha disminuido a 3.710, debido al retiro voluntario de algunos mineros y la jubilación de otros, empero todavía la carga social sigue siendo alta para sostener operaciones en el marco de la racionalidad y equilibrio que permita cubrir gastos de operación y percibir mínimas utilidades.

La información que no es de tipo oficial, muestra otra faceta, al tratarse por ejemplo de la mina Colquiri, que con algo más de 1.200 trabajadores, logra utilidades, últimamente disminuidas por efecto de los precios bajos, pero que al cierre de gestión anotaron $us 5,8 millones. Se menciona Corocoro que logró $us 0,8 millones, en tanto que la fundición de Vinto ganó $us 3,9 millones.

Datos van y vienen, están en función a la apreciación de expertos, de ex autoridades del Ministerio de Minería y de la Comibol, otra información es la que manejan los trabajadores y no faltan algunas optimistas versiones sobre la disposición de recursos para encarar un "Plan de desarrollo Minero - Metalúrgico" con fuerte inversión, la que sin embargo no se da en la práctica, los interesados en el proceso, siguen esperando resultados positivos.



POLÍTICA MINERA

La carencia de una verdadera "Política Minera", es el punto débil para encarar el desarrollo de proyectos dirigidos a sustituir los viejos y agotados yacimientos, por otros renovados y tecnológicamente apropiados para un desarrollo intensivo y de envergadura para alcanzar metas de gran minería.

Otra debilidad es que no se aplica la Ley 535 de Minería y Metalurgia que fue promulgada en mayo del 2014, en un acto que se cumplió en la Gobernación de Oruro. Un mes más y habrán transcurrido dos años de ese hecho que en realidad se convierte en una traba para los fines de "reactivación" de la minería boliviana, pues al carecer de reglamentación, su uso prácticamente es nulo, además de que en ese mismo tiempo tampoco se ha podido establecer el régimen impositivo minero, labor encomendada a personal del Ministerio de Economía y Finanzas, que demora sin explicación alguna, la elaboración de esa escala de tributos y regalías que regirán en las operaciones de la minería y metalurgia del país.

Se habla de la necesidad de atraer capitales para el sector minero, pero al no existir claras "reglas de juego", es difícil que los inversionistas arriesguen fondos sin saber las condiciones de seguridad jurídica, esperando además que existan condiciones de incentivo para competir con las que prevalecen para este tipo de negocios en los países vecinos, donde el flujo de capitales externos permite un amplio crecimiento de las operaciones mineras.

De momento se menciona la asignación de algunos presupuestos para planes de emergencia, considerando uno especial, el de prospección y exploración minera, aunque de manera concreta no se mencionan avances sustantivos en este rubro.

Y el remate del análisis presente corresponde a la gran interrogante de quienes están vinculados a la actividad minera: ¿Cuánto tiempo más se demorará en la reestructuración de la hasta ahora pesada y burocrática Comibol? Es otro asunto que como los otros carece de información actualizada.

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