domingo, 9 de agosto de 2015

Gemas cruceñas esquivan la crisis externa de minerales

Un chorrito automático de agua cristalina empapa las gemas cruceñas mientras las cortan transversalmente con sierras diamantadas.
El proceso es para liberarlas de imperfecciones. Son 80 especialistas que hacen los cortes y seleccionan las piedras. Tienen la precisión de cirujanos.

Mientras hace un recorrido por la factoría, Ramiro Rivero hijo, ejecutivo de Anahí Jewelry Manufacturing S.R.L. (AJM), del grupo empresarial Anahí, precisa que son cuatro etapas de rigor en el taller de procesamiento. En Bolivia no hay otro igual. De ahí salen las piedras semipreciosas aserradas o como joyas terminadas.

En el mercado mundial las gemas aserradas valen más por su color, su rareza, su tipo de corte y su tamaño. “Sacamos entre tres y cuatro exportaciones por semana. Ahora tenemos tres exportaciones en pie, una para Hong Kong, otra para Estados Unidos y la otra para Tailandia”, precisa Rivero, hijo.

Una vez limpias de imperfecciones, en promedio, superan en tamaño, salvando excepciones, a la uña de un dedo pulgar.
Las gemas nacen de las mismas entrañas, pero son diferentes en colores y tamaños.

Tienen colores enigmáticos como el violeta intenso que se asemeja al séptimo color del espectro solar. Es el caso de la bolivianita que es la única gema en el mundo que tiene la inexplicable fusión perfecta de los colores violeta intenso y el amarillo (amatista con citrino). También hay piedras color violeta menos intenso, casi celeste, amarillo y casi transparente.

Son gemas hermanas que nacieron para viajar en avión a diferentes destinos del mundo, sin boleto de retorno. En los talleres especializados son convertidas en joyas para adornar cuerpos femeninos y masculinos. En Bolivia las bautizaron como la bolivianita, la ayoreita, amatista y citrino.

Son extraídas de una franja de unos 60 km de longitud en la frontera con Brasil.

El experto en minería, José Padilla, explica que el lugar es considerado el yacimiento de piedras semipreciosas más grande y prometedor de Bolivia situado en la provincia cruceña Germán Busch.

La demanda suena diferente

Ramiro Rivero, padre y fundador del grupo Anahí, es el mayor exportador del país de gemas semipreciosas. Es pionero en posicionar en los mercados internacionales el nombre de la empresa boliviana Anahí.

En 1989, él logró la concesión minera Anahí de 2.000 hectáreas en el municipio de Puerto Suárez. Ahora exporta a China, India, Tailandia y Hong Kong.

Sentado en una silla en la oficina de su hijo, tiene las manos apoyadas en la mesa de madera de color amarillo con extremos ovalados color caoba.

La tapa de vidrio deja ver, justo en medio, un canal horizontal atiborrado con piedras amatista y citrino.

Al referirse al escenario actual del negocio de exportación, tanto él como Padilla, por separado, coinciden en que el son de la música de la oferta y demanda que suena en el mercado mundial para las piedras semipreciosas es sui géneris.

No tiene nada que ver con el desplome de los precios y demanda de la minería de minerales metálicos industriales. Cada kilo exportado de gema aserrada desde Santa Cruz, según la calidad, oscila entre $us 300 y $us 1.500. Eso no cambia.

¿Cómo se explica? Mientras los chinos -que mueven el mercado de la demanda global- presionan el botón de baja velocidad a su producción con minerales como estaño, cobre, plata, zinc, entre otros, el negocio de la moda y gustos por la exquisitez en joyería no para.
Eso equivale a una verónica perfecta de torero para las ventas de gemas cruceñas.

“Este año va a ser como los otros donde hemos tenido buena demanda. Se va a mantener el volumen de la demanda internacional”, afirma Padilla.

Ramiro padre explica que el principal producto que exportan es la bolivianita. “Somos los únicos productores de esa gema en el mundo. No es afán nuestro generar grandes producciones, eso es ponerse la guillotina al cuello”, señala.

En promedio Anahí produce entre 150 y 180 toneladas anuales. De ese total, entre 5 y 6 toneladas de gemas alzan vuelo a mercados externos.
Para Ramiro hijo, el mercado de gemas es muy de moda. Pone como ejemplo que en los dos últimos años ha bajado un poco la moda del color amarillo y toca a los precios. “El color violeta está de moda, ahí, los precios se mantienen”, dice.

Lo que aclaran los Rivero es que si el mercado internacional le hace un guiño a las gemas, en Bolivia hay dificultades por el alza de salarios, el segundo aguinaldo y las normas que encarecen los costos operativos.

Los billetes de las regalías
Sumadas las cifras que chorrean de la producción departamental de los minerales, metálicos y no metálicos, Santa Cruz registró un salto.
Según la Gobernación, en 2012 la recaudación fue de Bs 11,3 millones y el 2014 de Bs 56 millones. La proyección es llegar a diciembre con más.
En cuanto a las exportaciones de minerales, en 2014 Bolivia registró $us 3.935 millones. En el primer semestre de 2015 superó los $us 1.500 millones.

Para Padilla la producción de gemas es un impulso para las regalías departamentales.

Ramiro padre es optimista sobre el futuro de su sector para 2015. En lo personal tiene una característica. No usa cadenas, esclavas o anillos. Al escuchar la pregunta ¿cuál es su joya preferida? Dispara su respuesta: “Ni aro de matrimonio tengo yo. A mi señora sí. Le gustan todas las gemas”

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