sábado, 3 de enero de 2015

El pecado de la imprevisión se siente ahora en el ritmo de producción minera

La gestión minera se acaba "sin pena ni gloria", como lo señalan expertos que han observado el transcurrir de las actividades particularmente del sector estatal, en el que se marcan con mucha claridad los graves problemas emergentes de la imprevisión administrativa de varias gestiones que vivieron en el auge de los buenos precios de minerales, pero no "separaron ni un centavo" para fines de contingencia para cuando decaiga el superciclo y los mineros necesiten fondos para contrarrestar el bajón de exportaciones y mantener sus operaciones en un límite productivo de sostenibilidad.

Entre arrepentidos jerarcas de la minería estatal tarde vienen los pesares y de nada sirve llorar ahora sobre la leche derramada. Sin embargo, por tratarse de bienes del Estado, en el caso de la explotación de nuestros recursos naturales y sobre todo si estos son parte de la estrategia productiva nacional, generadora de divisas para el Estado y regalías para los departamentos, mínimamente debe evaluarse el grado de responsabilidad de quienes no hubieran tomado previsiones adecuadas para enfrentar periodos de crisis.



POLÍTICA DE PRECIOS

En el caso de los hidrocarburos se sabe de una política especial de previsión en el manejo de los precios de exportación calculados en cifras justificables de operación, pero abriendo límites por si acaso bajasen los precios…y eso ha sucedido y por lo menos en el tiempo inmediato esa modalidad nos permitirá "capear el temporal", claro está que si los precios bajan más y ese proceso se prolonga por más tiempo, la situación se tornará conflictiva, por la disminución en el principal rubro de ingresos económicos para el país.

No es ningún descubrimiento, simplemente es parte de la lógica financiera en la que estamos inmersos como país productor y exportador de materias primas. Vale preguntarse entonces, ¿cuál es el futuro del país en corto plazo? La respuesta es simple, si los precios de las materias primas que exportamos siguen bajando, el resultado será que los ingresos nacionales tendrán una disminución que afectará a todo el presupuesto nacional, pero según las autoridades del área económica nacional, eso sucederá a mediano plazo.

La explicación del principal ejecutivo de la estatal petrolera YPFB, señala que la dramática caída de los precios internacionales del petróleo no afectará a Bolivia en los próximos meses de manera significativa, debido al sistema de cálculo de los precios del gas de exportación a la Argentina y el Brasil, sin embargo, advirtió que "si la disminución continúa al mismo ritmo, la situación podría tornarse delicada".

¿Cuán delicada? Es la duda que persiste, con una respuesta que no oculta lo que podría darse si se mantiene la caída de precios y sus efectos que en una primera fase serán leves, pero de persistir la reducción su efecto se sentirá de manera directa en el rubro de ingresos y ese es un serio problema. En el caso de los hidrocarburos la figura está más o menos definida y la esperanza es, como observan algunos analistas, los precios se recuperen de manera paulatina en el segundo trimestre del nuevo año.



CAUSA Y EFECTO

La situación de los minerales no es la misma y la causa del bajón de precios que tiene otras características en el sistema económico de las grandes potencias, la competencia entre poderosas factorías y las estrategias de orden productivo y uso de materias primas, puede mantener la situación actual con un promedio de presión sobre algunos minerales, otros pueden recuperarse levemente, pero en términos generales, el sistema productivo minero es más complejo en su perspectiva de recuperación, el efecto por lo mismo es crítico.

La esperanza de los sectores mineros estatal y cooperativizado está sujeta al apoyo que pueda concretar el Ejecutivo, como ya lo está haciendo, a través de fideicomisos por un lado y créditos por decreto supremo por el otro, en todo caso los recursos permitirán en un periodo de tiempo cierto sostenimiento que ojalá pueda por su duración, mantener las tareas productivas en el sector estatal que debe sortear el peor elemento, el desequilibrio entre precio del mineral y el costo de su extracción, situación que sólo puede enfrentarse con fuerte inversión para habilitar más vetas y parajes mineralizados y aumentar el volumen productivo.

En el caso de las cooperativas hay otro extremo y es que la producción se realiza en condiciones tradicionales, con menos obligación en costos, inclusive los sociales y puede mantenerse un ritmo extractivo con precio más bajo por libra fina en relación a las empresas de la Comibol que no tienen muchas opciones si por ejemplo, en el caso del estaño la libra fina baja de $us 9,00.



LEY MINERA Y REGLAMENTO

La minería privada por su parte espera la definición de reglas claras para facilitar las inversiones, que son absolutamente necesarias para compensar la disminución productiva del sector. La Ley Minera debe ser aplicada, pero con un buen reglamento y un añadido de normas tributarias que representen una invitación a inversionistas y de ningún modo un instrumento para frenar la incorporación de capitales externos en el desarrollo de importantes proyectos mineros, posiblemente los más grandes y cuyas metas se consideran parte de la estrategia económica del país.

Comienza otra gestión y en la misma deben cumplirse algunos objetivos delineados en el último trimestre del 2014, entre otros, la reestructuración de la Comibol, aspecto básico para encaminar un nuevo modelo administrativo con menos burocracia incompetente y más bien con mayor participación profesional del ramo, única forma de garantizar avances en los planes de prospección y exploración para garantizar la explotación efectiva de nuevos yacimientos. Hay que disminuir los discursos y cumplir pragmáticamente los proyectos de la producción minera en gran escala, avanzando con paso seguro en añadir valor agregado a nuestros concentrados, pero perfilando con urgencia el uso interno de esa importante materia prima en una nueva cadena industrial, que signifique mayor independencia en nuestra economía nacional.

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