lunes, 16 de mayo de 2011

Karachipampa

En el gobierno del Gral. Hugo Banzer mediante D.S. 14101 de 05/11/76 se autorizó la instalación de la fundición de minerales de plomo-plata de Karachipampa. El complejo se concluyó en enero de 1983, con una inversión de aproximadamente 180 millones de dólares que en 1985 fue absorbida por el TGN mediante el D.S. 21060. La fundición ubicada cerca de la ciudad de Potosí tiene una capacidad de tratamiento de 51.131 toneladas por año (TPA) de concentrados de plomo-plata, que deben tener leyes promedio de 47,36% Pb (24.216 TMF) y 3.989g/ton Ag y leyes máximas para otros elementos y compuestos (Sn 1,75%, Zn 9,14%, As 0,39%, S 21%, SiO2 6,49% etc.). Los productos serían plata electrolítica con 99,99% Ag y plomo refinado con 99,92% Pb, además de otros elementos y compuestos. Las producciones anuales una vez aplicadas las recuperaciones respectivas serían de 21.691 TMF Pb y 194 TMF Ag.

La tecnología de la fundición es el proceso ruso Kivcet utilizado exitosamente en la planta Samin de Portovesme (Italia), en un horno con capacidad del triple de Karachipampa. Es un proceso de fusión directa, basado en la utilización de oxígeno puro y energía eléctrica, empleando los procesos de fusión flash de los concentrados sulfurosos y los fundentes. Es una planta pequeña comparada con otras que utilizan el proceso Kivcet y mucho más pequeña que otras fundiciones con otra tecnología.

El especialista Simon D. Strauss es preciso cuando en 1987 decía: "Los motivos que justificaron la construcción de Karachipampa son claros: el deseo de los personeros del Gobierno de Bolivia de crear empleos, disminuir la dependencia de plantas procesadoras foráneas y diversificar la economía; por otra parte, los prestamistas extranjeros estaban deseosos de exportar maquinarias y de obtener contratos de construcción. El aumentar fuentes de trabajo y mayores ganancias de divisas del exterior, son objetivos legítimos. Las trampas del proyecto son igualmente claras, una inversión exagerada con relación al flujo probable de ingresos, provisión inadecuada de materias primas para la alimentación y una planta demasiado pequeña para competir en los mercados mundiales, donde existen competidores eficientes que se benefician de la economía de escalas".

El error capital para instalar esta fundición fue invertir el ciclo minero (exploración, extracción, concentración, fundición + refinación) explicado en el artículo "Fundiciones e industrialización minera" (LA PATRIA, Perspectiva Minera 22/04/11), pues a pesar de ser muy pequeña la capacidad anual instalada (24.216 TMF de plomo), excedió a la producción anual nacional: 1975-79: 18.293 TMF, 1980-89: 11.210 TMF, 1990-99: 18.120 TMF, 2000-06: 10.209 TMF. Sólo la puesta en marcha de San Cristóbal en 1987 elevó sustancialmente la producción de plomo hasta un promedio anual de 79.647 TMF entre 2008 y 2010, de las que 64.172 TMF correspondieron a San Cristóbal, lo que significa una producción de 15.478 TMF para el resto de la minería mediana, minería chica y cooperativa, insuficiente para alimentar a Karachipampa. Para fines comparativos indiquemos que la producción mundial de plomo en 2008 fue de 4.590.000 TMF, de las que China produjo 1.870.000 TMF y Bolivia 83.000 TMF (2%).

El 28 de junio de 2005 Comibol y la canadiense Atlas Precious Metals firmaron un contrato de riesgo compartido para la operación de Karachipampa. Pese al largo tiempo transcurrido el avance realizado por Atlas fue mínimo, por lo que este año se disolvió el contrato. Existiendo la determinación de Comibol de hacerlo por su cuenta, antes de ponerla en operación es urgente considerar varios aspectos:

1) Sólo si San Cristóbal aporta con concentrados de plomo-plata (fundidos actualmente en el exterior) podría funcionar Karachipampa, cuyo tiempo de operación estaría condicionado al funcionamiento de San Cristóbal, vale decir de aproximadamente 13 a 14 años más, porque actualmente no se está desarrollando ningún proyecto nuevo de producción de concentrados de plomo-plata y las minas en actual explotación pueden irse agotando.

2) San Cristóbal estaría pagando por el tratamiento de sus concentrados $us. 250 por tonelada. El "Estudio para el funcionamiento de Karachipampa" elaborado por el Viceministerio de Minería en 2002, con precios bajos de entonces de insumos y equipos y sin considerar depreciación estableció un costo de tratamiento de $us. 258/ ton. ¿Qué costo reactualizado tendría y quién pagaría la diferencia?

3) ¿Qué efecto metalúrgico tendrán los concentrados de San Cristóbal, que contienen aproximadamente 70% de plomo y 4.300 g/ton de plata, que están por encima de las leyes promedio establecidas para Karachipampa, especialmente el plomo?

4) Deberá tenerse certeza que los equipos instalados hace 28 años y nunca utilizados –cuya tecnología además ha sido mejorada- funcionarán satisfactoriamente, ya que en ese tiempo la planta estuvo "sólo con mantenimientos preventivos, casi sin pruebas al vacío, sin confirmar sistemas de control, medición y tableros", además "¿cómo será posible realizar estas tareas si no se tiene el personal calificado y no se los entrena en el manejo del sistema operativo?" como indica el Ing. Miguel Fernández que trabajó en su construcción.

5) Actualmente la fundición está rodeada de numerosas viviendas y campos de cultivo, por lo que la contaminación ambiental deberá estar totalmente resuelta.

Si las observaciones anteriores –y otras que podrían existir- son evaluadas técnica y económicamente y se llega a la conclusión que Karachipampa operará sin problemas y en forma rentable, su funcionamiento será beneficioso para la minería y el país. Caso contrario engrosará la larga lista de operaciones mineras estatales irrentables. Seguramente pronto conoceremos el informe de auditoría técnica de esta planta, que realiza la empresa española Zincobre Ingeniería para Comibol y que se dice se está concluyendo.

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