sábado, 17 de octubre de 2009

El litio: El oro gris enciende debate por concesiones

El litio está en los lugares más impensados. Algunos lo guardan en el botiquín del baño. Otros cargan el liviano mineral en teléfonos celulares, reproductores musicales y relojes. Incluso en su automóvil. No se ve, pero está. Especialmente en Chile.

De los diez millones de toneladas métricas de reserva de litio que existen en el planeta, cerca de nueve millones están ubicados en Bolivia, Argentina y Chile. No valen poco.

El precio de la tonelada ha subido un 238% desde 1998, empinándose hoy hasta US$ 6.000, equivalentes a poco más de $3 millones.

En 2008, según el Servicio Geológico de Estados Unidos, se produjo 27.400 toneladas a nivel mundial, un 6,2% más que en 2007. Su desarrollo no tiene techo: la demanda sigue creciendo a un ritmo cercano al 7% anual.

Chile y Argentina entregan hoy poco más del 55% del litio que demandan las industrias de los países industrializados, abasteciendo los requerimientos de Estados Unidos casi completamente. Todo ese mineral sale por puertos nacionales.

El litio no sólo se reparte en porciones pequeñas al interior de blackberries. También se emplea en los reactores atómicos para obtener titrio, un elemento que no existe en estado natural y que actúa como combustible en la fusión nuclear.

La industria automotriz, enfrentada al colapso económico y al próximo término de los combustibles fósiles, ha conseguido mejorar ostensiblemente sus prototipos eléctricos y se apronta a introducirlos masivamente a partir del próximo año en las naciones más desarrolladas.

“El potencial de este mineral está muy ligado a la tecnología de la industria automotriz. En los últimos meses ha estado debilitado por la recesión global, que ha afectado con fuerza a la producción de vehículos y también a la construcción, pero tiene un futuro enorme”, explica Carla Araya, analista de EuroAmerica.

En enero, en el marco del Salón Internacional del Automóvil de Detroit, General Motors (GM) anunció que lanzará el próximo año su modelo Volt, provisto de baterías de litio, en Corea. Otras compañías importantes del rubro -Toyota, Daimler Chrysler y BMW- están siguiendo la misma ruta, todas con baterías fabricadas en Europa.

Peugeot, por su parte, en colaboración con Mitsubishi Motors, presentó el reciente 17 de septiembre en el Salón de Frankfurt un nuevo vehículo 100% eléctrico, con funcionamiento basado en baterías de litio. Con una autonomía de 130 kilómetros, pretende responder a los nuevos retos de movilidad urbana y respeto al medio ambiente.

Estas empresas forman parte del grupo de gigantes que tiene sus ojos puestos en el triángulo geográfico conformado por los salares chilenos de Atacama, los bolivianos de Uyuni y Coipasa, y el argentino de Hombre Muerto. Esta región andina almacena el futuro del transporte terrestre de la humanidad.

EL REY DEL LITIO

Julio Ponce Lerou no tiene nada que envidiar a John Thomas North, el rey del salitre en el siglo XIX.

El ex yerno de Augusto Pinochet es el monarca de esta centuria. En alianza con la asiática Kowa, la empresa SQM, presidida por Ponce, domina actualmente el mercado mundial del litio desde Chile.

Gracias a concesiones obtenidas en 1992, la compañía extrae litio desde el salar de Atacama en óptimas condiciones naturales, estableciendo grandes ventajas en relación a los costos de extracción que tienen sus competidores.

RESERVAS EN BOLIVIA

En una entrevista reciente con la revista Qué Pasa, el gerente de SQM, Patricio Contesse, expresó sobre las reservas de litio en Bolivia que “el salar de Uyuni no se conoce bien, pues no ha habido una exploración.

Todo lo que se diga de Bolivia es especulación. Sí se conoce que hay litio, pero la calidad de las soluciones de la salmuera, que se mide por el contenido de litio, es significativamente inferior que las del salar de Atacama. Además con contenido de magnesio muy alto, que complica la producción de litio y la hace más cara”.

La firma estima que, en 2015, el 10% de los autos nuevos contará con baterías de litio, proporción que subirá al 20% en 2020, lo que significará un alza de la demanda de carbonato de litio de 93 mil toneladas de ahora a unas 160 mil en cinco años más.

“Aumentó su producción anual de litio desde 30 mil a 40 mil toneladas. Ese aumento, que hoy está en stand by por la baja en demanda que ha tenido en volumen debido a la recesión global, está disponible y si en algún minuto llegase a aparecer una oportunidad en término de baterías, la empresa podría responder rápido a estos requerimientos”, precisa Carla Araya de EuroAmérica.

La empresa Soquimich, origen de SQM, fue privatizada en un 99,99% por la Corfo entre 1983 y 1988. Julio Ponce pasó de ejecutivo de la entidad estatal a la presidencia de la compañía a través de controvertidas operaciones que no se aclaran hasta hoy.

SQM cuenta con la concesión del salar de Atacama hasta 2030. Además, de acuerdo a la Ley N° 16.319, la empresa tiene un acuerdo con la Comisión Chilena de Energía Nuclear respecto de la explotación y venta de litio del salar. El acuerdo fija cuotas para el tonelaje de litio que se les autoriza vender, cada año, desde Atacama.

Según fuentes de mercado, la administración de SQM está muy tranquila con su concesión y confía en que posteriormente será renovada.

“Las reglas del juego están claras. Aunque hoy el litio represente una parte menor de sus ingresos (8% del total), SQM tiene claro que ese mineral será una fuente económica relevante en el mediano plazo”, aseguran.

REVISIÓN DE CONCESIONES

El litio constituye un elemento estratégico de cara al futuro, sobre todo en materia de nuevas tecnologías digitales. Bajo ese prisma, varios parlamentarios ven con inquietud la concentración que existe en la propiedad del mineral. Sin embargo, otros sostienen que el Estado no puede intervenir en un negocio que hoy está, a su juicio, legítimamente en manos privadas.

Consultado por LND, el senador PS Ricardo Núñez, integrante de la Comisión de Minería de la cámara alta, señala que el mineral ha sido objeto de estudio en esa instancia legislativa y que él mismo propondrá en las próximas semanas una modificación del Código Minero para que este metal sea considerado estratégico, tal como hoy son el uranio y el torio.

“Si prospera la modificación, los yacimientos que hoy son explotados en el salar de Atacama tendrán que ser vendidos al Estado. SQM pidió concesiones para explotar salitre, no litio. El Estado no ha sabido vigilar los intereses nacionales en este asunto”, plantea.

La diputada socialista Isabel Allende, miembro de la comisión homóloga de la cámara baja, también espera que el Estado recupere el dominio del litio.

“Hay que terminar con la irracionalidad de hacer concesiones de por vida con capacidad de extracción superior a la capacidad de reposición del propio recurso. Riquezas como el litio eran parte de la soberanía del Estado. Con el golpe militar, hubo una serie de intervenciones oscuras. La forma en que se aplicaron estas privatizaciones hizo que emergieran fortunas ligadas con esas políticas dictatoriales”, afirma.

Allende agrega que se debe modificar el Código Minero con el fin de considerar el litio como elemento estratégico.

“Las nuevas tecnologías hacen descubrir elementos que antes no parecían tan relevantes. Debemos tener la capacidad de reconocer cuáles son los elementos estratégicos que nos pueden conducir al desarrollo de nuestro país. La idea es que Chile tenga un compromiso con esas grandes reservas”, justifica.

El senador UDI Jaime Orpis, representante de Tarapacá en la cámara alta, se opone a la idea de revisar la legislación. No cree conveniente deslegitimar las concesiones debido a que una acción de ese tipo generaría “ruidos innecesarios”.

“Es evidente todo el futuro que tiene el litio en el mundo, particularmente en las nuevas tecnologías y en el área nuclear. Muchas veces se ha cuestionado estas licitaciones, porque fueron otorgadas en el régimen militar. A mí no me parece correcto que un gobierno termine cuestionando estas licitaciones, porque va creando incertidumbre jurídica. En general, soy muy reacio a dejar sin efecto y a revisar este tipo de materias, independiente de quién sea el adjudicatario. Eso va creando un ruido innecesario en un tema que necesita mucha seguridad y certeza. Se van creando precedentes”, argumenta Orpis.

En cuanto a las aprensiones de Núñez respecto a que las concesiones fueron otorgadas para explotar salitre y no litio, Orpis insiste en que existen organismos contralores pertinentes.

“Si se quiere legislar, tiene que ser a futuro, no operando con efecto retroactivo. Si alguien no se está ateniendo al tema, la vía no es dejar sin efecto la concesión, sino que se debe recurrir a los organismos contralores. El efecto retroactivo es algo muy delicado. ¿Qué argumentos vas a tener para no operar respecto de otro tipo de concesiones? Se puede abrir una caja de Pandora”, sostiene.

Pensando en innovaciones a futuro, el diputado PRSD Marco Espinosa, también miembro de la Comisión de Minería, cree conveniente estudiar la aplicación de un impuesto a la extracción del litio, dada su condición de mineral no renovable.

“Hay que tener definiciones de ese tipo. Es necesario establecer mecanismos que eviten la sobreexplotación de este recurso no renovable, estableciendo, por ejemplo, cuotas de extracción y también abriendo el mercado a otros operadores, siempre y cuando eso sea acompañado por un royalty que permita que la explotación de este recurso sea provechoso para el país”, propone.

La subregión andina que comunica a Chile, Bolivia y Argentina, con salidas expeditas hacia los puertos del Pacífico, se encamina, aparentemente, a transformarse en la gran proveedora del oro gris que el planeta requiere en el siglo XXI. No se puede improvisar.

HOMBRE MUERTO CAMINANDO

En la sierra trasandina de Catamarca, limitando con la provincia de Salta, se ubica el principal yacimiento de litio de Argentina, el salar del Hombre Muerto, explotado por la sociedad estadounidense FMC Lithium Corp.

Esta compañía, gracias al Tratado de Integración Minero Argentino-Chileno, cuenta con la facilidad de una salida directa al océano Pacífico, ahorrándose el traslado del mineral a puertos del Atlántico.

Argentina vende litio a Estados Unidos, Inglaterra, Alemania, China, Rusia, Japón y Holanda por un monto que llegó a las 3.200 toneladas métricas en 2008.

Una empresa australiana explora nuevos potenciales yacimientos en Jujuy, Salta, Córdoba y Catamarca; y una compañía canadiense, Lithium One, ha mostrado interés en invertir en su explotación (La Nación).

Portal Minero

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